/ sábado 14 de agosto de 2021

Antes que se nos olvide el ayer

La frase “Las cosas ya no son como antes” es imperecedera, la escuchamos de nuestros abuelos, padres, tíos, etc., y ahora es mencionada, principalmente por quienes han rebasado los treinta y tantos. Por lógica, a medida que transcurre el tiempo, el mundo cambiará en diversos aspectos, obviamente, ahora la sociedad se comporta de manera distinta a la de hace 25 años, pero el cambio ha sido radical en algunos aspectos.

Antes, cuando un alumno molestaba a otro de forma reiterada, se decía, “ya te agarró de su puerquito ¡aguas!” y el consejo paternal regularmente era: “No te dejes, defiéndete, porque si no, así te traerá todo el año”. El jovencito por lo general acataba la orden, enfrentaba al abusón en una breve pelea, casi siempre resultaba triunfador el ofendido y el fastidioso se alejaba. Esta manera de solucionar el conflicto quizás era influenciada por los programas de televisión que se transmitían, por ejemplo, un Chavo del Ocho se defendía del presumido Quico, que buscaba humillarlo, obviamente no se mencionaba la palabra bullying, incluso cuando el mismo Chavo le llamaba cuerpo de pelota a Ñoño o le decía cachetes de marrana flaca a Quico, seguramente en estos tiempos ese programa hubiera sido censurado, señalado en redes sociales de fomentar el bullying, de dañar a los niños, sin embargo en los años que estuvo al aire fue muy exitoso y hasta donde se sabe, no hubo infantes traumados.

Ahora, muchos tratan a sus mascotas como humanos, les llaman perrijos o gatijos, esto no ha pasado desapercibido por los empresarios que desde hace unos años ofrecen ropa, golosinas, juguetes, cementerios, pañales, spa, hoteles y parque de diversiones, exclusivos para mascotas, y claro, si algún perrito o gatito se le detecta algún problema mental, también está disponible el psicólogo de animalitos, antes hubiera sido un chiste, ahora es real.

Hoy existe un mayor respeto por las preferencias sexuales de cada persona, y está muy bien, sin embargo, una cosa es respetar y otra estar de acuerdo, por ejemplo, cuando alguien manifiesta que no comulga con la homosexualidad, es atacado e insultado, como si hubiera realizado un pecado capital, ¿no se supone que la tolerancia debe ser recíproca?

Actualmente la mujer ha levantado la voz para que se le valore, respete y romper con estereotipos que dañaban su imagen, perfecto, sin embargo, en su afán de eliminarlos algunas mujeres han decidido no apegarse a la figura clásica femenina, dejando de depilarse el rostro y cuerpo en general, cada quien, pero dejarse crecer el vello de todas partes, no creo que ayude mucho. Así mismo, están en contra de los certámenes de belleza, pues dicen que fomentan un concepto erróneo de la mujer, que la degradan, puede ser, pero gracias a esos concursos se han dado a conocer mujeres inteligentes, que ahora hacen una labor social destacada en sus comunidades y probablemente no están arrepentidas de haber participado en ellos.

Hay un video que circula en redes sociales, donde un señor de cincuenta y tantos, que se encuentra en un consultorio, pide la jeringa y se inyecta en el brazo sin inmutarse, luego, aparece un jovencito chillando desesperadamente, al ver que lo van a vacunar. Quizás esto ejemplifica porque se le llama a los millennials la generación de cristal, quienes son criticados por su hipersensibilidad, claro, no todo es negativo en ellos, han sido pieza fundamental en diversos cambios de nuestra sociedad, definitivamente, “las cosas ya no son como antes”.

La frase “Las cosas ya no son como antes” es imperecedera, la escuchamos de nuestros abuelos, padres, tíos, etc., y ahora es mencionada, principalmente por quienes han rebasado los treinta y tantos. Por lógica, a medida que transcurre el tiempo, el mundo cambiará en diversos aspectos, obviamente, ahora la sociedad se comporta de manera distinta a la de hace 25 años, pero el cambio ha sido radical en algunos aspectos.

Antes, cuando un alumno molestaba a otro de forma reiterada, se decía, “ya te agarró de su puerquito ¡aguas!” y el consejo paternal regularmente era: “No te dejes, defiéndete, porque si no, así te traerá todo el año”. El jovencito por lo general acataba la orden, enfrentaba al abusón en una breve pelea, casi siempre resultaba triunfador el ofendido y el fastidioso se alejaba. Esta manera de solucionar el conflicto quizás era influenciada por los programas de televisión que se transmitían, por ejemplo, un Chavo del Ocho se defendía del presumido Quico, que buscaba humillarlo, obviamente no se mencionaba la palabra bullying, incluso cuando el mismo Chavo le llamaba cuerpo de pelota a Ñoño o le decía cachetes de marrana flaca a Quico, seguramente en estos tiempos ese programa hubiera sido censurado, señalado en redes sociales de fomentar el bullying, de dañar a los niños, sin embargo en los años que estuvo al aire fue muy exitoso y hasta donde se sabe, no hubo infantes traumados.

Ahora, muchos tratan a sus mascotas como humanos, les llaman perrijos o gatijos, esto no ha pasado desapercibido por los empresarios que desde hace unos años ofrecen ropa, golosinas, juguetes, cementerios, pañales, spa, hoteles y parque de diversiones, exclusivos para mascotas, y claro, si algún perrito o gatito se le detecta algún problema mental, también está disponible el psicólogo de animalitos, antes hubiera sido un chiste, ahora es real.

Hoy existe un mayor respeto por las preferencias sexuales de cada persona, y está muy bien, sin embargo, una cosa es respetar y otra estar de acuerdo, por ejemplo, cuando alguien manifiesta que no comulga con la homosexualidad, es atacado e insultado, como si hubiera realizado un pecado capital, ¿no se supone que la tolerancia debe ser recíproca?

Actualmente la mujer ha levantado la voz para que se le valore, respete y romper con estereotipos que dañaban su imagen, perfecto, sin embargo, en su afán de eliminarlos algunas mujeres han decidido no apegarse a la figura clásica femenina, dejando de depilarse el rostro y cuerpo en general, cada quien, pero dejarse crecer el vello de todas partes, no creo que ayude mucho. Así mismo, están en contra de los certámenes de belleza, pues dicen que fomentan un concepto erróneo de la mujer, que la degradan, puede ser, pero gracias a esos concursos se han dado a conocer mujeres inteligentes, que ahora hacen una labor social destacada en sus comunidades y probablemente no están arrepentidas de haber participado en ellos.

Hay un video que circula en redes sociales, donde un señor de cincuenta y tantos, que se encuentra en un consultorio, pide la jeringa y se inyecta en el brazo sin inmutarse, luego, aparece un jovencito chillando desesperadamente, al ver que lo van a vacunar. Quizás esto ejemplifica porque se le llama a los millennials la generación de cristal, quienes son criticados por su hipersensibilidad, claro, no todo es negativo en ellos, han sido pieza fundamental en diversos cambios de nuestra sociedad, definitivamente, “las cosas ya no son como antes”.