/ jueves 21 de diciembre de 2023

Navidad

Me enseñaron y aprendí una Navidad de personas congregadas, celebrando el nacimiento de Jesús, alegría, música, comida, luces, adornos, amor y paz, pero esta Navidad faltan los que no pueden estar, y así en una mesa con sillas vacías, adorno queriendo tapar esa ausencia que añora, que duele.

Las fechas de diciembre me ubican más severamente en una realidad que no termino de asimilar. ¡Somos pocos! ¡Cómo extraño a muchos!

Recordar la Navidad en casa de mis papás es sentir un alboroto especial, muchos llegando, varias mesas llenas, comiendo las delicias de mi mamá y hermanas, abrazos, risas y después con mi querido papá música para bailar, abrir regalos, celebrar la vida, el amor, la salud y la paz.

Mis hijos mi cariño más grande, cada cual, en sus vidas, y yo estando en ellas de diferentes maneras. Memo, Dury y Barby los amo con todo mi corazón. Mis nietos ¡Qué regalo! Julieta, Hans y Klaus un amor como el que le tengo a mis hijos, pero con un plus que sólo los abuelos entendemos.

Hoy estoy activa, sigo con lo mío, pero cuando me acuerdo de los huecos, el estómago se me encoje. Para unos mi cariño se ha tornado en un envío a larga distancia, al cielo o convenciéndome que cada cual tiene su ruta y debo aceptarla y respetarla.

Doy gracias por mi salud, por la maravillosa posibilidad de vivir y hacer lo que amo en esta etapa de mi vida, aceptando que las cosas cambian y las personas también cambiamos, caminos se separaran, aun y cuando siempre estará ese amor de lo que fue, una riqueza que un día me consintió, con amor, abrazos, pláticas, risas, lágrimas y apoyo presencial.

Por años creí que mis relaciones más apreciadas serían para siempre, pero ahora sé y acepto que no es así, y que siempre hay nuevas oportunidades de conocer personas que, al igual que yo, están pasando por un momento de reajuste, de encuentro.

Así como las ausencias están, tengo una familia maravillosa en la que sigo gozando a los presentes, hermanos y sus familias celebramos lo actual y lo que hemos vivido en el pasado, valorando más el tiempo, para aprovecharnos y amarnos. Además, he conocido a personas maravillosas que están hoy en mi vida y celebro ir descubriéndolas. Tengo amigas de años y ese tesoro es un apoyo invaluable, las que están desde la niñez y esas que se han incorporado a mi existencia por mis encuentros o por la aportación de otras personas cercanas.

Siempre recuerdo con cariño a todas esas personas que han sido apoyo en las diferentes tareas de mi vida, trabajadores que estuvieron y todavía están hoy, Martina, Fito, Luis Carlos, tres que siguen apoyándome sin cesar, gracias.

La vida es un camino, unos se adelantan a otros rumbos o a la vida eterna, otros se atrasan, se quedan en lugares donde ya no cabemos y en el que tenemos que despedirnos para seguir adelante.

Hoy doy gracias por todas esas personas que han contribuido para que mi vida sea lo que hoy es, su presencia me enriqueció y me abrió nuevos horizontes. Y así, con el corazón en la mano digo a todos y me lo digo a mí misma: LO SIENTO, PERDÓNAME, GRACIAS, TE AMO.

Les deseo una Navidad llena de amor y paz, en compañía de los que están y en agradecimiento para los que estuvieron.

ROBERTA CORTAZAR B.


Me enseñaron y aprendí una Navidad de personas congregadas, celebrando el nacimiento de Jesús, alegría, música, comida, luces, adornos, amor y paz, pero esta Navidad faltan los que no pueden estar, y así en una mesa con sillas vacías, adorno queriendo tapar esa ausencia que añora, que duele.

Las fechas de diciembre me ubican más severamente en una realidad que no termino de asimilar. ¡Somos pocos! ¡Cómo extraño a muchos!

Recordar la Navidad en casa de mis papás es sentir un alboroto especial, muchos llegando, varias mesas llenas, comiendo las delicias de mi mamá y hermanas, abrazos, risas y después con mi querido papá música para bailar, abrir regalos, celebrar la vida, el amor, la salud y la paz.

Mis hijos mi cariño más grande, cada cual, en sus vidas, y yo estando en ellas de diferentes maneras. Memo, Dury y Barby los amo con todo mi corazón. Mis nietos ¡Qué regalo! Julieta, Hans y Klaus un amor como el que le tengo a mis hijos, pero con un plus que sólo los abuelos entendemos.

Hoy estoy activa, sigo con lo mío, pero cuando me acuerdo de los huecos, el estómago se me encoje. Para unos mi cariño se ha tornado en un envío a larga distancia, al cielo o convenciéndome que cada cual tiene su ruta y debo aceptarla y respetarla.

Doy gracias por mi salud, por la maravillosa posibilidad de vivir y hacer lo que amo en esta etapa de mi vida, aceptando que las cosas cambian y las personas también cambiamos, caminos se separaran, aun y cuando siempre estará ese amor de lo que fue, una riqueza que un día me consintió, con amor, abrazos, pláticas, risas, lágrimas y apoyo presencial.

Por años creí que mis relaciones más apreciadas serían para siempre, pero ahora sé y acepto que no es así, y que siempre hay nuevas oportunidades de conocer personas que, al igual que yo, están pasando por un momento de reajuste, de encuentro.

Así como las ausencias están, tengo una familia maravillosa en la que sigo gozando a los presentes, hermanos y sus familias celebramos lo actual y lo que hemos vivido en el pasado, valorando más el tiempo, para aprovecharnos y amarnos. Además, he conocido a personas maravillosas que están hoy en mi vida y celebro ir descubriéndolas. Tengo amigas de años y ese tesoro es un apoyo invaluable, las que están desde la niñez y esas que se han incorporado a mi existencia por mis encuentros o por la aportación de otras personas cercanas.

Siempre recuerdo con cariño a todas esas personas que han sido apoyo en las diferentes tareas de mi vida, trabajadores que estuvieron y todavía están hoy, Martina, Fito, Luis Carlos, tres que siguen apoyándome sin cesar, gracias.

La vida es un camino, unos se adelantan a otros rumbos o a la vida eterna, otros se atrasan, se quedan en lugares donde ya no cabemos y en el que tenemos que despedirnos para seguir adelante.

Hoy doy gracias por todas esas personas que han contribuido para que mi vida sea lo que hoy es, su presencia me enriqueció y me abrió nuevos horizontes. Y así, con el corazón en la mano digo a todos y me lo digo a mí misma: LO SIENTO, PERDÓNAME, GRACIAS, TE AMO.

Les deseo una Navidad llena de amor y paz, en compañía de los que están y en agradecimiento para los que estuvieron.

ROBERTA CORTAZAR B.