/ jueves 21 de octubre de 2021

Qué hará Maru …

"Podría doblarme, pero nunca me romperé porque está en mi naturaleza como mujer fuerte".

Angela Merkel /Canciller Alemán

Tanto Reyes Baeza, Duarte como Corral en sus gestiones gubernamentales confiadas por los chihuahuenses fueron dilapidando sin freno alguno la seguridad y los recursos públicos que son pilares indiscutibles de un buen gobierno. No obstante ello, ahora padecemos la suma de estas tres administraciones con una deuda pública de 55 mil millones de pesos. Los tres funestos personajes pasan a la historia negra por favorecer la inseguridad, corrupción y falta de probidad. Lavarse las manos culpando a la Federación fue un vil engaño y verdades a medias.


Con una impresionante cifra de 41,700 homicidios en esas tres administraciones, sin contar 6,900 decesos en accidentes viales en 17 años; más un subregistro del crimen organizado arrojan un total mayor a los 53 mil pérdidas humanas. Ni Dante Alighieri con su docta tinta en sus infiernos hubiera tenido tanta imaginación, pero la realidad significa una cantidad casi similar a las bajas de efectivos militares de Estados Unidos en 20 años de la guerra de Vietnam, años con todo ese arsenal de sofisticados armamentos. Quien tenga duda puede consultar datos del Inegi y del Departamento de Estado de EU.


Nos motiva con desmesurada atención los homicidios dolosos en Chihuahua, donde creíamos pensar que fue en la administración de Reyes Baeza la de mayor número de homicidios (no por ello menor), sino fue la administración de Corral el mayor registro (en proporción por el quinquenio) con 12,528, posteriormente Duarte 14,488 y finalmente Reyes Baeza 14,880. La suerte de Duarte se concentró en pagar “carretonadas” de dinero a casi todos los medios de comunicación, la entidad (a excepción del DF) que más pagó en publicidad: $mil millones de pesos que confiscó el silencio de harta violencia con una avalancha de publicidad oficial nunca antes vista, recortando presupuestos en salud, educación y programas sociales. Como en Ciudad Juárez, donde se inauguró sólo el cascarón de un hospital; con tal insolencia desmedida ante una asistencia que aplaudía fervorosamente a Duarte y donde pocos han reclamado su identidad y derechos como si fueran susceptibles de ser regateables.


En esta tesitura se encuentra hoy un gobierno casi vegetativo con una taquicardia en el interior de sus fracturadas finanzas sostenida con alfileres, no así el festín de los exgobernadores, que aunque uno en prisión está recuperando poco a poco su fortuna mal habida con los recursos de todos los chihuahuenses.


Gobernar en estos momentos a Chihuahua se antoja una quijotesca aventura. Es como volver a levantar el Ave Fénix en el desierto, enfrentándose a una dura elección: asfixiarse por la falta de recursos, sobrevivir el sexenio con lamentaciones o la disyuntiva de sacar la casta con fortaleza. Me trae a la memoria en 1973 un gran mural fotográfico que observé en la estación ferroviaria de Frankfurt que captó al fin de la Segunda Guerra a cientos de niños, mujeres y ancianos con harapientas ropas levantando entre todos con manos y cuerdas las torcidas vías del ferrocarril de esa estación que había dejado la aviación de los aliados muerte y destrucción. Sólo debemos mirar que este pueblo marcha hoy sobre vías seguras y lo que nosotros debemos hacer.


efconsultor@yahoo.com





"Podría doblarme, pero nunca me romperé porque está en mi naturaleza como mujer fuerte".

Angela Merkel /Canciller Alemán

Tanto Reyes Baeza, Duarte como Corral en sus gestiones gubernamentales confiadas por los chihuahuenses fueron dilapidando sin freno alguno la seguridad y los recursos públicos que son pilares indiscutibles de un buen gobierno. No obstante ello, ahora padecemos la suma de estas tres administraciones con una deuda pública de 55 mil millones de pesos. Los tres funestos personajes pasan a la historia negra por favorecer la inseguridad, corrupción y falta de probidad. Lavarse las manos culpando a la Federación fue un vil engaño y verdades a medias.


Con una impresionante cifra de 41,700 homicidios en esas tres administraciones, sin contar 6,900 decesos en accidentes viales en 17 años; más un subregistro del crimen organizado arrojan un total mayor a los 53 mil pérdidas humanas. Ni Dante Alighieri con su docta tinta en sus infiernos hubiera tenido tanta imaginación, pero la realidad significa una cantidad casi similar a las bajas de efectivos militares de Estados Unidos en 20 años de la guerra de Vietnam, años con todo ese arsenal de sofisticados armamentos. Quien tenga duda puede consultar datos del Inegi y del Departamento de Estado de EU.


Nos motiva con desmesurada atención los homicidios dolosos en Chihuahua, donde creíamos pensar que fue en la administración de Reyes Baeza la de mayor número de homicidios (no por ello menor), sino fue la administración de Corral el mayor registro (en proporción por el quinquenio) con 12,528, posteriormente Duarte 14,488 y finalmente Reyes Baeza 14,880. La suerte de Duarte se concentró en pagar “carretonadas” de dinero a casi todos los medios de comunicación, la entidad (a excepción del DF) que más pagó en publicidad: $mil millones de pesos que confiscó el silencio de harta violencia con una avalancha de publicidad oficial nunca antes vista, recortando presupuestos en salud, educación y programas sociales. Como en Ciudad Juárez, donde se inauguró sólo el cascarón de un hospital; con tal insolencia desmedida ante una asistencia que aplaudía fervorosamente a Duarte y donde pocos han reclamado su identidad y derechos como si fueran susceptibles de ser regateables.


En esta tesitura se encuentra hoy un gobierno casi vegetativo con una taquicardia en el interior de sus fracturadas finanzas sostenida con alfileres, no así el festín de los exgobernadores, que aunque uno en prisión está recuperando poco a poco su fortuna mal habida con los recursos de todos los chihuahuenses.


Gobernar en estos momentos a Chihuahua se antoja una quijotesca aventura. Es como volver a levantar el Ave Fénix en el desierto, enfrentándose a una dura elección: asfixiarse por la falta de recursos, sobrevivir el sexenio con lamentaciones o la disyuntiva de sacar la casta con fortaleza. Me trae a la memoria en 1973 un gran mural fotográfico que observé en la estación ferroviaria de Frankfurt que captó al fin de la Segunda Guerra a cientos de niños, mujeres y ancianos con harapientas ropas levantando entre todos con manos y cuerdas las torcidas vías del ferrocarril de esa estación que había dejado la aviación de los aliados muerte y destrucción. Sólo debemos mirar que este pueblo marcha hoy sobre vías seguras y lo que nosotros debemos hacer.


efconsultor@yahoo.com