/ jueves 2 de diciembre de 2021

Consecuencias

El presidente, envuelto en sus ensueños, ha estado hablando de crecimiento de 6 por ciento, de recuperación, la verdad es que la información es negativa. Hasta ahora, lo que podemos ver es que la recuperación, o mejor dicho rebote, de la caída del año pasado llegó a su fin muy rápido, y se quedó muy corta. Se confirma por el Inegi ya una contracción cercana a -1.5 por ciento para el tercer trimestre del año. Se había estimado un estancamiento de seis meses, ahora sabemos que en realidad es de diez.

La economía no puede reaccionar porque la gente no tiene dinero, y no consume. También el empleo e ingresos no muestran mucha vitalidad, por lo que el consumo seguirá deprimido, y era la esperanza del crecimiento. Lo que nos confirman los datos es que el rebote ha terminado, y la recuperación es ya muy elusiva.

El indicador de personal ocupado que calcula el Inegi se encuentra en los niveles de 2016, es decir cinco años de rezago, y por eso el consumo no puede recuperarse.

En esto también influye la decisión de López Obrador de no llevar a cabo ningún programa de apoyo, ni a empresas ni a personas, y apenas aceptar los créditos blandos del Banco Mundial que no tenemos idea de cómo se asignaron. Lo que las cifras muestran es que no ayudaron a la población, de forma general, a sobrellevar la tragedia.

Puesto que no se tuvieron apoyos a empresas ni a familias durante la pandemia, la población sobrevivió comiéndose sus ahorros, y ahora ya no los tiene, ni ha recuperado su ingreso. En consecuencia, puede comprar menos. Si a eso le sumamos una inflación que ronda ya 10 por ciento para alimentos (en todos los niveles de ingreso), de 8 a 9 por ciento en enseres para el hogar para los más pobres, y de 7 a 10 por ciento en transporte para los que tienen más ingresos, se entiende por qué el consumo se ha venido abajo.

Puesto que el consumo explica dos tercios de la actividad económica, si no hay un avance relevante en empleo e ingresos, no habrá forma de crecer. Pero para lograr ese avance requerimos un crecimiento en inversión de al menos 5 por ciento para el próximo año si queremos ver más empleo e ingresos. Si no llegamos a ese nivel, entonces el crecimiento de la economía será inferior al 1 por ciento.

El tipo de cambio del peso mexicano terminó el viernes 26 de noviembre en 21.83 pesos, con una depreciación semanal de 4.9 por ciento. Lo que representa la peor pérdida semanal del peso en 14 meses, según datos del Banco de México.

Hubo varias causas externas, pero la más relevante fueron las presiones internas, sobre la propuesta de la subsecretaria de Egresos, Victoria Rodríguez, como integrante de junta de gobierno y gobernadora de Banxico para el periodo 2022-2027, ya que esto provoca incertidumbre sobre la nominación de la Sra. Rodríguez ante su falta de experiencia en materia monetaria.

Como consecuencias de tres años de ahuyentar la inversión, tenemos menos empleo, menos ingreso, menos consumo, menos actividad económica. Ignoro si esperaban algo diferente, pero era obvio.

Economista y Maestro en Finanzas


El presidente, envuelto en sus ensueños, ha estado hablando de crecimiento de 6 por ciento, de recuperación, la verdad es que la información es negativa. Hasta ahora, lo que podemos ver es que la recuperación, o mejor dicho rebote, de la caída del año pasado llegó a su fin muy rápido, y se quedó muy corta. Se confirma por el Inegi ya una contracción cercana a -1.5 por ciento para el tercer trimestre del año. Se había estimado un estancamiento de seis meses, ahora sabemos que en realidad es de diez.

La economía no puede reaccionar porque la gente no tiene dinero, y no consume. También el empleo e ingresos no muestran mucha vitalidad, por lo que el consumo seguirá deprimido, y era la esperanza del crecimiento. Lo que nos confirman los datos es que el rebote ha terminado, y la recuperación es ya muy elusiva.

El indicador de personal ocupado que calcula el Inegi se encuentra en los niveles de 2016, es decir cinco años de rezago, y por eso el consumo no puede recuperarse.

En esto también influye la decisión de López Obrador de no llevar a cabo ningún programa de apoyo, ni a empresas ni a personas, y apenas aceptar los créditos blandos del Banco Mundial que no tenemos idea de cómo se asignaron. Lo que las cifras muestran es que no ayudaron a la población, de forma general, a sobrellevar la tragedia.

Puesto que no se tuvieron apoyos a empresas ni a familias durante la pandemia, la población sobrevivió comiéndose sus ahorros, y ahora ya no los tiene, ni ha recuperado su ingreso. En consecuencia, puede comprar menos. Si a eso le sumamos una inflación que ronda ya 10 por ciento para alimentos (en todos los niveles de ingreso), de 8 a 9 por ciento en enseres para el hogar para los más pobres, y de 7 a 10 por ciento en transporte para los que tienen más ingresos, se entiende por qué el consumo se ha venido abajo.

Puesto que el consumo explica dos tercios de la actividad económica, si no hay un avance relevante en empleo e ingresos, no habrá forma de crecer. Pero para lograr ese avance requerimos un crecimiento en inversión de al menos 5 por ciento para el próximo año si queremos ver más empleo e ingresos. Si no llegamos a ese nivel, entonces el crecimiento de la economía será inferior al 1 por ciento.

El tipo de cambio del peso mexicano terminó el viernes 26 de noviembre en 21.83 pesos, con una depreciación semanal de 4.9 por ciento. Lo que representa la peor pérdida semanal del peso en 14 meses, según datos del Banco de México.

Hubo varias causas externas, pero la más relevante fueron las presiones internas, sobre la propuesta de la subsecretaria de Egresos, Victoria Rodríguez, como integrante de junta de gobierno y gobernadora de Banxico para el periodo 2022-2027, ya que esto provoca incertidumbre sobre la nominación de la Sra. Rodríguez ante su falta de experiencia en materia monetaria.

Como consecuencias de tres años de ahuyentar la inversión, tenemos menos empleo, menos ingreso, menos consumo, menos actividad económica. Ignoro si esperaban algo diferente, pero era obvio.

Economista y Maestro en Finanzas