/ jueves 9 de noviembre de 2023

Ineptocracia: para qué más universidades


“ Estudia, no para saber algo más

sino para saber algo mejor.”

Séneca (año 4 A. C.– 65 D.C.)

El presidente Obrador desde el inicio de su mandato ha sido muy claro al decir en reiteradas ocasiones los nombramientos de su gobierno tendrán los requisitos del 90% de honestidad y 10% de capacidad, fustigando a la clase media en su anhelo de prepararse en las universidades para superarse y más en contra de aquellos que: “Migran al extranjero a estudiar donde sólo aprenden a robar”.


Eso nos ha permitido entender su política financiera con respecto a las universidades nacional y estatales. Al cierre de 2021, 19 gobiernos estatales de los 32 tenían adeudos con 29 universidades públicas por 3,175 mdp; 7 de ellas padecen una asfixiante crisis. La reforma constitucional 2019 al Artículo 3° que mandató la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior que parecía un impulso renovador es actualmente letra muerta.


Tampoco con la creación de las 145 Universidades del Bienestar Benito Juárez, por sus siglas UBBJ, se lograron resultados, donde inclusive no existe un informe de Transparencia sobre su administración. En el Presupuesto de Egresos de la Federación se estipula que estos planteles ejercieron en 2021 un presupuesto de 987 millones con una matrícula de 28 mil 87 alumnos, aunque debe decirse que existe una enorme deserción y universidades con menos de 50 alumnos. La meta de 250 mil alumnos de comunidades marginadas sencillamente nunca existirá ni menos sus objetivos.

Bajo una reflexión crítica en un mundo globalizado como el actual, el reflejo de los países con las economías más sólidas se manifiesta en distintos campos, como la industria, el comercio, el desarrollo tecnológico, sus sistemas de defensa; pero también en su educación superior, rublo que no parece coincidir en nuestro país considerado que México es la economía 15 del planeta y tan sólo posee 11 universidades dentro de las primeras 1,000 instituciones de educación superior, clasificadas por Q.S. ranking mundial.

Dentro del TLCAN (México, Estados Unidos y Canadá) es vital el papel que desempeñan las universidades por ser las proveedoras de recurso humano calificado, como un servicio homologado en la lógica comercial cuya función es primordial en las cadenas productivas. Sin embargo los Estados Unidos poseen 34 universidades y Canadá 5, dentro de las 100 mejores calificadas en el mundo, por tanto la desventaja de México es abismal.

Pareciera que el presente artículo va orientado a descalificar el desempeño académico y profesional de las universidades mexicanas, por el contrario, es en el desempeño de los egresados de estas universidades donde según INEGI, 1.6 millones de profesionistas mexicanos vive en el extranjero, de los cuales 408 mil son posgraduados que residen en 55 países, donde han encontrado mejores oportunidades para desarrollar su talento.

En México sólo 2 de cada 10 adultos de 25 a 64 años cuenta con estudios superiores o de posgrado, de acuerdo con cifras de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), pero además en educación media superior México es el último lugar dentro de los países en esa organización, lo que refleja el fracaso de los gobiernos por mejorar la antesala de la educación superior.


En síntesis se requiere según los expertos aumentar un 65% el costo de inversión a las universidades públicas, respetar su autonomía de pensamiento universal para no estigmatizarlas como entes reaccionarios de derecha por su misma composición plural y por último, se requiere una nueva agenda para valorar el papel de las universidades dentro del contexto de la sociedad universal del conocimiento. Alea iacta est …!!



“ Estudia, no para saber algo más

sino para saber algo mejor.”

Séneca (año 4 A. C.– 65 D.C.)

El presidente Obrador desde el inicio de su mandato ha sido muy claro al decir en reiteradas ocasiones los nombramientos de su gobierno tendrán los requisitos del 90% de honestidad y 10% de capacidad, fustigando a la clase media en su anhelo de prepararse en las universidades para superarse y más en contra de aquellos que: “Migran al extranjero a estudiar donde sólo aprenden a robar”.


Eso nos ha permitido entender su política financiera con respecto a las universidades nacional y estatales. Al cierre de 2021, 19 gobiernos estatales de los 32 tenían adeudos con 29 universidades públicas por 3,175 mdp; 7 de ellas padecen una asfixiante crisis. La reforma constitucional 2019 al Artículo 3° que mandató la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior que parecía un impulso renovador es actualmente letra muerta.


Tampoco con la creación de las 145 Universidades del Bienestar Benito Juárez, por sus siglas UBBJ, se lograron resultados, donde inclusive no existe un informe de Transparencia sobre su administración. En el Presupuesto de Egresos de la Federación se estipula que estos planteles ejercieron en 2021 un presupuesto de 987 millones con una matrícula de 28 mil 87 alumnos, aunque debe decirse que existe una enorme deserción y universidades con menos de 50 alumnos. La meta de 250 mil alumnos de comunidades marginadas sencillamente nunca existirá ni menos sus objetivos.

Bajo una reflexión crítica en un mundo globalizado como el actual, el reflejo de los países con las economías más sólidas se manifiesta en distintos campos, como la industria, el comercio, el desarrollo tecnológico, sus sistemas de defensa; pero también en su educación superior, rublo que no parece coincidir en nuestro país considerado que México es la economía 15 del planeta y tan sólo posee 11 universidades dentro de las primeras 1,000 instituciones de educación superior, clasificadas por Q.S. ranking mundial.

Dentro del TLCAN (México, Estados Unidos y Canadá) es vital el papel que desempeñan las universidades por ser las proveedoras de recurso humano calificado, como un servicio homologado en la lógica comercial cuya función es primordial en las cadenas productivas. Sin embargo los Estados Unidos poseen 34 universidades y Canadá 5, dentro de las 100 mejores calificadas en el mundo, por tanto la desventaja de México es abismal.

Pareciera que el presente artículo va orientado a descalificar el desempeño académico y profesional de las universidades mexicanas, por el contrario, es en el desempeño de los egresados de estas universidades donde según INEGI, 1.6 millones de profesionistas mexicanos vive en el extranjero, de los cuales 408 mil son posgraduados que residen en 55 países, donde han encontrado mejores oportunidades para desarrollar su talento.

En México sólo 2 de cada 10 adultos de 25 a 64 años cuenta con estudios superiores o de posgrado, de acuerdo con cifras de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), pero además en educación media superior México es el último lugar dentro de los países en esa organización, lo que refleja el fracaso de los gobiernos por mejorar la antesala de la educación superior.


En síntesis se requiere según los expertos aumentar un 65% el costo de inversión a las universidades públicas, respetar su autonomía de pensamiento universal para no estigmatizarlas como entes reaccionarios de derecha por su misma composición plural y por último, se requiere una nueva agenda para valorar el papel de las universidades dentro del contexto de la sociedad universal del conocimiento. Alea iacta est …!!