Hasta el más ignorante de la izquierda reconoce que no puede tener, ni le regalarán todo lo que desee a expensas de los demás, y acepta ciertas reglas sencillas que determinan lo que es suyo y lo que es ajeno, aunque los límites seas fijados por su amo, el gobierno dictador.
La mayoría de los seres humanos tenemos necesidades y ambiciones de poder lograr obtener cierta fortuna, porque sabemos que el acumular ésta, es parte del éxito por el que se es juzgado. Excepto en casos de herencias, accidentes, o de riqueza mal habida, toda persona siempre representa algo aparte de dinero. Normalmente debe representar un trabajo duro y constante, inteligente, así como el ahorro y la capacidad especial de manejar un negocio.
Toda persona que sabe lo suficiente para poder apreciar el valor del dinero, o de la propiedad privada, puede reconocer también el valor del carácter, de la temperancia, y del trabajo. Es cierto que se intenta abolir este concepto por parte de la “cuarta” con el único propósito de generar dependencia, agradecimiento y votos para el que se perpetuará en el poder.
Lo malo en la presente administración, es que los que son “sabios y buenos” lo que buscan, no es una patria próspera, sino un país donde vivir gratis, donde poder delinquir sin ser perseguidos; donde ser exonerados en caso necesario, donde ser corruptos sin consecuencias. Quieren algo por nada, como el caso de los ninis, los becados y los reclutados para la supuesta Guardia Nacional, que no perseguirán criminales. Será como les dicen en Nicaragua, “las turbas divinas” para reprimirnos a todos.
Recordemos que para tener algo por nada, es necesario quitárselo al que lo tiene porque ha trabajado, porque le ha costado.
El tiempo convence mejor que la razón.