/ sábado 16 de julio de 2022

Antes que se nos olvide | Ídolos de yeso

Por: Carlos A. Esparza Deister

Es absurda la admiración que muchos jóvenes tienen por los capos del narcotráfico, seguramente han influido en ellos las narcoseries y los narcocorridos, melodías donde casi siempre presentan al criminal, como alguien que viene desde abajo, enfrentando una dura vida, donde ha caído varias veces, y por esto los amigos lo abandonan. “Mucha gente lo ve pa’ abajo”, deseando que permanezca hundido, sin embargo, luego de mucho batallar y de “trabajar” codo a codo con su patrón, llega a la cúspide, donde gana billetes verdes a montones, viste ropa y calzado de marca, gruesas cadenas de oro adornan su cuello, conduce autos lujosos, las mujeres hermosas lo persiguen y ahora sí, gracias a su esfuerzo, “todo mundo lo ve con respeto”. Varios jovencitos lamentablemente se la creen, tanto los que provienen de cuna humilde como los que no han tenido carencias, aspirando a una vida similar a la de esos protagonistas de narcocorridos, y mientras esto pasa, algunos practican un poco, escuchan a todo volumen dicha música, llenándose de adrenalina, traen el carro o la camioneta de papi o mami, pero ellos se creen pequeños gánsteres, son prepotentes, broncudos, le pisan al acelerador a fondo, pa’ demostrar que traen poder. Poco tiempo después, algunos de ellos alcanzan su mediocre objetivo, ingresar a una organización criminal como sicario o vendedor de drogas, el final de la historia todos lo sabemos, casi siempre es, cárcel o muerte.

Con tal cantidad de narcoseries y narcocorridos pareciera que en México se le da mayor reconocimiento a una persona nociva que a una positiva. Actualmente, casi todos los corridos son inspirados en narcos o criminales, entiendo que muchas veces el mismo delincuente le paga muy bien a los grupos musicales para que hagan sus canciones, sin embargo, también deberían de hacer corridos y sin paga de por medio para mexicanos honestos, trabajadores, tenaces, responsables, que también vienen desde abajo, batallando, que se han caído y levantado infinidad de veces, y no paran hasta alcanzar sus sueños, convirtiéndose en grandes empresarios, futbolistas, automovilistas, cineastas, cantantes, boxeadores, bailarines, pianistas, etc. Así mismo, las series y programas de televisión o internet deberían tener como protagonistas a estos verdaderos triunfadores, claro, hay algunas, pero no las suficientes. Lamentablemente, el morbo vende y mientras las narcoseries sigan teniendo altas audiencias, continuarán, sin embargo, las productoras o televisoras, deberían ser más responsables, y al menos, equilibrar sus contenidos, con historias de personajes que han impactado de manera positiva en nuestro país, relatos que seguramente son más interesantes que la vida de cualquier narco, por muy importante que haya sido, siempre será, un falso ídolo de yeso.


Orgulloso miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.

Sígame por Face: @Antes que se nos Olvide

esparzadeister@gmail.com


Por: Carlos A. Esparza Deister

Es absurda la admiración que muchos jóvenes tienen por los capos del narcotráfico, seguramente han influido en ellos las narcoseries y los narcocorridos, melodías donde casi siempre presentan al criminal, como alguien que viene desde abajo, enfrentando una dura vida, donde ha caído varias veces, y por esto los amigos lo abandonan. “Mucha gente lo ve pa’ abajo”, deseando que permanezca hundido, sin embargo, luego de mucho batallar y de “trabajar” codo a codo con su patrón, llega a la cúspide, donde gana billetes verdes a montones, viste ropa y calzado de marca, gruesas cadenas de oro adornan su cuello, conduce autos lujosos, las mujeres hermosas lo persiguen y ahora sí, gracias a su esfuerzo, “todo mundo lo ve con respeto”. Varios jovencitos lamentablemente se la creen, tanto los que provienen de cuna humilde como los que no han tenido carencias, aspirando a una vida similar a la de esos protagonistas de narcocorridos, y mientras esto pasa, algunos practican un poco, escuchan a todo volumen dicha música, llenándose de adrenalina, traen el carro o la camioneta de papi o mami, pero ellos se creen pequeños gánsteres, son prepotentes, broncudos, le pisan al acelerador a fondo, pa’ demostrar que traen poder. Poco tiempo después, algunos de ellos alcanzan su mediocre objetivo, ingresar a una organización criminal como sicario o vendedor de drogas, el final de la historia todos lo sabemos, casi siempre es, cárcel o muerte.

Con tal cantidad de narcoseries y narcocorridos pareciera que en México se le da mayor reconocimiento a una persona nociva que a una positiva. Actualmente, casi todos los corridos son inspirados en narcos o criminales, entiendo que muchas veces el mismo delincuente le paga muy bien a los grupos musicales para que hagan sus canciones, sin embargo, también deberían de hacer corridos y sin paga de por medio para mexicanos honestos, trabajadores, tenaces, responsables, que también vienen desde abajo, batallando, que se han caído y levantado infinidad de veces, y no paran hasta alcanzar sus sueños, convirtiéndose en grandes empresarios, futbolistas, automovilistas, cineastas, cantantes, boxeadores, bailarines, pianistas, etc. Así mismo, las series y programas de televisión o internet deberían tener como protagonistas a estos verdaderos triunfadores, claro, hay algunas, pero no las suficientes. Lamentablemente, el morbo vende y mientras las narcoseries sigan teniendo altas audiencias, continuarán, sin embargo, las productoras o televisoras, deberían ser más responsables, y al menos, equilibrar sus contenidos, con historias de personajes que han impactado de manera positiva en nuestro país, relatos que seguramente son más interesantes que la vida de cualquier narco, por muy importante que haya sido, siempre será, un falso ídolo de yeso.


Orgulloso miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.

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