/ martes 5 de marzo de 2024

La 4T de Sheinbaum, árbol sin raíces

"No sé con qué armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial será luchada con palos y piedras". La frase atribuida a Albert Einstein ilustra muy bien la corrupción neoliberal que hizo ahorros significativos con los fideicomisos, que no serían una carga costosa para los contribuyentes, y la incuestionable honestidad de la llamada Cuarta Transformación, que está dilapidando recursos millonarios que garantizan votos electorales, pero en poco mejoran el aparato productivo del país para erradicar la pobreza de manera integral y de raíz. Triste ironía.

Porque si la doctora Claudia Sheinbaum Pardo resulta ser presidenta gracias a los indecisos, como indican las encuestas, sólo a través del aumento de la deuda y los impuestos, intentará alcanzar el nivel de los cuantiosos recursos que el presidente en turno, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha obsequiado sin pudor. Y, lo más seguro, es que ya sin dinero, sean sólo palos y piedras lo que le quede por repartir. Nos recuerda la historia del maestro que sembraba árboles en el patio de su casa, de acuerdo a la divulgadora Anahí Michel, y sólo los regaba una o dos veces a la semana.

No los regaba con más frecuencia porque sabía que las raíces se acomodarían en la superficie, en vez de obligarlas a buscar los nutrientes en las capas más profundas del suelo. Esto haría que los árboles fueran más resistentes a los rigores del clima y los vientos. ¿Cómo se forman raíces fuertes y profundas en el interior de las sociedades si no se guía a las futuras generaciones en la pedagogía de estar preparados para resistir las tempestades que llegan sin aviso? Sólo son almas, mentes o cuerpos improductivos, como árboles sin raíces profundas, sacudidos y arrancados por el viento.

Sheinbaum sólo heredará pobreza de AMLO y su sumisión a los errores y excesos dogmáticos de la izquierda sólo perpetuarán la “más loca lapidación” de los bienes colectivos que se haya visto jamás en nuestro país. Y todo esto, ¿por qué? Sólo para eliminar el espejo donde la clase política en el poder ve reflejada su propia incompetencia: La realidad del país en pleno siglo XXI desmiente “los grandes logros de la revolución”, con 46.8 millones de personas en pobreza, si no fuera por las transferencias del gobierno o remesas, pero insostenible con una competitividad decreciente.

Los caudillos políticos son los principales promotores de la persecución y división social en México, y mientras “el Estado pretende ser dueño absoluto del país, del pueblo, de la familia y de la clase social”, en palabras del Papa Pío XII, “daña la verdadera y duradera prosperidad de las naciones”. No puede extrañarnos que los graves males que aquejan a nuestra sociedad sean el producto inevitable de imitar, alternativamente, los horrores y los errores de la revolución francesa, y esté latente lo que dio origen a la guerra Cristera como el mayor sacrificio colectivo de nuestra historia.

El intelectual y mártir cristero, Anacleto González, diría: “Los malos gobiernos son correlativos de los malos ciudadanos, multitudes pasivas que no saben defender sus derechos”. Si somos ciudadanos pasivos por recibir dinero del gobierno a cambio de no ver las injusticias de grupos políticos que no nos representan, este pensamiento tendrá más vigencia de lo que creemos. Otra cuestión: ¿Las mujeres del país querrán ser como Xóchitl o Sheinbaum?


Lic. en Administración Financiera, Supervisor de Facturación Sitio Mina Dolores en Grupo Prosesa

agusperezr@hotmail.com

"No sé con qué armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial será luchada con palos y piedras". La frase atribuida a Albert Einstein ilustra muy bien la corrupción neoliberal que hizo ahorros significativos con los fideicomisos, que no serían una carga costosa para los contribuyentes, y la incuestionable honestidad de la llamada Cuarta Transformación, que está dilapidando recursos millonarios que garantizan votos electorales, pero en poco mejoran el aparato productivo del país para erradicar la pobreza de manera integral y de raíz. Triste ironía.

Porque si la doctora Claudia Sheinbaum Pardo resulta ser presidenta gracias a los indecisos, como indican las encuestas, sólo a través del aumento de la deuda y los impuestos, intentará alcanzar el nivel de los cuantiosos recursos que el presidente en turno, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha obsequiado sin pudor. Y, lo más seguro, es que ya sin dinero, sean sólo palos y piedras lo que le quede por repartir. Nos recuerda la historia del maestro que sembraba árboles en el patio de su casa, de acuerdo a la divulgadora Anahí Michel, y sólo los regaba una o dos veces a la semana.

No los regaba con más frecuencia porque sabía que las raíces se acomodarían en la superficie, en vez de obligarlas a buscar los nutrientes en las capas más profundas del suelo. Esto haría que los árboles fueran más resistentes a los rigores del clima y los vientos. ¿Cómo se forman raíces fuertes y profundas en el interior de las sociedades si no se guía a las futuras generaciones en la pedagogía de estar preparados para resistir las tempestades que llegan sin aviso? Sólo son almas, mentes o cuerpos improductivos, como árboles sin raíces profundas, sacudidos y arrancados por el viento.

Sheinbaum sólo heredará pobreza de AMLO y su sumisión a los errores y excesos dogmáticos de la izquierda sólo perpetuarán la “más loca lapidación” de los bienes colectivos que se haya visto jamás en nuestro país. Y todo esto, ¿por qué? Sólo para eliminar el espejo donde la clase política en el poder ve reflejada su propia incompetencia: La realidad del país en pleno siglo XXI desmiente “los grandes logros de la revolución”, con 46.8 millones de personas en pobreza, si no fuera por las transferencias del gobierno o remesas, pero insostenible con una competitividad decreciente.

Los caudillos políticos son los principales promotores de la persecución y división social en México, y mientras “el Estado pretende ser dueño absoluto del país, del pueblo, de la familia y de la clase social”, en palabras del Papa Pío XII, “daña la verdadera y duradera prosperidad de las naciones”. No puede extrañarnos que los graves males que aquejan a nuestra sociedad sean el producto inevitable de imitar, alternativamente, los horrores y los errores de la revolución francesa, y esté latente lo que dio origen a la guerra Cristera como el mayor sacrificio colectivo de nuestra historia.

El intelectual y mártir cristero, Anacleto González, diría: “Los malos gobiernos son correlativos de los malos ciudadanos, multitudes pasivas que no saben defender sus derechos”. Si somos ciudadanos pasivos por recibir dinero del gobierno a cambio de no ver las injusticias de grupos políticos que no nos representan, este pensamiento tendrá más vigencia de lo que creemos. Otra cuestión: ¿Las mujeres del país querrán ser como Xóchitl o Sheinbaum?


Lic. en Administración Financiera, Supervisor de Facturación Sitio Mina Dolores en Grupo Prosesa

agusperezr@hotmail.com