/ jueves 13 de enero de 2022

De kínder

En conocimiento y apreciación del estado actual de la naturaleza y lo que se está haciendo con ella y en ella, estoy en el nivel de kínder. En las limpiezas que hago estoy enfocada en el problema de la basura que se ve, pero hay otro mundo paralelo que esconde la más peligrosa y mortal basura. Cuando nos sentamos a saborear un delicioso platillo, una refrescante bebida, cuando compramos esto y aquello, nunca pensamos en que se tuvo que hacer para que ese producto o deleite nos llegara. La distancia que nos separa de los métodos de obtención y fabricación de millones de productos es demasiada. El dinero y el poder son los reyes de la oferta y demanda y la atención está puesta en cuánto se puede ganar y comprar ¡lo demás vale madre!

Cada vez que sale un enorme barco de pesca surge un fenómeno de piratería en alta mar, ni quien vea lo que hacen y deshacen, muy difícil vigilar esa inmensidad, esas embarcaciones actúan a su antojo. Muchos de estos monstruos matan a más de 300 delfines en una sola travesía, arrasando desde el fondo todo a su paso. La pesca del camarón no respeta vedas, las ballenas están en constante peligro y la aleta de tiburón que es que hace un caldo afrodisiaco ¡Qué estupidez! ¡Por favor! ¿Cómo puedo seguir comiendo sabiendo los métodos de la crueldad de como se obtiene este y este otro producto? Me siento como un náufrago viendo el mar de la humanidad como un tsunami arrasando con todo, me entró un pánico de que no podamos regresar al puerto de la cordura. La inmensidad y profundidad del océano no nos deja ver las atrocidades que en el mar se cometen para que sigamos tragando y desperdiciando en exceso, para que grandes compañías se hagan millonarias. Y el sinnúmero de fábricas en todo el mundo que escoden su lado oscuro que va desde contaminación al medio ambiente y maltrato y esclavitud de las personas más pobres y vulnerables. Me siento como un grano de arena, mecida por el ritmo destructor de la inconsciencia, revolcada en la impotencia, porque a final de cuentas soy parte de todo esto, la crueldad de los métodos de oferta y demanda están en mucho de lo que consumo.

Pero no puedo derrumbarme, ya sé de las atrocidades de la pesca, de la crueldad de la crianza de animales en tierra, de la devastación de terrenos para cultivos que acaban con ecosistemas. Sé que los poderosos son capaces de todo con tal de seguir “ganando”. ¿Quién los va a detener? ¿Acaso hay manera de que esto cambie antes de llegar al NO remedio? ¿O el libre albedrío nos llevará a consecuencias inimaginables?

Me han llamado negativa, y no lo acepto, soy realista, los seres humanos necesitamos un cambio de 180º ¡Ya! Estoy cursando el kínder en el tema ambiental, pero invito a los niveles más altos a hacer algo, a valorar que es lo realmente valioso y desde su liderazgo hacer la diferencia. Los de kínder también podemos hacer mucho reduciendo el consumo, la moderación nos dará salud en todos los aspectos.



En conocimiento y apreciación del estado actual de la naturaleza y lo que se está haciendo con ella y en ella, estoy en el nivel de kínder. En las limpiezas que hago estoy enfocada en el problema de la basura que se ve, pero hay otro mundo paralelo que esconde la más peligrosa y mortal basura. Cuando nos sentamos a saborear un delicioso platillo, una refrescante bebida, cuando compramos esto y aquello, nunca pensamos en que se tuvo que hacer para que ese producto o deleite nos llegara. La distancia que nos separa de los métodos de obtención y fabricación de millones de productos es demasiada. El dinero y el poder son los reyes de la oferta y demanda y la atención está puesta en cuánto se puede ganar y comprar ¡lo demás vale madre!

Cada vez que sale un enorme barco de pesca surge un fenómeno de piratería en alta mar, ni quien vea lo que hacen y deshacen, muy difícil vigilar esa inmensidad, esas embarcaciones actúan a su antojo. Muchos de estos monstruos matan a más de 300 delfines en una sola travesía, arrasando desde el fondo todo a su paso. La pesca del camarón no respeta vedas, las ballenas están en constante peligro y la aleta de tiburón que es que hace un caldo afrodisiaco ¡Qué estupidez! ¡Por favor! ¿Cómo puedo seguir comiendo sabiendo los métodos de la crueldad de como se obtiene este y este otro producto? Me siento como un náufrago viendo el mar de la humanidad como un tsunami arrasando con todo, me entró un pánico de que no podamos regresar al puerto de la cordura. La inmensidad y profundidad del océano no nos deja ver las atrocidades que en el mar se cometen para que sigamos tragando y desperdiciando en exceso, para que grandes compañías se hagan millonarias. Y el sinnúmero de fábricas en todo el mundo que escoden su lado oscuro que va desde contaminación al medio ambiente y maltrato y esclavitud de las personas más pobres y vulnerables. Me siento como un grano de arena, mecida por el ritmo destructor de la inconsciencia, revolcada en la impotencia, porque a final de cuentas soy parte de todo esto, la crueldad de los métodos de oferta y demanda están en mucho de lo que consumo.

Pero no puedo derrumbarme, ya sé de las atrocidades de la pesca, de la crueldad de la crianza de animales en tierra, de la devastación de terrenos para cultivos que acaban con ecosistemas. Sé que los poderosos son capaces de todo con tal de seguir “ganando”. ¿Quién los va a detener? ¿Acaso hay manera de que esto cambie antes de llegar al NO remedio? ¿O el libre albedrío nos llevará a consecuencias inimaginables?

Me han llamado negativa, y no lo acepto, soy realista, los seres humanos necesitamos un cambio de 180º ¡Ya! Estoy cursando el kínder en el tema ambiental, pero invito a los niveles más altos a hacer algo, a valorar que es lo realmente valioso y desde su liderazgo hacer la diferencia. Los de kínder también podemos hacer mucho reduciendo el consumo, la moderación nos dará salud en todos los aspectos.