/ martes 22 de marzo de 2022

A reflexionar | Adelante, hijos de la patria

“La superioridad de algunos hombres es meramente local. Son grandes porque sus asociados son pequeños”: Samuel Johnson

Sergio Armendáriz Royval

Por ningún motivo los mexicanos seremos colaboracionistas de la dictadura. Nuestra historia nos forjó en el yunque férreo de la lucha por la libertad, este concepto arrojó sangre de quienes construimos la patria de la República, de la ley y de las instituciones. Los dictadores usurpan las libertades que una nación logró y que las ha defendido y las defenderá con la valentía y el honor que nos heredaron nuestros ancestros. Los insultos, las diatribas y los sarcasmos que el dictador utiliza a diario son conductas para pretender presentarse como el caudillo de los mexicanos, como un ente superior aposentado en el trono ignominioso del delirio de grandeza. Recordamos a Luis XIV de Francia, que como rey “por derecho divino” no reconoció al Estado y expresaba: “le etat le moi”, y “yo soy mi primer ministro”. Por analogía, el dictador mexicano ordena: “hágase esta obra, cambien esta ley, destruyan los órganos institucionales…”. Ahora exige que se venere y se realice el culto a su personalidad. La historia ya le tiene su lugar en el museo del terror, por quebrantar nuestra economía, dividir a los hijos de la patria, por no detener los baños de sangre que a diario consuma la delincuencia organizada, por desprestigiar la política exterior de nuestro país, por destruir la educación pública, la investigación científica y dejar abandonados a los enfermos, al no proporcionar medicamentos para enfermedades de alto riesgo (cáncer, diabetes, hipertensión, derrames cerebrales).

A la mitad de su gestión despótica, la inflación se enseñorea en la canasta básica, al mismo tiempo, miles de compatriotas perdieron sus empleos, la miseria generalizada es evidente. El gobierno de Enrique Peña Nieto entregó al dictador un país próspero, con una expansión de la inversión privada y extranjera, con una inflación de 3.2% anual, sin embargo hoy (febrero de 2022) la inflación llegó al 7.7%. Definitivamente nuestra amada patria es un desastre, pero eso sí con ciclópeos gastos del erario en obras de relumbrón que afectan el desarrollo de la nación entera. Lo inaceptable se está dando en regiones, municipios y estados de la Federación con sus gobernantes democráticamente, al fabricar “supuestos” delitos para arrancarle a la oposición los cargos que desempeñan. ¿Hasta cuándo soportará la nación mexicana semejantes agravios? ¿Hasta cuándo los gobernadores morenos tendrán posición de privilegio presupuestal, y los de oposición seguirán de limosneros del dictador? ¡Que el INE se consolide como la institución respetable que brinde a los ciudadanos la certidumbre de los procesos electorales! Todos tenemos la voz y el voto para llevar a México por el sendero del progreso y no a “esperanzas fútiles” que sólo se usan en la retórica retorcida.


“La superioridad de algunos hombres es meramente local. Son grandes porque sus asociados son pequeños”: Samuel Johnson

Sergio Armendáriz Royval

Por ningún motivo los mexicanos seremos colaboracionistas de la dictadura. Nuestra historia nos forjó en el yunque férreo de la lucha por la libertad, este concepto arrojó sangre de quienes construimos la patria de la República, de la ley y de las instituciones. Los dictadores usurpan las libertades que una nación logró y que las ha defendido y las defenderá con la valentía y el honor que nos heredaron nuestros ancestros. Los insultos, las diatribas y los sarcasmos que el dictador utiliza a diario son conductas para pretender presentarse como el caudillo de los mexicanos, como un ente superior aposentado en el trono ignominioso del delirio de grandeza. Recordamos a Luis XIV de Francia, que como rey “por derecho divino” no reconoció al Estado y expresaba: “le etat le moi”, y “yo soy mi primer ministro”. Por analogía, el dictador mexicano ordena: “hágase esta obra, cambien esta ley, destruyan los órganos institucionales…”. Ahora exige que se venere y se realice el culto a su personalidad. La historia ya le tiene su lugar en el museo del terror, por quebrantar nuestra economía, dividir a los hijos de la patria, por no detener los baños de sangre que a diario consuma la delincuencia organizada, por desprestigiar la política exterior de nuestro país, por destruir la educación pública, la investigación científica y dejar abandonados a los enfermos, al no proporcionar medicamentos para enfermedades de alto riesgo (cáncer, diabetes, hipertensión, derrames cerebrales).

A la mitad de su gestión despótica, la inflación se enseñorea en la canasta básica, al mismo tiempo, miles de compatriotas perdieron sus empleos, la miseria generalizada es evidente. El gobierno de Enrique Peña Nieto entregó al dictador un país próspero, con una expansión de la inversión privada y extranjera, con una inflación de 3.2% anual, sin embargo hoy (febrero de 2022) la inflación llegó al 7.7%. Definitivamente nuestra amada patria es un desastre, pero eso sí con ciclópeos gastos del erario en obras de relumbrón que afectan el desarrollo de la nación entera. Lo inaceptable se está dando en regiones, municipios y estados de la Federación con sus gobernantes democráticamente, al fabricar “supuestos” delitos para arrancarle a la oposición los cargos que desempeñan. ¿Hasta cuándo soportará la nación mexicana semejantes agravios? ¿Hasta cuándo los gobernadores morenos tendrán posición de privilegio presupuestal, y los de oposición seguirán de limosneros del dictador? ¡Que el INE se consolide como la institución respetable que brinde a los ciudadanos la certidumbre de los procesos electorales! Todos tenemos la voz y el voto para llevar a México por el sendero del progreso y no a “esperanzas fútiles” que sólo se usan en la retórica retorcida.