/ jueves 7 de julio de 2022

Tiempo

Por Roberta Cortazar


El tiempo corre de diferentes maneras, para unos va lento, para otros muy rápido y para el resto va como debe ir. Todo es cuestión de percepción, tranquilidad, ansia o equilibrio. Su velocidad me ha despertado últimamente, quisiera pararlo, que la semana se fuera más despacio, pero estoy corriendo junto con él, a ese ritmo que me empujan los pendientes.

Por eso hoy valoro cuando me deja disfrutarlo sin apuros y espero con ansia los momentos en que nos encontramos en una velocidad media.

A propósito de los días que no permiten acabar lo planeado, en ellos he aceptado que lo que se pudo hacer es lo que se pudo, y lo que no se pudo tendrá que esperar, habrá tiempo y si no, así debió ser.

Tengo el recuerdo de la lentitud del tiempo en mi niñez y en los momentos más felices de mi vida, estaba ahí disfrutando y pensando en lo maravilloso que era vivir, experimentar. En la adolescencia subió la velocidad, crucé esos límites que me marcaban para encontrar los míos y mi panorama extendió posibilidades, corrí, busqué. Hoy estoy en una etapa de experimentar el tiempo más consciente en todas sus formas, disfrutar y aceptar la velocidad como se presenta.

Quisiera hacer un pacto con el tiempo y pedirle que me lleve calmada para absorber cada momento y agradecer cada escenario. Hoy quiero estar alerta para disfrutar este mundo maravilloso que Dios creó, quiero estar despierta cuando una persona esté a mi lado para convivir en mis cinco sentidos, quiero cruzar las fronteras visuales y mirar más allá, oír, oler, saborear y sentir la energía que me conforma y me envuelve.

El tiempo es el que marca el comienzo y el final, empezamos a vivir en determinada fecha, pero no sabemos cuánto tiempo tenemos de existencia en este mundo, así que con esta realidad más ganas me dan de disfrutar y agradecer lo que soy y lo que tengo en el momento presente.

Los frenos que me llevan al pasado quiero que sean para acordarme de lo bueno, y la incertidumbre del futuro la dejo en manos de Dios. Hoy es hoy, donde quiero convivir con mi tiempo, aprovecharlo y decir constantemente gracias.

Hago un inventario de mi tiempo en esta Tierra y sin duda he perdido mucho, por ignorancia, por arrogancia, por pereza, por no apreciar las posibilidades. Mis creencias me estancaron muchas veces ¡Esto debe ser así! Y de ahí no salía, siendo que venimos a este mundo a buscar lo que podemos descubrir fuera de lo que se nos enseña.

Salirme de mis creencias me ha enseñado que muchas veces son cárceles de control y ¿Por qué no hacer algo diferente? ¿Por qué no permitirnos ser escépticos y buscar otras maneras? Dios no está en una estructura rígida, Dios es amor y mientras no atentemos en contra de nosotros mismos y los demás, podemos ir por otros caminos.

Tiempo bendito, te abrazo para aprovecharte.

ROBERTA CORTAZAR B.


Por Roberta Cortazar


El tiempo corre de diferentes maneras, para unos va lento, para otros muy rápido y para el resto va como debe ir. Todo es cuestión de percepción, tranquilidad, ansia o equilibrio. Su velocidad me ha despertado últimamente, quisiera pararlo, que la semana se fuera más despacio, pero estoy corriendo junto con él, a ese ritmo que me empujan los pendientes.

Por eso hoy valoro cuando me deja disfrutarlo sin apuros y espero con ansia los momentos en que nos encontramos en una velocidad media.

A propósito de los días que no permiten acabar lo planeado, en ellos he aceptado que lo que se pudo hacer es lo que se pudo, y lo que no se pudo tendrá que esperar, habrá tiempo y si no, así debió ser.

Tengo el recuerdo de la lentitud del tiempo en mi niñez y en los momentos más felices de mi vida, estaba ahí disfrutando y pensando en lo maravilloso que era vivir, experimentar. En la adolescencia subió la velocidad, crucé esos límites que me marcaban para encontrar los míos y mi panorama extendió posibilidades, corrí, busqué. Hoy estoy en una etapa de experimentar el tiempo más consciente en todas sus formas, disfrutar y aceptar la velocidad como se presenta.

Quisiera hacer un pacto con el tiempo y pedirle que me lleve calmada para absorber cada momento y agradecer cada escenario. Hoy quiero estar alerta para disfrutar este mundo maravilloso que Dios creó, quiero estar despierta cuando una persona esté a mi lado para convivir en mis cinco sentidos, quiero cruzar las fronteras visuales y mirar más allá, oír, oler, saborear y sentir la energía que me conforma y me envuelve.

El tiempo es el que marca el comienzo y el final, empezamos a vivir en determinada fecha, pero no sabemos cuánto tiempo tenemos de existencia en este mundo, así que con esta realidad más ganas me dan de disfrutar y agradecer lo que soy y lo que tengo en el momento presente.

Los frenos que me llevan al pasado quiero que sean para acordarme de lo bueno, y la incertidumbre del futuro la dejo en manos de Dios. Hoy es hoy, donde quiero convivir con mi tiempo, aprovecharlo y decir constantemente gracias.

Hago un inventario de mi tiempo en esta Tierra y sin duda he perdido mucho, por ignorancia, por arrogancia, por pereza, por no apreciar las posibilidades. Mis creencias me estancaron muchas veces ¡Esto debe ser así! Y de ahí no salía, siendo que venimos a este mundo a buscar lo que podemos descubrir fuera de lo que se nos enseña.

Salirme de mis creencias me ha enseñado que muchas veces son cárceles de control y ¿Por qué no hacer algo diferente? ¿Por qué no permitirnos ser escépticos y buscar otras maneras? Dios no está en una estructura rígida, Dios es amor y mientras no atentemos en contra de nosotros mismos y los demás, podemos ir por otros caminos.

Tiempo bendito, te abrazo para aprovecharte.

ROBERTA CORTAZAR B.