/ jueves 15 de febrero de 2024

Perspectivas socioeconómicas de México 2024. Parte III. Inversión privada y pública

La economía mexicana ha recuperado su nivel de producción anterior a la pandemia, con tres años seguidos de crecimiento económico: 4.8% en 2021, 3.9% en 2022 y 2.8% estimado en 2023. Esto después de la peor caída desde la Gran Depresión de 1932 al contraerse la economía un 0.1% en 2019 y 8.2% en 2020, por la pandemia del Covid-19.

El factor principal de la recuperación ha sido el gasto privado -lo que los hogares de todos los niveles económicos gastan para su consumo cotidiano-, apoyado en buena medida por la recuperación del empleo y el ingreso al reanudarse la actividad económica y por el aumento del salario y el gasto social de Bienestar que va directamente al consumo de las familias de menores ingresos.

La inversión pública y privada, el factor que tradicionalmente se considera el principal motor de la económica –gasto privado y gasto público en maquinaria, equipo, edificios, infraestructura y tecnología-, ha mostrado debilidad en la última década, con prácticamente un nulo crecimiento desde 2012 hasta 2018, seguido de la fuerte contracción de 53% de mediados de 2018 a mediados de 2020 por efectos de la pandemia.

Pasada la pandemia se ha producido un notable aumento de la inversión productiva -inversión fija bruta-, de 20% en el corto periodo de agosto de 2022 a noviembre de 2023. Se prevé que siga esta tendencia, generada por la inversión fija privada compuesta por el ingreso de capital extranjero y la inversión privada nacional alentadas ambas por la relocalización de empresas de otros continentes en territorio mexicano cercano a Estados Unidos.

En cuanto a la inversión fija bruta pública, que generalmente se aplica en infraestructura de en servicios públicos productivos y no productivos, favorable sobre todo al sector privado, ha sido débil desde inicios del presente siglo, con etapas de estancamiento y de disminución.

Al respecto de este importante renglón que es la inversión pública, cabe señalar cuatro etapas recientes contrastadas. Una primera etapa de 1998 a 2007, en la que se aumentó la inversión pública en un ritmo sostenido de 6% anual promedio, duplicando en esos 10 años su nivel de 1998; se invirtió sobre todo en infraestructura de servicios para las empresas privadas.

Una segunda etapa de 2008 hasta 2018, de reducción del ritmo de inversión pública hasta acumular una disminución de 59 puntos porcentuales, lo que representa casi 5% anual promedio de disminución, para regresar a los niveles de inversión pública de 2002 y 2003.

Una tercera etapa es la ocasionada por la pandemia del Covid-19, de mediados de 2018 a mediados de 2021, con una aguda caída de 23 puntos porcentuales.

La cuarta etapa se ha iniciado a mediados de 2021, continúa en 2023 y posiblemente hasta 2024, con un aumento significativo de 11% anual promedio en la inversión pública que contribuye al crecimiento económico general, con efectos directos en aumentos del empleo y del gasto privado, aunque no se ha llegado al nivel de inversión pública previo a la pandemia.

Una limitante de la inversión pública es hoy la baja recaudación fiscal en relación al alto nivel de actividad económica privada. No se ha realizado una reforma fiscal para que paguen más los grandes capitales, sobre todo el capital financiero, que están obteniendo ahora las más altas utilidades de la historia del país.

purangachih@gmail.com


La economía mexicana ha recuperado su nivel de producción anterior a la pandemia, con tres años seguidos de crecimiento económico: 4.8% en 2021, 3.9% en 2022 y 2.8% estimado en 2023. Esto después de la peor caída desde la Gran Depresión de 1932 al contraerse la economía un 0.1% en 2019 y 8.2% en 2020, por la pandemia del Covid-19.

El factor principal de la recuperación ha sido el gasto privado -lo que los hogares de todos los niveles económicos gastan para su consumo cotidiano-, apoyado en buena medida por la recuperación del empleo y el ingreso al reanudarse la actividad económica y por el aumento del salario y el gasto social de Bienestar que va directamente al consumo de las familias de menores ingresos.

La inversión pública y privada, el factor que tradicionalmente se considera el principal motor de la económica –gasto privado y gasto público en maquinaria, equipo, edificios, infraestructura y tecnología-, ha mostrado debilidad en la última década, con prácticamente un nulo crecimiento desde 2012 hasta 2018, seguido de la fuerte contracción de 53% de mediados de 2018 a mediados de 2020 por efectos de la pandemia.

Pasada la pandemia se ha producido un notable aumento de la inversión productiva -inversión fija bruta-, de 20% en el corto periodo de agosto de 2022 a noviembre de 2023. Se prevé que siga esta tendencia, generada por la inversión fija privada compuesta por el ingreso de capital extranjero y la inversión privada nacional alentadas ambas por la relocalización de empresas de otros continentes en territorio mexicano cercano a Estados Unidos.

En cuanto a la inversión fija bruta pública, que generalmente se aplica en infraestructura de en servicios públicos productivos y no productivos, favorable sobre todo al sector privado, ha sido débil desde inicios del presente siglo, con etapas de estancamiento y de disminución.

Al respecto de este importante renglón que es la inversión pública, cabe señalar cuatro etapas recientes contrastadas. Una primera etapa de 1998 a 2007, en la que se aumentó la inversión pública en un ritmo sostenido de 6% anual promedio, duplicando en esos 10 años su nivel de 1998; se invirtió sobre todo en infraestructura de servicios para las empresas privadas.

Una segunda etapa de 2008 hasta 2018, de reducción del ritmo de inversión pública hasta acumular una disminución de 59 puntos porcentuales, lo que representa casi 5% anual promedio de disminución, para regresar a los niveles de inversión pública de 2002 y 2003.

Una tercera etapa es la ocasionada por la pandemia del Covid-19, de mediados de 2018 a mediados de 2021, con una aguda caída de 23 puntos porcentuales.

La cuarta etapa se ha iniciado a mediados de 2021, continúa en 2023 y posiblemente hasta 2024, con un aumento significativo de 11% anual promedio en la inversión pública que contribuye al crecimiento económico general, con efectos directos en aumentos del empleo y del gasto privado, aunque no se ha llegado al nivel de inversión pública previo a la pandemia.

Una limitante de la inversión pública es hoy la baja recaudación fiscal en relación al alto nivel de actividad económica privada. No se ha realizado una reforma fiscal para que paguen más los grandes capitales, sobre todo el capital financiero, que están obteniendo ahora las más altas utilidades de la historia del país.

purangachih@gmail.com