/ jueves 15 de marzo de 2018

La maldad y sus consecuencias

Hace unos días, vino a mi oficina a pedir ayuda por parte de la Fundación ANI A.C. una buena señora que padece cáncer de mama con metástasis y que afortunadamente está controlado, requiriendo medicinas que son muy costosas para su manejo. Casualmente, por la tarde de ese día, revisé en la computadora el estado de cuenta de Banorte y resulta que el cheque que le di por $750 a la señora mencionada aparecía cobrado por $2,750.00; seguramente que la persona a quien le pidió por favor que se lo cobrara lo alteró; de inmediato deposité dos mil pesos de mi propia chequera para que no hubiera consecuencias económicas por haber expedido un cheque sin fondos.

Anteayer me hablaron de un banco para preguntarme si era mi firma la que llevaba un cheque por $1,000.00 para ayudar a una señora que está internada en el IMSS y yo le confirmé que efectivamente, sí era mi firma y ya le dieron el efectivo correspondiente a la familiar de la señora hospitalizada a que le di el cheque mencionado.

Lo cierto es que la alteración por $2,000.00 del cheque mencionado al principio, además de haber tenido que rembolsar de mi propio peculio, ha causado muchos problemas a mí y a las personas que acuden por una ayuda a través de la Fundación ANI A.C.

Hace una hora me habló la mamá de una joven que padece diabetes, desnutrición y una malformación maxilofacial que le impide abrir la boca, por lo que sólo puede alimentarse con líquidos, atoles y papillas, lo que le provoca la desnutrición importante que padece. La señora me pedía ayuda para su hija que se encuentra internada en el Hospital Central por complicaciones de sus padecimientos; a ella ya le he ayudado en múltiples ocasiones con las aportaciones que recibo de los lectores del Notidiócesis y el apoyo de algunos socios del Club Campestre de Chihuahua; le comenté a la mamá de la joven que por el momento no podía ayudarla ya que sólo tenía $65.00 en la chequera de Banorte, que es la que maneja los fondos de la Fundación ANI, y la ayudé con $350.00 de mi propio peculio.

Seguramente habrá algunas otras señoras que llamarán para pedir ayuda, la cual, por el momento me va a ser imposible prestarla; será hasta que vuelva a aumentar la reserva de la fundación cuando pueda funcionar normalmente.

Por lo pronto, ya no voy a expedir cheques al portador; todos llevarán el nombre completo y apellidos de la beneficiaria, lo que va a implicar problemas para ella para cobrarlos, ya que deberá presentarse personalmente con su credencial de elector para hacerlos efectivos.

Todas estas son las consecuencias de una maldad, la de quien alteró el cheque que le di a la señora ya mencionada y que le “hizo el favor” de ir a cobrarlo agregándole $2,000.00 al valor inicial del cheque; seguramente que él está disfrutando de esa cantidad mientras que otras personas van a sufrir por la falta de fondos de la fundación, además de la cantidad que yo tuve que aportar de mi chequera.

Ojalá que los lectores del “Noti” aumenten en número y cantidad con la que apoyan a la fundación.

 

Hace unos días, vino a mi oficina a pedir ayuda por parte de la Fundación ANI A.C. una buena señora que padece cáncer de mama con metástasis y que afortunadamente está controlado, requiriendo medicinas que son muy costosas para su manejo. Casualmente, por la tarde de ese día, revisé en la computadora el estado de cuenta de Banorte y resulta que el cheque que le di por $750 a la señora mencionada aparecía cobrado por $2,750.00; seguramente que la persona a quien le pidió por favor que se lo cobrara lo alteró; de inmediato deposité dos mil pesos de mi propia chequera para que no hubiera consecuencias económicas por haber expedido un cheque sin fondos.

Anteayer me hablaron de un banco para preguntarme si era mi firma la que llevaba un cheque por $1,000.00 para ayudar a una señora que está internada en el IMSS y yo le confirmé que efectivamente, sí era mi firma y ya le dieron el efectivo correspondiente a la familiar de la señora hospitalizada a que le di el cheque mencionado.

Lo cierto es que la alteración por $2,000.00 del cheque mencionado al principio, además de haber tenido que rembolsar de mi propio peculio, ha causado muchos problemas a mí y a las personas que acuden por una ayuda a través de la Fundación ANI A.C.

Hace una hora me habló la mamá de una joven que padece diabetes, desnutrición y una malformación maxilofacial que le impide abrir la boca, por lo que sólo puede alimentarse con líquidos, atoles y papillas, lo que le provoca la desnutrición importante que padece. La señora me pedía ayuda para su hija que se encuentra internada en el Hospital Central por complicaciones de sus padecimientos; a ella ya le he ayudado en múltiples ocasiones con las aportaciones que recibo de los lectores del Notidiócesis y el apoyo de algunos socios del Club Campestre de Chihuahua; le comenté a la mamá de la joven que por el momento no podía ayudarla ya que sólo tenía $65.00 en la chequera de Banorte, que es la que maneja los fondos de la Fundación ANI, y la ayudé con $350.00 de mi propio peculio.

Seguramente habrá algunas otras señoras que llamarán para pedir ayuda, la cual, por el momento me va a ser imposible prestarla; será hasta que vuelva a aumentar la reserva de la fundación cuando pueda funcionar normalmente.

Por lo pronto, ya no voy a expedir cheques al portador; todos llevarán el nombre completo y apellidos de la beneficiaria, lo que va a implicar problemas para ella para cobrarlos, ya que deberá presentarse personalmente con su credencial de elector para hacerlos efectivos.

Todas estas son las consecuencias de una maldad, la de quien alteró el cheque que le di a la señora ya mencionada y que le “hizo el favor” de ir a cobrarlo agregándole $2,000.00 al valor inicial del cheque; seguramente que él está disfrutando de esa cantidad mientras que otras personas van a sufrir por la falta de fondos de la fundación, además de la cantidad que yo tuve que aportar de mi chequera.

Ojalá que los lectores del “Noti” aumenten en número y cantidad con la que apoyan a la fundación.