/ viernes 13 de diciembre de 2019

Editorialista de El Heraldo

Me parece que si tengo un lugar en El Heraldo de Chihuahua es porque he sido insistente desde 1960, fecha en la que El Heraldo me publicó mi primer artículo.

Tuve intentos de lograr un lugar en los periódicos en ese año. Lo intenté en Monterrey en El Norte y en El Porvenir; mandé varios artículos a El Universal de México. Y nada. Para ser editorialista se requería, en aquel tiempo, ser un escritor afamado.

En 1959 me vine a vivir a Chihuahua. Don Guillermo Asúnsolo era en ese tiempo el director de El Heraldo; me publicó el primer artículo en 1960. Es mucho decir que era un editorial. Irregularmente fui enviando colaboraciones. Fue hasta 1966 cuando regularicé mis colaboraciones a El Heraldo. Entonces era difícil publicar un artículo. Los masones dominaban a México. Desde la Constitución de 1917 eran los dueños de la República. Eran temas prohibidos la religión y la política. Yo siempre he sido religioso, y crítico de los políticos. Pero era la ley, una ley masona. Se cayó el muro de Berlín, y también se cayó el muro masónico.

En 1994 llegó como director de El Heraldo don Carlos Figueroa. Traía la intención de publicar editoriales. Me dio la oportunidad de un artículo diario. Trataba los temas: 1) Temas de Opinión, 2) Reseña de Cine, 3) Turismo del mundo, 4) Lugares de Chihuahua, 5) Educación, 6) Padres de familia. En 1986 el tema político fue un tema obligado para la noticia y para el comentario. Se violó la ley, pero se cumplió con la información. Pero a don Carlos lo sorprendió la muerte. Acabó mi colaboración diaria. Seguí con un artículo semanal.

El 28 de enero de 1992 había sucedió algo impredecible. El presidente de la República Carlos Salinas de Gortari había modificado los artículos: 3, 5, 21, 24, 27 y 130. Había, al fin, libertad para hablar de religión, de política y de educación. Pude desde esa fecha hablar de religión en mis colaboraciones. El 85% de los mexicanos somos cristianos, de manera que me puedo dirigir a ellos legalmente. Cambié la tónica de mis artículos.

En 1994 llegó a la Dirección de El Heraldo de Chihuahua el Lic. Javier Contreras Orozco, quien llegó al doctorado siendo director. En su período creció descomunalmente el cuerpo de editorialistas. Varias semanas no hubo espacio para mi colaboración periódica, siendo el colaborador más antiguo de El Heraldo.

En 2019 asume don Roberto Alvarado Gates como director. Se regularizó la publicación de mi editorial.

Me parece que si tengo un lugar en El Heraldo de Chihuahua es porque he sido insistente desde 1960, fecha en la que El Heraldo me publicó mi primer artículo.

Tuve intentos de lograr un lugar en los periódicos en ese año. Lo intenté en Monterrey en El Norte y en El Porvenir; mandé varios artículos a El Universal de México. Y nada. Para ser editorialista se requería, en aquel tiempo, ser un escritor afamado.

En 1959 me vine a vivir a Chihuahua. Don Guillermo Asúnsolo era en ese tiempo el director de El Heraldo; me publicó el primer artículo en 1960. Es mucho decir que era un editorial. Irregularmente fui enviando colaboraciones. Fue hasta 1966 cuando regularicé mis colaboraciones a El Heraldo. Entonces era difícil publicar un artículo. Los masones dominaban a México. Desde la Constitución de 1917 eran los dueños de la República. Eran temas prohibidos la religión y la política. Yo siempre he sido religioso, y crítico de los políticos. Pero era la ley, una ley masona. Se cayó el muro de Berlín, y también se cayó el muro masónico.

En 1994 llegó como director de El Heraldo don Carlos Figueroa. Traía la intención de publicar editoriales. Me dio la oportunidad de un artículo diario. Trataba los temas: 1) Temas de Opinión, 2) Reseña de Cine, 3) Turismo del mundo, 4) Lugares de Chihuahua, 5) Educación, 6) Padres de familia. En 1986 el tema político fue un tema obligado para la noticia y para el comentario. Se violó la ley, pero se cumplió con la información. Pero a don Carlos lo sorprendió la muerte. Acabó mi colaboración diaria. Seguí con un artículo semanal.

El 28 de enero de 1992 había sucedió algo impredecible. El presidente de la República Carlos Salinas de Gortari había modificado los artículos: 3, 5, 21, 24, 27 y 130. Había, al fin, libertad para hablar de religión, de política y de educación. Pude desde esa fecha hablar de religión en mis colaboraciones. El 85% de los mexicanos somos cristianos, de manera que me puedo dirigir a ellos legalmente. Cambié la tónica de mis artículos.

En 1994 llegó a la Dirección de El Heraldo de Chihuahua el Lic. Javier Contreras Orozco, quien llegó al doctorado siendo director. En su período creció descomunalmente el cuerpo de editorialistas. Varias semanas no hubo espacio para mi colaboración periódica, siendo el colaborador más antiguo de El Heraldo.

En 2019 asume don Roberto Alvarado Gates como director. Se regularizó la publicación de mi editorial.