/ viernes 2 de febrero de 2024

Antes que se nos Olvide | La famosa Orquesta Riestra 2da parte

En 1932, a petición de su madre, Ernesto Riestra regresa a México luego de permanecer 13 años en Estados Unidos, donde destacó como integrante de reconocidas orquestas, logrando en su última etapa ser director. Al llegar a su natal Monterrey, comienza a inquietarse pues la ciudad era pequeña y no había un círculo artístico en el cual continuar su carrera musical. Emigra a Ciudad de México donde consigue trabajo en la Secretaría de Comunicaciones, pero extrañaba los escenarios, para no perder el ritmo, formó un cuarteto musical con compañeros de la oficina, pronto se volvieron famosos entre las dependencias de gobierno, amenizaban todas las reuniones, pero sin paga de por medio. Posteriormente, escuchando la radio, se dio cuenta que las orquestas de los programas en vivo no sonaban bien, por lo cual abandona las filas de los burócratas y decide regresar al mundo artístico de manera profesional. Primero se unió a dos músicos, los tres eran muy talentosos, por lo cual consiguieron trabajo rápidamente en estaciones de radio pequeñas, luego, para su fortuna, Emilio Azcárraga Vidaurreta, en ese tiempo dueño de la estación más importante del país, XEW, informó a un grupo de músicos, que un tal Riestra, director de orquesta de New York se encontraba en la ciudad, ni tardos ni perezosos, fueron a pedirle que los dirigiera. Los escuchó tocar y aceptó. Después de varios meses de prolongados ensayos, los once integrantes, hicieron una audición ante Azcárraga, buscando formar parte de algún programa radiofónico, interpretaron, tangos, blues, vals, pero luego de felicitarlos, el magnate los rechazó. Esto los desanimo por un momento, pero volvieron a intentarlo en la XEB, donde realizaron un programa en vivo, tocaron durante una hora, logrando un éxito rotundo, los teléfonos no dejaron de sonar, los radio escuchas felicitaban a la orquesta y la mayoría preguntaba si eran extranjeros. Gracias a este recibimiento del público, fueron contratados para un programa diario con duración de media hora. Esto los catapultó, dándose a conocer en todo México y algunos países latinoamericanos. Después consiguieron contratos en teatros, en los primeros centros nocturnos de México, bailes y carnavales. La orquesta incrementó sus elementos a 25, recorriendo gran parte de la república, acompañando a grandes de la época como Agustín Lara, Pedro Vargas, Toña la Negra, Lucha Reyes, Emilio Tuero, entre otros. Se presentaban en lugares lejanos para la época, como Mérida, pues para llegar, primero tenían que ir a Veracruz en tren, luego atravesar el Golfo de México por dos días, en un pequeño barco, hasta llegar a Progreso, Yucatán. O Acapulco, donde solo había dos hoteles en toda la costera y desde la Ciudad de México, tardaban 36 horas en llegar. La Orquesta Riestra permaneció en el gusto del público por varias décadas, pero el camino no fue fácil, Ernesto se reinventó varias veces, pues la primer orquesta se deshizo luego de cinco años. Así mismo, Riestra compuso varios temas exitosos, como, La boda de Don Refugio, por cierto, dicha melodía la grabó Omar Chaparro en el 2012 y en la plataforma musical Spotify, le adjudican erróneamente la autoría de letra y música.

Ernesto escribió su memorias a los 73 años, “Mi Batuta habla”, se publicó en 1974, plasmando grandes anécdotas, definitivamente fue un personaje trascendental en la historia musical de México, que dejó huellas en su andar, pero que el despiadado tiempo, se ha encargado de borrar. Casi al final de su libro, dice que cuando era joven, imaginaba que un árbol frondoso de laurel lo protegía de todo, era como un símbolo de triunfo en su vida, pero después, ese enorme árbol se fue deshojando, envejeciendo, las flores se fueron deshaciendo poco a poco, quedando solo una rama que sostenía una flor marchita, esa flor marchita…era él.


