/ viernes 11 de mayo de 2018

Prudencia, paciencia, y tranquilidad

Que las vísceras, odios, rencores, difamaciones, insidias, chismes y chirinolas no nos superen; nuestra inteligencia y coeficiente mental son mucho más superiores que cualquier rumor de las redes sociales, inclusive de los medios de comunicación de mala fe o patrocinados, de las reuniones de café, sociales, bodas, quinceañeras, deportivas, jugadas de dominó, borracheras y párele de contar.

Y claro que me refiero a los acontecimientos que la sociedad estamos presenciando, en el próximo suceso electoral que se avecina, principalmente por los contendientes a la Presidencia de la República; no se vale, no tiene ninguna justificación el que lo hagan, la convivencia social debe ser más importante, que todo el oro del mundo; y no me cansaré de repetirlo, el día que nos vayamos de esta garrita de mundo nada, pero absolutamente nada, nos llevaremos.

Es mucho más importante estar bien con el vecino, los compañeros de labores, de la infancia y la “inflancia”, condiscípulos de la universidad, secundaria o prepa, socios empresariales, negocios, comercios, etc. Para qué estarnos arrugando la nariz o sacándonos la lengua, o mentándonos tuta la madona, si somos humanos, con razonamiento propio y decisión, con libertades, y creo que también con valores, porque ésos los mamamos, sólo es cuestión de practicarlos, pero tal parece que sólo recordamos los negativos, también debe haber positivos, sólo es cuestión de buscarlos.

Mi más grande respeto para quien piense diferente a un servidor, y tenga decidido su voto por tal o cual candidato(s) o no lo esté convenciendo ninguno, sólo sí le recomendaría que cumpla con su deber cívico, e hiciera hincapié también con su familia y amistades, y pedirle a la divina providencia que a quien resulte triunfador lo ilumine, y la piense y razone humanamente, que no piense en hacerse rico de la noche a la mañana, que evite meterle la mano al cajón, que no se sirva de la oportunidad que el pueblo le brinda, que sea al revés: que le regrese a la sociedad lo mucho que ésta le dio. Se vale soñar.



Que las vísceras, odios, rencores, difamaciones, insidias, chismes y chirinolas no nos superen; nuestra inteligencia y coeficiente mental son mucho más superiores que cualquier rumor de las redes sociales, inclusive de los medios de comunicación de mala fe o patrocinados, de las reuniones de café, sociales, bodas, quinceañeras, deportivas, jugadas de dominó, borracheras y párele de contar.

Y claro que me refiero a los acontecimientos que la sociedad estamos presenciando, en el próximo suceso electoral que se avecina, principalmente por los contendientes a la Presidencia de la República; no se vale, no tiene ninguna justificación el que lo hagan, la convivencia social debe ser más importante, que todo el oro del mundo; y no me cansaré de repetirlo, el día que nos vayamos de esta garrita de mundo nada, pero absolutamente nada, nos llevaremos.

Es mucho más importante estar bien con el vecino, los compañeros de labores, de la infancia y la “inflancia”, condiscípulos de la universidad, secundaria o prepa, socios empresariales, negocios, comercios, etc. Para qué estarnos arrugando la nariz o sacándonos la lengua, o mentándonos tuta la madona, si somos humanos, con razonamiento propio y decisión, con libertades, y creo que también con valores, porque ésos los mamamos, sólo es cuestión de practicarlos, pero tal parece que sólo recordamos los negativos, también debe haber positivos, sólo es cuestión de buscarlos.

Mi más grande respeto para quien piense diferente a un servidor, y tenga decidido su voto por tal o cual candidato(s) o no lo esté convenciendo ninguno, sólo sí le recomendaría que cumpla con su deber cívico, e hiciera hincapié también con su familia y amistades, y pedirle a la divina providencia que a quien resulte triunfador lo ilumine, y la piense y razone humanamente, que no piense en hacerse rico de la noche a la mañana, que evite meterle la mano al cajón, que no se sirva de la oportunidad que el pueblo le brinda, que sea al revés: que le regrese a la sociedad lo mucho que ésta le dio. Se vale soñar.