/ martes 30 de abril de 2024

Hechos y criterios | Finanzas confiables

Hoy se habla mucho de educación financiera como una forma de sentar bases para una sana administración y uso de los recursos económicos. Se pide que desde pequeños los niños aprendan a cuidar, invertir, ahorrar o manejar su dinero y otros bienes.

Una definición sencilla del término finanzas es que “es la palabra utilizada para describir los recursos monetarios disponibles de los gobiernos, empresas o individuos y la administración de los mismos”.

La palabra finanzas y sus derivados como financiar, financiación o financiero, proceden del sustantivo francés ‘finance’, ya existente en el siglo XIII. Finanza, formada sobre el verbo ‘finer’ variante de ‘finir’ (término), aludía en principio a pagar, dar terminación a los pagos o promesas de negocios, o finiquitar un trato.

Con el tiempo, la economía (cuya raíz deriva del griego oikos referente a la administración de la casa) como ciencia social abordó, entre otras, las relaciones de producción o las formas de asignar los recursos escasos para satisfacer distintas y diversas necesidades humanas, y proporcionó el marco de desarrollo e investigación al campo financiero como un área específica del saber.

Importante resulta el hecho de manejar a cualquier nivel: individual, empresarial o gubernamental una administración financiera acorde a sus fines y objetivos. Cuando las finanzas se empantanan, por ejemplo, en gastar más de los recursos disponibles que de los ingresos posibles, puede llegar el momento que las cosas no funcionen, quiebren o se vayan a pique.

En los entes gubernamentales –igual que a nivel individual- es muy necesario manejar los ingresos y los egresos para evitar el adquirir deudas que al tiempo son difíciles de pagar y rompen ese equilibrio financiero.

El destino de los recursos, sobre todo en los gobiernos, es igualmente importante para no destinar unos en obras o áreas no prioritarias en descuido de otras realmente necesarias para la población, lo que, por desgracia, sucede a veces en nuestro país en los distintos niveles de gobierno.

El comprometer los medios económicos con que se cuenta en apoyos a los habitantes en necesidad, lo cual es loable, debe emplearse con mesura y sin dispendio, tomando en cuenta los recursos que, sin afectar a otros fines indispensables, puedan utilizarse. Mucho menos usar esos elementos al arbitrio o darles un carácter político o con otros fines, descuidando por tanto áreas que afectan a la buena administración de recursos financieros o humanos que se tienen.

Un mal endémico en nuestro medio, también por desgracia, es lo que se conoce como desvío de los recursos a otros fines, o para paliar situaciones que a veces implican corrupción. Hay que motivar a todos a manejar unas finanzas sanas en todos los aspectos. ¿Lo ven?


Hoy se habla mucho de educación financiera como una forma de sentar bases para una sana administración y uso de los recursos económicos. Se pide que desde pequeños los niños aprendan a cuidar, invertir, ahorrar o manejar su dinero y otros bienes.

Una definición sencilla del término finanzas es que “es la palabra utilizada para describir los recursos monetarios disponibles de los gobiernos, empresas o individuos y la administración de los mismos”.

La palabra finanzas y sus derivados como financiar, financiación o financiero, proceden del sustantivo francés ‘finance’, ya existente en el siglo XIII. Finanza, formada sobre el verbo ‘finer’ variante de ‘finir’ (término), aludía en principio a pagar, dar terminación a los pagos o promesas de negocios, o finiquitar un trato.

Con el tiempo, la economía (cuya raíz deriva del griego oikos referente a la administración de la casa) como ciencia social abordó, entre otras, las relaciones de producción o las formas de asignar los recursos escasos para satisfacer distintas y diversas necesidades humanas, y proporcionó el marco de desarrollo e investigación al campo financiero como un área específica del saber.

Importante resulta el hecho de manejar a cualquier nivel: individual, empresarial o gubernamental una administración financiera acorde a sus fines y objetivos. Cuando las finanzas se empantanan, por ejemplo, en gastar más de los recursos disponibles que de los ingresos posibles, puede llegar el momento que las cosas no funcionen, quiebren o se vayan a pique.

En los entes gubernamentales –igual que a nivel individual- es muy necesario manejar los ingresos y los egresos para evitar el adquirir deudas que al tiempo son difíciles de pagar y rompen ese equilibrio financiero.

El destino de los recursos, sobre todo en los gobiernos, es igualmente importante para no destinar unos en obras o áreas no prioritarias en descuido de otras realmente necesarias para la población, lo que, por desgracia, sucede a veces en nuestro país en los distintos niveles de gobierno.

El comprometer los medios económicos con que se cuenta en apoyos a los habitantes en necesidad, lo cual es loable, debe emplearse con mesura y sin dispendio, tomando en cuenta los recursos que, sin afectar a otros fines indispensables, puedan utilizarse. Mucho menos usar esos elementos al arbitrio o darles un carácter político o con otros fines, descuidando por tanto áreas que afectan a la buena administración de recursos financieros o humanos que se tienen.

Un mal endémico en nuestro medio, también por desgracia, es lo que se conoce como desvío de los recursos a otros fines, o para paliar situaciones que a veces implican corrupción. Hay que motivar a todos a manejar unas finanzas sanas en todos los aspectos. ¿Lo ven?