En 1932, a petición de su madre, Ernesto Riestra regresa a México luego de permanecer 13 años en Estados Unidos, donde destacó como integrante de reconocidas orquestas, logrando en su última etapa ser director. Al llegar a su natal Monterrey, comienza a inquietarse pues la ciudad era pequeña y no había un círculo artístico en el cual continuar su carrera musical. Emigra a Ciudad de México donde consigue trabajo en la Secretaría de Comunicaciones, pero extrañaba los escenarios, para no perder el ritmo, formó un cuarteto musical con compañeros de la oficina, pronto se volvieron famosos entre las dependencias de gobierno, amenizaban todas las reuniones, pero sin paga de por medio. Posteriormente, escuchando la radio, se dio cuenta que las orquestas de los programas en vivo no sonaban bien, por lo cual abandona las filas de los burócratas y decide regresar al mundo artístico de manera profesional. Primero se unió a dos músicos, los tres eran muy talentosos, por lo cual consiguieron trabajo rápidamente en estaciones de radio pequeñas, luego, para su fortuna, Emilio Azcárraga Vidaurreta, en ese tiempo dueño de la estación más importante del país, XEW, informó a un grupo de músicos, que un tal Riestra, director de orquesta de New York se encontraba en la ciudad, ni tardos ni perezosos, fueron a pedirle que los dirigiera. Los escuchó tocar y aceptó. Después de varios meses de prolongados ensayos, los once integrantes, hicieron una audición ante Azcárraga, buscando formar parte de algún programa radiofónico, interpretaron, tangos, blues, vals, pero luego de felicitarlos, el magnate los rechazó. Esto los desanimo por un momento, pero volvieron a intentarlo en la XEB, donde realizaron un programa en vivo, tocaron durante una hora, logrando un éxito rotundo, los teléfonos no dejaron de sonar, los radio escuchas felicitaban a la orquesta y la mayoría preguntaba si eran extranjeros. Gracias a este recibimiento del público, fueron contratados para un programa diario con duración de media hora. Esto los catapultó, dándose a conocer en todo México y algunos países latinoamericanos. Después consiguieron contratos en teatros, en los primeros centros nocturnos de México, bailes y carnavales. La orquesta incrementó sus elementos a 25, recorriendo gran parte de la república, acompañando a grandes de la época como Agustín Lara, Pedro Vargas, Toña la Negra, Lucha Reyes, Emilio Tuero, entre otros. Se presentaban en lugares lejanos para la época, como Mérida, pues para llegar, primero tenían que ir a Veracruz en tren, luego atravesar el Golfo de México por dos días, en un pequeño barco, hasta llegar a Progreso, Yucatán. O Acapulco, donde solo había dos hoteles en toda la costera y desde la Ciudad de México, tardaban 36 horas en llegar. La Orquesta Riestra permaneció en el gusto del público por varias décadas, pero el camino no fue fácil, Ernesto se reinventó varias veces, pues la primer orquesta se deshizo luego de cinco años. Así mismo, Riestra compuso varios temas exitosos, como, La boda de Don Refugio, por cierto, dicha melodía la grabó Omar Chaparro en el 2012 y en la plataforma musical Spotify, le adjudican erróneamente la autoría de letra y música.

Ernesto escribió su memorias a los 73 años, “Mi Batuta habla”, se publicó en 1974, plasmando grandes anécdotas, definitivamente fue un personaje trascendental en la historia musical de México, que dejó huellas en su andar, pero que el despiadado tiempo, se ha encargado de borrar. Casi al final de su libro, dice que cuando era joven, imaginaba que un árbol frondoso de laurel lo protegía de todo, era como un símbolo de triunfo en su vida, pero después, ese enorme árbol se fue deshojando, envejeciendo, las flores se fueron deshaciendo poco a poco, quedando solo una rama que sostenía una flor marchita, esa flor marchita…era él.