/ jueves 28 de marzo de 2024

Crisis bélica, civilización en peligro. Parte I

Junto a la crisis climática, vivimos una crisis bélica consistente hasta hoy en dos guerras locales, una en Ucrania y otra en Palestina. Ambas tienen aparentes motivaciones nacionales: la de Ucrania por la invasión militar rusa de febrero de 2021; la de Palestina por el ataque terrorista del grupo Hamas contra Israel del 7 de octubre de 2023.

Ambas pueden volverse guerras regionales, de Europa y de Medio Oriente, por sus causas profundas y complejas que propician su ampliación: la confrontación entre dos grandes potencias, Estados Unidos (EUA) y Rusia, que se disputan el poder y la dominación económica, militar y política mundial, como lo reconoce el jefe para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, el español Josep Borrel: “No podemos permitir que Rusia gane la guerra, de lo contrario los intereses estadounidenses y europeos se verían perjudicados. No es cuestión de generosidad, de apoyo a Ucrania porque amemos al pueblo ucraniano. Es por nuestro propio interés”. (citad 2024/03/26 por Paco Arnaud @ciudadfutura, elcomun.es y otros medios). Con otras palabras, dijo lo mismo el Presidente de Francia.

Estas guerras, como antes las de Corea (1950-1953), Indochina (1946-1955), Vietnam (1955-1975), Irán-Irak (1980-1988), guerras en Yugoslavia (1991-2001) y decenas más con cientos de miles de muertos, civiles la mayoría, tienen sus raíces en uno de los malos frutos de la Segunda Guerra Mundial: la formación de bloques económico-militares confrontados y excluyentes entre sí.

Por un lado, EUA formó en 1949 la alianza militar Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para enfrentar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) encabezada por Rusia, agrupando a Canadá y 10 países del occidente de Europa liberados en 1945 de la ocupación alemana por tropas aliadas. Por otro lado, la URSS formó en 1955 la organización militar del Pacto de Varsovia para enfrentar a la OTAN, con 8 países del Este de Europa liberados por la URSS de la ocupación alemana.

Aquellos bloques se han transformado, pero la confrontación persiste. En 1991 se disolvió la URSS y el Pacto de Varsovia, Rusia perdió fuerza como potencia, pero está recuperándola. La OTAN se extiende hacia al Este, de 12 países originales a 32 países hasta hoy, todos los de Europa salvo 7 y Rusia. Se ha agregado otro polo político- militar sin un bloque formal, la República Popular China, salida del atraso económico y las hambrunas para devenir una gran potencia económica con tratados comerciales y de inversión con 145 países de los cinco continentes, incluyendo países que fueron hasta hace muy poco cercanos aliados de EUA y Europa.

Terminó el mundo unipolar dominado solo por EUA (1991 a la década de 2010), al que algunos denominaron “el fin de la Historia” sin más cambios, o “el triunfo absoluto del liberalismo”. Surgió un mundo tripolar: EUA como potencia económico-militar, de régimen liberal mandado por grupos económicos; Rusia recuperada como potencia, centralizada y autoritario; y China como nueva potencia económica y militar, de régimen también vertical y autoritario, con tal poder económico que no ha necesitado imponer abiertamente ningún régimen político a sus aliados y allegados. Las tres potencias y sus bloques tienen enormes ejércitos y armas nucleares suficientes para acabar con el Mundo.

La gran y final confrontación puede suceder o no suceder.

Continuaremos.

purangarchih@gmail.com

Junto a la crisis climática, vivimos una crisis bélica consistente hasta hoy en dos guerras locales, una en Ucrania y otra en Palestina. Ambas tienen aparentes motivaciones nacionales: la de Ucrania por la invasión militar rusa de febrero de 2021; la de Palestina por el ataque terrorista del grupo Hamas contra Israel del 7 de octubre de 2023.

Ambas pueden volverse guerras regionales, de Europa y de Medio Oriente, por sus causas profundas y complejas que propician su ampliación: la confrontación entre dos grandes potencias, Estados Unidos (EUA) y Rusia, que se disputan el poder y la dominación económica, militar y política mundial, como lo reconoce el jefe para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, el español Josep Borrel: “No podemos permitir que Rusia gane la guerra, de lo contrario los intereses estadounidenses y europeos se verían perjudicados. No es cuestión de generosidad, de apoyo a Ucrania porque amemos al pueblo ucraniano. Es por nuestro propio interés”. (citad 2024/03/26 por Paco Arnaud @ciudadfutura, elcomun.es y otros medios). Con otras palabras, dijo lo mismo el Presidente de Francia.

Estas guerras, como antes las de Corea (1950-1953), Indochina (1946-1955), Vietnam (1955-1975), Irán-Irak (1980-1988), guerras en Yugoslavia (1991-2001) y decenas más con cientos de miles de muertos, civiles la mayoría, tienen sus raíces en uno de los malos frutos de la Segunda Guerra Mundial: la formación de bloques económico-militares confrontados y excluyentes entre sí.

Por un lado, EUA formó en 1949 la alianza militar Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para enfrentar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) encabezada por Rusia, agrupando a Canadá y 10 países del occidente de Europa liberados en 1945 de la ocupación alemana por tropas aliadas. Por otro lado, la URSS formó en 1955 la organización militar del Pacto de Varsovia para enfrentar a la OTAN, con 8 países del Este de Europa liberados por la URSS de la ocupación alemana.

Aquellos bloques se han transformado, pero la confrontación persiste. En 1991 se disolvió la URSS y el Pacto de Varsovia, Rusia perdió fuerza como potencia, pero está recuperándola. La OTAN se extiende hacia al Este, de 12 países originales a 32 países hasta hoy, todos los de Europa salvo 7 y Rusia. Se ha agregado otro polo político- militar sin un bloque formal, la República Popular China, salida del atraso económico y las hambrunas para devenir una gran potencia económica con tratados comerciales y de inversión con 145 países de los cinco continentes, incluyendo países que fueron hasta hace muy poco cercanos aliados de EUA y Europa.

Terminó el mundo unipolar dominado solo por EUA (1991 a la década de 2010), al que algunos denominaron “el fin de la Historia” sin más cambios, o “el triunfo absoluto del liberalismo”. Surgió un mundo tripolar: EUA como potencia económico-militar, de régimen liberal mandado por grupos económicos; Rusia recuperada como potencia, centralizada y autoritario; y China como nueva potencia económica y militar, de régimen también vertical y autoritario, con tal poder económico que no ha necesitado imponer abiertamente ningún régimen político a sus aliados y allegados. Las tres potencias y sus bloques tienen enormes ejércitos y armas nucleares suficientes para acabar con el Mundo.

La gran y final confrontación puede suceder o no suceder.

Continuaremos.

purangarchih@gmail.com