/ miércoles 28 de febrero de 2018

Una interpretación per se del hecho noticioso

La capacitación como mecanismo indispensable en la prevención de delitos contra la libertad de expresión, fue tema principal en la sesión de Consejo Directivo de Fapermex, en Hermosillo, Sonora, principalmente los esfuerzos que se desarrollan en Chihuahua, bajo auspicios del Sistema Integral de Protección a Periodistas, coordinado por la CEDH.

¿Cuáles son los temas en los que se justifica con mayor amplitud la actividad interpretativa del periodista? Esta pregunta, sin duda, es permanente, no sólo en el público lector, televidente, radioescucha o cibernauta, sino en el mismo periodista que utiliza una lente escrutadora del hecho noticioso.

En primer lugar debe decirse que en todos. En principio no debe existir distinción alguna. Todos los hechos noticiosos deben ser sujetos a ese peculiar estilo del comunicador, que lo analiza y sintetiza, interpretándolo frente a su auditorio, con afanes de mayor impacto en cuanto a su trascendencia.

Se trata de un ejercicio que no es ocioso. Al contrario, es una actividad periodística de rigor, que coloca en su exacto contexto y trascendencia hechos que bajo una visión superficial, podrían aparecer como sucesos de la cotidianidad, que carecen de mayor trascendencia.

Es decir: los hechos noticiosos son susceptibles de interpretación, porque todos ellos, al ser noticia, involucran de una manera u otra, directa o indirectamente, el poder formal o fáctico.

Un incendio en una colonia humilde que no contó con la acción inmediata de bomberos; un asalto con intervención tardía de la autoridad: una política educativa o de salud inadecuada: todos ellos son hechos noticiosos, cotidianos, que exigen interpretación.

Sin embargo no es sencillo ni agradable.

Los poderes fácticos, formales o informales, pueden parecer interesados en que los hechos noticiosos no sean analizados en su trascendencia, para conservar su status: no quieren verse importunados por análisis a fondo que directa o indirectamente los cuestionan.

Pese a ello, la labor del periodista es cuestionar, buscar los ángulos de crítica, porque ello permite impulsar una política pública o privada de mayor congruencia con valores propugnados como eje moral de actuación, que en ocasiones queda sólo como simple declaración de principios.

En ello va el riesgo de la actividad periodística, que debe asumirse con gran responsabilidad.

http://robertopinon.blogspot.mx

La capacitación como mecanismo indispensable en la prevención de delitos contra la libertad de expresión, fue tema principal en la sesión de Consejo Directivo de Fapermex, en Hermosillo, Sonora, principalmente los esfuerzos que se desarrollan en Chihuahua, bajo auspicios del Sistema Integral de Protección a Periodistas, coordinado por la CEDH.

¿Cuáles son los temas en los que se justifica con mayor amplitud la actividad interpretativa del periodista? Esta pregunta, sin duda, es permanente, no sólo en el público lector, televidente, radioescucha o cibernauta, sino en el mismo periodista que utiliza una lente escrutadora del hecho noticioso.

En primer lugar debe decirse que en todos. En principio no debe existir distinción alguna. Todos los hechos noticiosos deben ser sujetos a ese peculiar estilo del comunicador, que lo analiza y sintetiza, interpretándolo frente a su auditorio, con afanes de mayor impacto en cuanto a su trascendencia.

Se trata de un ejercicio que no es ocioso. Al contrario, es una actividad periodística de rigor, que coloca en su exacto contexto y trascendencia hechos que bajo una visión superficial, podrían aparecer como sucesos de la cotidianidad, que carecen de mayor trascendencia.

Es decir: los hechos noticiosos son susceptibles de interpretación, porque todos ellos, al ser noticia, involucran de una manera u otra, directa o indirectamente, el poder formal o fáctico.

Un incendio en una colonia humilde que no contó con la acción inmediata de bomberos; un asalto con intervención tardía de la autoridad: una política educativa o de salud inadecuada: todos ellos son hechos noticiosos, cotidianos, que exigen interpretación.

Sin embargo no es sencillo ni agradable.

Los poderes fácticos, formales o informales, pueden parecer interesados en que los hechos noticiosos no sean analizados en su trascendencia, para conservar su status: no quieren verse importunados por análisis a fondo que directa o indirectamente los cuestionan.

Pese a ello, la labor del periodista es cuestionar, buscar los ángulos de crítica, porque ello permite impulsar una política pública o privada de mayor congruencia con valores propugnados como eje moral de actuación, que en ocasiones queda sólo como simple declaración de principios.

En ello va el riesgo de la actividad periodística, que debe asumirse con gran responsabilidad.

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