/ viernes 15 de julio de 2022

El ideario de Vasconcelos y la triste realidad

Por María Soledad Limas Frescas


José Vasconcelos fue un escritor y político mexicano, a él le debemos grandes obras literarias, entre ellas el “Ulises criollo” y “La raza cósmica”, en la que enaltece la fusión de las dos culturas que dieron como resultado “la raza de bronce”, de la cual debemos sentirnos orgullosos. Vasconcelos entre muchos puestos de relevancia fundó el Ministerio de Educación en el país, y como secretario de Educación realizó una labor incansable para que la educación pública llegara a todos los confines de México, impulsando la educación popular en las zonas rurales, creando numerosas bibliotecas populares y archivos históricos. Es el autor del lema de la UNAM “Por mi raza hablará el espíritu”. También figura dentro de los personajes ejemplares que dejaron luz y que hoy nos siguen iluminando, entre los escenarios oscuros que nos amenazan como pueblo.

Qué lejos estamos de tener en las secretarías de Estado a personajes ilustres como él, dicen que las comparaciones son odiosas, pero también en casos como éste son necesarias, a años luz está Delfina Gómez, actual titular de la SEP, de tener la estatura intelectual, la sapiencia, el compromiso y trabajo por México de José Vasconcelos, a quien dada su extraordinaria labor por la educación se le acuñó el sobrenombre de “El maestro de la juventud de América”.

El ideario político de Vasconcelos está también muy lejos de aplicarse por muchos políticos actuales, está basado en la Doctrina Social Cristiana, y en la búsqueda del bien, el progreso, la justicia social y la dignidad humana. Este ideario, sin que se haga mención a su autor, aparece en los discursos floridos de muchos políticos, pero desgraciadamente no son materia de políticas públicas, que tanta falta hacen para corregir el rumbo en retroceso, al que está llevando México el gobierno federal. José Vasconcelos también enaltecía a la clase media como la generadora de los grandes cambios y de la dirección política correcta para darle continuidad y estabilizar el proceso revolucionario. Sostenía que la política debería ser libre de personalismos y de charlatanería demagógica.

Si Vasconcelos reviviera se volvería a morir, al ver cómo los políticos y gobernantes “populistas“ se apoderan de las emociones y de las necesidades de los más pobres y su actuar diario es el echar culpas a los que estaban antes que ellos en el poder, y prometen y prometen lo que nunca podrán cumplir, porque no les da la gana y prefieren llevar a cabo sus caprichos que no sirven de nada para el desarrollo y progreso de las comunidades. Cómo decepcionaría a Vasconcelos la charlatanería demagógica y los personalismos narcisistas tan comunes en la actualidad.

El populismo es un yugo invisible que nos tiene atados y es urgente liberarse del mismo, para que no se convierta en realidad la vasconceliana frase de: “Un pueblo que pierde la fuerza necesaria para sacudirse el yugo, acaba por venerarlo”.


Por María Soledad Limas Frescas


José Vasconcelos fue un escritor y político mexicano, a él le debemos grandes obras literarias, entre ellas el “Ulises criollo” y “La raza cósmica”, en la que enaltece la fusión de las dos culturas que dieron como resultado “la raza de bronce”, de la cual debemos sentirnos orgullosos. Vasconcelos entre muchos puestos de relevancia fundó el Ministerio de Educación en el país, y como secretario de Educación realizó una labor incansable para que la educación pública llegara a todos los confines de México, impulsando la educación popular en las zonas rurales, creando numerosas bibliotecas populares y archivos históricos. Es el autor del lema de la UNAM “Por mi raza hablará el espíritu”. También figura dentro de los personajes ejemplares que dejaron luz y que hoy nos siguen iluminando, entre los escenarios oscuros que nos amenazan como pueblo.

Qué lejos estamos de tener en las secretarías de Estado a personajes ilustres como él, dicen que las comparaciones son odiosas, pero también en casos como éste son necesarias, a años luz está Delfina Gómez, actual titular de la SEP, de tener la estatura intelectual, la sapiencia, el compromiso y trabajo por México de José Vasconcelos, a quien dada su extraordinaria labor por la educación se le acuñó el sobrenombre de “El maestro de la juventud de América”.

El ideario político de Vasconcelos está también muy lejos de aplicarse por muchos políticos actuales, está basado en la Doctrina Social Cristiana, y en la búsqueda del bien, el progreso, la justicia social y la dignidad humana. Este ideario, sin que se haga mención a su autor, aparece en los discursos floridos de muchos políticos, pero desgraciadamente no son materia de políticas públicas, que tanta falta hacen para corregir el rumbo en retroceso, al que está llevando México el gobierno federal. José Vasconcelos también enaltecía a la clase media como la generadora de los grandes cambios y de la dirección política correcta para darle continuidad y estabilizar el proceso revolucionario. Sostenía que la política debería ser libre de personalismos y de charlatanería demagógica.

Si Vasconcelos reviviera se volvería a morir, al ver cómo los políticos y gobernantes “populistas“ se apoderan de las emociones y de las necesidades de los más pobres y su actuar diario es el echar culpas a los que estaban antes que ellos en el poder, y prometen y prometen lo que nunca podrán cumplir, porque no les da la gana y prefieren llevar a cabo sus caprichos que no sirven de nada para el desarrollo y progreso de las comunidades. Cómo decepcionaría a Vasconcelos la charlatanería demagógica y los personalismos narcisistas tan comunes en la actualidad.

El populismo es un yugo invisible que nos tiene atados y es urgente liberarse del mismo, para que no se convierta en realidad la vasconceliana frase de: “Un pueblo que pierde la fuerza necesaria para sacudirse el yugo, acaba por venerarlo”.