/ martes 19 de noviembre de 2019

Estrategias de Seguridad

Sin duda que sí existe una estrategia nacional para combatir el crimen organizado, el problema es que dicha estrategia tiene dos ejes y uno de ellos no está funcionando.


El primer eje establece el combate desde una posición que ataca los orígenes de la delincuencia; consiste en dar más oportunidades a los jóvenes y a elevar el nivel socioeconómico de la población a través de programas sociales que poco a poco van dando bienestar a millones de mexicanos olvidados por las administraciones anteriores; el combate a la corrupción e impunidad reformando las leyes para fortalecerlo sin duda alguna van a redundar, a largo plazo, en ir recuperando la lejana época de paz.

El otro eje es el que está gravemente dañado. No se ve una estrategia para el combate en forma inmediata al grave problema de inseguridad que estamos viviendo. Según el INEGI, el año pasado (2018) ha sido el más violento de la historia, con casi 36 mil homicidios dolosos en el país y este año apunta para superar esta cifra mandando la clara señal del irremediable avance en el tema.

Naturalmente que los hechos del pasado mes de octubre en Culiacán, Sinaloa, y el grave atentado contra la comunidad LeBarón cimbraron la nación. Fortalecieron el actuar de los grupos delictivos mandando la señal del probable sometimiento de los cuerpos encargados de la seguridad nacional a los deseos de la delincuencia organizada.

Y por desgracia, en el estado grande sabemos que no existe una estrategia a largo plazo, ni inmediata para frenar la violencia e inseguridad.


Un ejemplo claro lo tenemos con el famoso operativo que supuestamente desató la violencia en Cd. Juárez y Chihuahua ante el anuncio de la toma del control del Cereso 3, lo que nos lleva a las siguientes preguntas: ¿no sabía la autoridad que desde los reclusorios se controlan muchas acciones del crimen organizado? ¿Acaso es la primera vez que se realizan estos operativos? ¿Por qué no se nos informa el resultado?

Porque lo que hoy estamos viviendo los chihuahuenses en gravísimo. Mientras los responsables de la seguridad se encuentran protegidos con vehículos blindados y guardias personales, el resto de la población se encuentra en la zozobra ante la violencia que reina en muchos lugares del estado. Ya es muy riesgoso transitar de noche por las carreteras del estado ante los retenes de, sepa Dios qué organización los coloca.

Desde las redes sociales cunden irresponsables mensajes que siembran el terror aprovechando esta situación de violencia desatada, mientras la autoridad nos dice que no pasa nada, cuando en días pasados incendiaron más de 30 vehículos y ejecutaron a más de 70 personas en el estado. ¡Claro que está algo está pasando!


Correo: vicmedina@hotmail.com

Sin duda que sí existe una estrategia nacional para combatir el crimen organizado, el problema es que dicha estrategia tiene dos ejes y uno de ellos no está funcionando.


El primer eje establece el combate desde una posición que ataca los orígenes de la delincuencia; consiste en dar más oportunidades a los jóvenes y a elevar el nivel socioeconómico de la población a través de programas sociales que poco a poco van dando bienestar a millones de mexicanos olvidados por las administraciones anteriores; el combate a la corrupción e impunidad reformando las leyes para fortalecerlo sin duda alguna van a redundar, a largo plazo, en ir recuperando la lejana época de paz.

El otro eje es el que está gravemente dañado. No se ve una estrategia para el combate en forma inmediata al grave problema de inseguridad que estamos viviendo. Según el INEGI, el año pasado (2018) ha sido el más violento de la historia, con casi 36 mil homicidios dolosos en el país y este año apunta para superar esta cifra mandando la clara señal del irremediable avance en el tema.

Naturalmente que los hechos del pasado mes de octubre en Culiacán, Sinaloa, y el grave atentado contra la comunidad LeBarón cimbraron la nación. Fortalecieron el actuar de los grupos delictivos mandando la señal del probable sometimiento de los cuerpos encargados de la seguridad nacional a los deseos de la delincuencia organizada.

Y por desgracia, en el estado grande sabemos que no existe una estrategia a largo plazo, ni inmediata para frenar la violencia e inseguridad.


Un ejemplo claro lo tenemos con el famoso operativo que supuestamente desató la violencia en Cd. Juárez y Chihuahua ante el anuncio de la toma del control del Cereso 3, lo que nos lleva a las siguientes preguntas: ¿no sabía la autoridad que desde los reclusorios se controlan muchas acciones del crimen organizado? ¿Acaso es la primera vez que se realizan estos operativos? ¿Por qué no se nos informa el resultado?

Porque lo que hoy estamos viviendo los chihuahuenses en gravísimo. Mientras los responsables de la seguridad se encuentran protegidos con vehículos blindados y guardias personales, el resto de la población se encuentra en la zozobra ante la violencia que reina en muchos lugares del estado. Ya es muy riesgoso transitar de noche por las carreteras del estado ante los retenes de, sepa Dios qué organización los coloca.

Desde las redes sociales cunden irresponsables mensajes que siembran el terror aprovechando esta situación de violencia desatada, mientras la autoridad nos dice que no pasa nada, cuando en días pasados incendiaron más de 30 vehículos y ejecutaron a más de 70 personas en el estado. ¡Claro que está algo está pasando!


Correo: vicmedina@hotmail.com