/ viernes 17 de noviembre de 2023

Sin Fonden y con desastres naturales                         

Los desastres naturales se presentan todos los años, pueden ser sequías, inundaciones, temblores, tempestades, huracanes, ciclones, etc., no se sabe exactamente qué estragos dejarán, ni cuándo surgirán con exactitud, ni anticipar los daños que dejarán a su paso, lo que sí sabemos es la importancia de que se etiqueten recursos económicos suficientes para brindar apoyo a las comunidades en que suceden los desastres naturales.

Lamentablemente en México el gobierno de López Obrador desapareció el Fonden, cuyos recursos eran destinados para hacerle frente a los desastres naturales y fue creado desde hace casi tres décadas, para infraestructura pública, vivienda y recuperación ambiental. Ahora se están padeciendo las consecuencias de la desaparición del Fonden, cuyos recursos fueron a parar seguramente a las obras faraónicas que se han convertido en barriles sin fondo.

Los graves daños que desde hace tres semanas ocasionó el ciclón Otis de categoría 5, con mayor fuerza en Acapulco, evidenciaron la urgente necesidad de que se etiquetaran recursos suficientes en el presupuesto de egresos para el próximo año, específicamente para ser destinados a las regiones afectadas en Guerrero, situación que no sucedió, pues desgraciadamente a pesar de las solicitudes de los legisladores de oposición, la votación de los morenistas se impuso y no admitieron que se etiquetaran recursos para la reconstrucción de Acapulco, que quedó devastado y sigue en estado de emergencia; casi en su totalidad no cuenta con el servicio de agua, la mitad de la población está sin electricidad, y sin servicios elementales como el de la recolección de basura, con escasez de alimentos, con las viviendas destrozadas, ahora se suma el desempleo entre los acapulqueños, al quedar la zona hotelera semidestrozada también.

A pesar de las miles de personas afectadas ante estos embates, como se muestra en las imágenes y testimonios de las redes sociales, que son devastadoras, el gobierno federal ha declarado que ya no hay estado de emergencia, y sigue afirmando que son sólo 48 muertos y 26 desaparecidos, información que se desmiente con los datos de las funerarias, quienes estiman que son más de 350 los fallecidos, por los servicios funerarios que han prestado. A lo anterior hay que sumarle los cientos de personas que están desaparecidas y algunas yacen en las profundidades del mar, en virtud de que marineros y turistas se encontraban en embarcaciones y yates particulares, sin que hayan tenido la oportunidad de resguardarse para salvar sus vidas.

Los mexicanos reprobamos la actitud del gobierno federal por maquillar lo que realmente sucede en Guerrero, por el abandono en que se encuentra, y por la indiferencia de AMLO, que lejos de ir a presentarse ante los damnificados para llevar apoyos reales y esperanza, prefiere inaugurar carreteras en Badiraguato.

Un reconocimiento a la sociedad civil de todo el país por solidarizarse y sumarse al apoyo de los guerrerenses, que están dando ejemplo con su trabajo y esfuerzo, para que la recuperación de las zonas afectadas sea posible con mayor rapidez.

Los desastres naturales se presentan todos los años, pueden ser sequías, inundaciones, temblores, tempestades, huracanes, ciclones, etc., no se sabe exactamente qué estragos dejarán, ni cuándo surgirán con exactitud, ni anticipar los daños que dejarán a su paso, lo que sí sabemos es la importancia de que se etiqueten recursos económicos suficientes para brindar apoyo a las comunidades en que suceden los desastres naturales.

Lamentablemente en México el gobierno de López Obrador desapareció el Fonden, cuyos recursos eran destinados para hacerle frente a los desastres naturales y fue creado desde hace casi tres décadas, para infraestructura pública, vivienda y recuperación ambiental. Ahora se están padeciendo las consecuencias de la desaparición del Fonden, cuyos recursos fueron a parar seguramente a las obras faraónicas que se han convertido en barriles sin fondo.

Los graves daños que desde hace tres semanas ocasionó el ciclón Otis de categoría 5, con mayor fuerza en Acapulco, evidenciaron la urgente necesidad de que se etiquetaran recursos suficientes en el presupuesto de egresos para el próximo año, específicamente para ser destinados a las regiones afectadas en Guerrero, situación que no sucedió, pues desgraciadamente a pesar de las solicitudes de los legisladores de oposición, la votación de los morenistas se impuso y no admitieron que se etiquetaran recursos para la reconstrucción de Acapulco, que quedó devastado y sigue en estado de emergencia; casi en su totalidad no cuenta con el servicio de agua, la mitad de la población está sin electricidad, y sin servicios elementales como el de la recolección de basura, con escasez de alimentos, con las viviendas destrozadas, ahora se suma el desempleo entre los acapulqueños, al quedar la zona hotelera semidestrozada también.

A pesar de las miles de personas afectadas ante estos embates, como se muestra en las imágenes y testimonios de las redes sociales, que son devastadoras, el gobierno federal ha declarado que ya no hay estado de emergencia, y sigue afirmando que son sólo 48 muertos y 26 desaparecidos, información que se desmiente con los datos de las funerarias, quienes estiman que son más de 350 los fallecidos, por los servicios funerarios que han prestado. A lo anterior hay que sumarle los cientos de personas que están desaparecidas y algunas yacen en las profundidades del mar, en virtud de que marineros y turistas se encontraban en embarcaciones y yates particulares, sin que hayan tenido la oportunidad de resguardarse para salvar sus vidas.

Los mexicanos reprobamos la actitud del gobierno federal por maquillar lo que realmente sucede en Guerrero, por el abandono en que se encuentra, y por la indiferencia de AMLO, que lejos de ir a presentarse ante los damnificados para llevar apoyos reales y esperanza, prefiere inaugurar carreteras en Badiraguato.

Un reconocimiento a la sociedad civil de todo el país por solidarizarse y sumarse al apoyo de los guerrerenses, que están dando ejemplo con su trabajo y esfuerzo, para que la recuperación de las zonas afectadas sea posible con mayor rapidez.