/ miércoles 2 de junio de 2021

Nuevos amigos

Estoy en la playa limpiando y dos señores que vienen llegando me saludan con la cabeza, después de un rato yo me acerco y pregunto a uno de ellos de dónde son y ¡Oh sorpresa!, ¡son de Parral, Chih.! Me da gusto encontrarme con personas de mi estado, así que empiezo a platicar con uno de ellos, porque el otro está en el mar.

Le echo el rollo de cuidar los espacios naturales y un poco de por qué lo hago. Y Jesús me dice: Oiga, fíjese que cuando la vimos me dijo Jorge mi primo: ¡Mira esa señora está limpiando! ¿Y sabe por qué me lo dijo? Porque venimos viajando por la sierra y él se enojaba mucho al ver la basura cada vez que parábamos en los pueblitos. Un restaurantito estaba vaciando un tambo en los declives, dejando todo el cochinero entre los pinos. También le dio tristeza el hecho de que usan los árboles como postes enredándoles el alambre de púas.

En fin, Jorge le hizo ver a Jesús esas barbaridades, y además lo regañó cuando pretendía tirar basura por la ventana del vehículo. En los pocos días que habían pasado juntos, Jesús se había sensibilizado con el hecho de cuidar el medioambiente. Estábamos en la plática cuando Jorge su primo se acercó y seguimos con el tema, él mencionó que le daban ganas de limpiar una carretera por Parral, que él pondría el vehículo y sus amigos le ayudarían a juntar la basura, que sólo pediría al Municipio la gasolina. ¡Me encontré con uno de los míos! Jajaja, así que conversamos largo y tendido.

También me platicaron de los contratiempos del viaje y cómo se iban resolviendo, Jesús buscaba el modo y ponía su confianza en Dios y había respuesta. Jorge dijo: Viera cómo a Jesús no se le atora nada, no perdía esperanza y de repente al borde de quedarnos sin un peso, ni para comer ni para la gasolina, Juan vendía otro producto y a seguirle.

Cuando se viaja con alguien se aprende mucho, en este caso Jesús aprendió la importancia de cuidar la naturaleza y Jorge que cuando se buscan más opciones y se pone la confianza en Dios la magia aparece.

Nos despedimos y les deseé un viaje seguro, esa misma tarde emprenderían el camino de regreso, así que compartimos teléfonos y ya tengo una invitación a Parral para conocer a sus familias, y quizá recorrer algún lugar descuidado para limpiarlo. Jajaja, no puedo evitarlo.

Le compré uno de sus productos a Jesús, pero yo no traía dinero, así que quedé de hacerle transferencia, pero ya en la tarde no me acordaba de su apellido, así que le marqué. Me dio el nombre completo de los dos y le pregunté: “¿Ya van en camino?” Y me contestó: “¡No qué va, Jorge me puso a limpiar todo el puerto y aquí seguimos!”.

Duré riéndome un buen rato, sólo de imaginármelos, porque aquí en Mazatlán hay mucho que limpiar.

Así que a la mañana siguiente los volví a ver, nos volvimos a despedir y ya supe que llegaron con bien a Parral.

Fue un placer conocerlos y platicar con ellos. Y pienso en cuánta gente nos topamos a diario y con solo un saludo todo lo que puede salir.

Doy gracias a Dios por todas las personas que conozco, las que están presentes en mi vida y las que llegaron y llegan para darme un momento de alegría.

Estoy en la playa limpiando y dos señores que vienen llegando me saludan con la cabeza, después de un rato yo me acerco y pregunto a uno de ellos de dónde son y ¡Oh sorpresa!, ¡son de Parral, Chih.! Me da gusto encontrarme con personas de mi estado, así que empiezo a platicar con uno de ellos, porque el otro está en el mar.

Le echo el rollo de cuidar los espacios naturales y un poco de por qué lo hago. Y Jesús me dice: Oiga, fíjese que cuando la vimos me dijo Jorge mi primo: ¡Mira esa señora está limpiando! ¿Y sabe por qué me lo dijo? Porque venimos viajando por la sierra y él se enojaba mucho al ver la basura cada vez que parábamos en los pueblitos. Un restaurantito estaba vaciando un tambo en los declives, dejando todo el cochinero entre los pinos. También le dio tristeza el hecho de que usan los árboles como postes enredándoles el alambre de púas.

En fin, Jorge le hizo ver a Jesús esas barbaridades, y además lo regañó cuando pretendía tirar basura por la ventana del vehículo. En los pocos días que habían pasado juntos, Jesús se había sensibilizado con el hecho de cuidar el medioambiente. Estábamos en la plática cuando Jorge su primo se acercó y seguimos con el tema, él mencionó que le daban ganas de limpiar una carretera por Parral, que él pondría el vehículo y sus amigos le ayudarían a juntar la basura, que sólo pediría al Municipio la gasolina. ¡Me encontré con uno de los míos! Jajaja, así que conversamos largo y tendido.

También me platicaron de los contratiempos del viaje y cómo se iban resolviendo, Jesús buscaba el modo y ponía su confianza en Dios y había respuesta. Jorge dijo: Viera cómo a Jesús no se le atora nada, no perdía esperanza y de repente al borde de quedarnos sin un peso, ni para comer ni para la gasolina, Juan vendía otro producto y a seguirle.

Cuando se viaja con alguien se aprende mucho, en este caso Jesús aprendió la importancia de cuidar la naturaleza y Jorge que cuando se buscan más opciones y se pone la confianza en Dios la magia aparece.

Nos despedimos y les deseé un viaje seguro, esa misma tarde emprenderían el camino de regreso, así que compartimos teléfonos y ya tengo una invitación a Parral para conocer a sus familias, y quizá recorrer algún lugar descuidado para limpiarlo. Jajaja, no puedo evitarlo.

Le compré uno de sus productos a Jesús, pero yo no traía dinero, así que quedé de hacerle transferencia, pero ya en la tarde no me acordaba de su apellido, así que le marqué. Me dio el nombre completo de los dos y le pregunté: “¿Ya van en camino?” Y me contestó: “¡No qué va, Jorge me puso a limpiar todo el puerto y aquí seguimos!”.

Duré riéndome un buen rato, sólo de imaginármelos, porque aquí en Mazatlán hay mucho que limpiar.

Así que a la mañana siguiente los volví a ver, nos volvimos a despedir y ya supe que llegaron con bien a Parral.

Fue un placer conocerlos y platicar con ellos. Y pienso en cuánta gente nos topamos a diario y con solo un saludo todo lo que puede salir.

Doy gracias a Dios por todas las personas que conozco, las que están presentes en mi vida y las que llegaron y llegan para darme un momento de alegría.