/ sábado 21 de agosto de 2021

Antes que se nos olvide | El miedo no anda en burro

Por: Carlos A. Esparza Deister

Suele pasar en el trabajo, que en un arranque de valentía, coraje o locura, el trabajador enfrente a su patrón o jefe inmediato, luego, cuando ve que la situación puede complicarse o habrá represalias, se arrepiente y decide solucionar el problema rápidamente, pero en ocasiones es tanta la premura, que algunos caen en el servilismo con tal de recuperar el aprecio del jefe. Guardando toda proporción, una situación similar ocurre actualmente entre el presidente López Obrador y el gobernador Javier Corral, quien primero estaba muy “sácale punta “, poniéndosele al tú por tú, recordemos el conflicto del agua, donde se dijeron de todo, después a finales del 2020 Andrés Manuel vino a Chihuahua y decidió no reunirse con Corral, pues aseguró que tenían una mala relación. Inmediatamente la Alianza Federalista, conformada por 10 estados, incluido Chihuahua, lamentó la decisión del presidente. Corral agradeció a sus colegas vía Twitter, diciendo que era un mensaje de intimidación. Previamente en una entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva manifestó su inconformidad, “El presidente se está equivocando, a mí no me va a mantener callado como lo ha hecho con otros gobernadores”. Así mismo señaló que López Obrador está acostumbrado a descalificar a quien se oponga a sus puntos de vista. “El que no está con él es traidor, hipócrita, mentiroso, corrupto, etcétera”. “Los quiere sometidos a los gobernadores o humillados, ¿no? Y con nosotros, aquí sí te quiero decir, pues se va topar con pared”.

Quizá sí se topó con pared, pero sólo por corto tiempo, pues era débil, estaba hecha de triplay, por lo cual se fue debilitando hasta romper. Actualmente queda poco de ese norteño echado pa’ delante. A finales de junio, antes de sostener un encuentro con López Obrador, como para ir suavizando la reunión, declaró que el tema del agua había “envenenado” su relación. Por “coincidencia”, días antes López Obrador utilizó el mismo término, al señalar que la gente votó contra Morena, porque los habían envenenado con “guerra sucia”.

Por supuesto, es bueno que hayan limado asperezas, como el mismo gobernador lo dijo, luego de su encuentro a finales de junio, donde señaló que el tema del agua estaba superado. Claro que está superado, pero únicamente para él, pues en unos días dejará el cargo, pero seguramente el problema de las presas continuará. Ahora que es nuevamente “amigo” de Andrés Manuel declaró que el PAN, partido de sus amores, por el cual hace unos años daba casi la vida, se estaba pudriendo, “este PAN está en su peor época, este PAN ya no se come”. Y continuaron los guiños al presidente, afirmó, que con tal de combatir a López Obrador, el PAN se ha refugiado en la trinchera de la corrupción o el cinismo. Y nuevamente otra “coincidencia” entre ambos políticos, en 2015 López Obrador arremetió contra su expartido, “Los candidatos y dirigentes del PRD si no están podridos, están a punto de podrirse”.

Es positivo para el país, que Corral y Andrés Manuel lleven la fiesta en paz, sin embargo, nuestro aún gobernador debería disimular un poco, pues se está comportando como empleado que cometió un error y que busca agradar a su jefe por todos los medios posibles, para que no lo corra. Claro, en este caso son otros los intereses, quizá uno de ellos es que le echen una “manita”, en caso que la nueva gobernadora busque venganza y tal vez otro sería asegurar un puesto en Morena, por si lo llegan a expulsar del PAN. Bien dicen que el miedo no anda en burro.


esparzadeister@gmail.com

Twutter: @carlosaesparza

Por: Carlos A. Esparza Deister

Suele pasar en el trabajo, que en un arranque de valentía, coraje o locura, el trabajador enfrente a su patrón o jefe inmediato, luego, cuando ve que la situación puede complicarse o habrá represalias, se arrepiente y decide solucionar el problema rápidamente, pero en ocasiones es tanta la premura, que algunos caen en el servilismo con tal de recuperar el aprecio del jefe. Guardando toda proporción, una situación similar ocurre actualmente entre el presidente López Obrador y el gobernador Javier Corral, quien primero estaba muy “sácale punta “, poniéndosele al tú por tú, recordemos el conflicto del agua, donde se dijeron de todo, después a finales del 2020 Andrés Manuel vino a Chihuahua y decidió no reunirse con Corral, pues aseguró que tenían una mala relación. Inmediatamente la Alianza Federalista, conformada por 10 estados, incluido Chihuahua, lamentó la decisión del presidente. Corral agradeció a sus colegas vía Twitter, diciendo que era un mensaje de intimidación. Previamente en una entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva manifestó su inconformidad, “El presidente se está equivocando, a mí no me va a mantener callado como lo ha hecho con otros gobernadores”. Así mismo señaló que López Obrador está acostumbrado a descalificar a quien se oponga a sus puntos de vista. “El que no está con él es traidor, hipócrita, mentiroso, corrupto, etcétera”. “Los quiere sometidos a los gobernadores o humillados, ¿no? Y con nosotros, aquí sí te quiero decir, pues se va topar con pared”.

Quizá sí se topó con pared, pero sólo por corto tiempo, pues era débil, estaba hecha de triplay, por lo cual se fue debilitando hasta romper. Actualmente queda poco de ese norteño echado pa’ delante. A finales de junio, antes de sostener un encuentro con López Obrador, como para ir suavizando la reunión, declaró que el tema del agua había “envenenado” su relación. Por “coincidencia”, días antes López Obrador utilizó el mismo término, al señalar que la gente votó contra Morena, porque los habían envenenado con “guerra sucia”.

Por supuesto, es bueno que hayan limado asperezas, como el mismo gobernador lo dijo, luego de su encuentro a finales de junio, donde señaló que el tema del agua estaba superado. Claro que está superado, pero únicamente para él, pues en unos días dejará el cargo, pero seguramente el problema de las presas continuará. Ahora que es nuevamente “amigo” de Andrés Manuel declaró que el PAN, partido de sus amores, por el cual hace unos años daba casi la vida, se estaba pudriendo, “este PAN está en su peor época, este PAN ya no se come”. Y continuaron los guiños al presidente, afirmó, que con tal de combatir a López Obrador, el PAN se ha refugiado en la trinchera de la corrupción o el cinismo. Y nuevamente otra “coincidencia” entre ambos políticos, en 2015 López Obrador arremetió contra su expartido, “Los candidatos y dirigentes del PRD si no están podridos, están a punto de podrirse”.

Es positivo para el país, que Corral y Andrés Manuel lleven la fiesta en paz, sin embargo, nuestro aún gobernador debería disimular un poco, pues se está comportando como empleado que cometió un error y que busca agradar a su jefe por todos los medios posibles, para que no lo corra. Claro, en este caso son otros los intereses, quizá uno de ellos es que le echen una “manita”, en caso que la nueva gobernadora busque venganza y tal vez otro sería asegurar un puesto en Morena, por si lo llegan a expulsar del PAN. Bien dicen que el miedo no anda en burro.


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