/ sábado 10 de febrero de 2024

El periodista debe evitar el odio en la sociedad

Violencia y malos gobernantes, creciente amenaza


En estos momentos de crisis de seguridad y polarización oficial, es necesario que el periodista estimule la inteligencia y evite el odio en la sociedad.

El crecimiento de los medios de comunicación en este siglo es excesivo, especialmente aquellos de contenido puramente audiovisual que aportan la información en el llamado "tiempo real".

Dicho crecimiento ha hecho más poderosos a los medios, pero también han surgido contrapesos, sobre todo para respaldar a las sociedades en la solución de sus problemas, como es la violencia generada por los grupos delincuenciales.

Un fenómeno de ese contrapeso es el llamado “quinto poder” que permite oponer una fuerza cívica ciudadana a los poderes fácticos y exigir resultados a los gobiernos.

En cuanto a la labor del periodista, debe ser universal, con un profundo amor a su patria y amplio sentido de responsabilidad social.

Y es que el mejor periodista es quien construye democracia y se convierte en un real agente de cambio.

El periodista es el verdadero guía de la sociedad. Es ver con claridad lo que está sucediendo y participar en la solución de los problemas.

Y que quede claro. El mejor trabajo periodístico es el que se hace para el servicio de toda la sociedad.

Grandes pensadores del periodismo afirman que “debemos fomentar el periodismo de servicio y no el periodismo de poder” como lo dijo el periodista colombiano Javier Darío Restrepo.

El hecho de que el periodista sea respetuoso, significa antes que cualquier cosa, cuidar al ser humano, sobre todo en su privacidad y su forma de pensar, que es trascendental en la escala de valores.

El periodista da la batalla todos los días, en la búsqueda de las mejores noticias, pero enfocadas a resolver los principales problemas de la sociedad, como la inseguridad y el ataque a la corrupción.

El buen periodista requiere de su independencia y su agenda propia.

En el libro “Deontología Periodística” (Jáquez, 2015) destacan pensamientos e ideas de escritores y periodistas que han dejado honda huella en el mundo, entre ellos:

José Marti: “El periodista debe desobedecer a los apetitos del bien personal”.

Joseph Pulitzer:

Una persona demagógica, mercenaria y cínica, producirá con el tiempo una opinión pública a semejanza”.

Gabriel García Márquez:

“Cambiemos algo todos los días”

“Las palabras son mensajeras de la verdad, pero también de la mentira”; decía Agustín Basave.

Es menester sujetarse a los hechos noticiosos, enriquecidos con el buen uso del lenguaje. Hay que elevar las palabras a la máxima expresión, la compresión, pues.

Y es que no debemos olvidar que la palabra es el instrumento prodigioso de la comunicación, posesión exclusiva de los seres racionales y saber usarla es una habilidad envidiable. Si las palabras se usan mal, no seremos escuchados ni leídos con agrado, menos comprendidos.

Conformamos nuestra realidad no sólo a través de aquello que podemos palpar o contemplar con nuestros sentidos de forma directa, sino también en gran medida gracias a las ideas y conceptos, que muchos nos llegan por los diversos medios de comunicación y el creciente poder de las redes sociales.

“Los medios de comunicación no son sino una extensión de los órganos del ser humano, una extensión de su sensibilidad”, como escribió Geovani Sartori en el “Homo Sapiens, Homo Videns”.

La mayoría de nosotros, pensamos en los medios como fuentes que nos brindan noticias o información, es decir los tres medios tradicionales: la prensa, la radio y la televisión.

Sin embargo los medios se han extendido. Y es que con la aparición tan veloz de las nuevas tecnologías nos hemos convertido en parte de ellos mismos.

Este documento es una aportación de pensamientos, ideas y experiencias de periodistas y escritores que elevan esta profesión al arte de creación y transformación constante.

Hombres y mujeres exigen al periodista ser más original que el día anterior. Por ello, los invito a que eleven su pensamiento a lo más sublime. Muevan su capacidad racional y contribuyan con su trabajo a un mejor país.


Violencia y malos gobernantes, creciente amenaza


En estos momentos de crisis de seguridad y polarización oficial, es necesario que el periodista estimule la inteligencia y evite el odio en la sociedad.

El crecimiento de los medios de comunicación en este siglo es excesivo, especialmente aquellos de contenido puramente audiovisual que aportan la información en el llamado "tiempo real".

Dicho crecimiento ha hecho más poderosos a los medios, pero también han surgido contrapesos, sobre todo para respaldar a las sociedades en la solución de sus problemas, como es la violencia generada por los grupos delincuenciales.

Un fenómeno de ese contrapeso es el llamado “quinto poder” que permite oponer una fuerza cívica ciudadana a los poderes fácticos y exigir resultados a los gobiernos.

En cuanto a la labor del periodista, debe ser universal, con un profundo amor a su patria y amplio sentido de responsabilidad social.

Y es que el mejor periodista es quien construye democracia y se convierte en un real agente de cambio.

El periodista es el verdadero guía de la sociedad. Es ver con claridad lo que está sucediendo y participar en la solución de los problemas.

Y que quede claro. El mejor trabajo periodístico es el que se hace para el servicio de toda la sociedad.

Grandes pensadores del periodismo afirman que “debemos fomentar el periodismo de servicio y no el periodismo de poder” como lo dijo el periodista colombiano Javier Darío Restrepo.

El hecho de que el periodista sea respetuoso, significa antes que cualquier cosa, cuidar al ser humano, sobre todo en su privacidad y su forma de pensar, que es trascendental en la escala de valores.

El periodista da la batalla todos los días, en la búsqueda de las mejores noticias, pero enfocadas a resolver los principales problemas de la sociedad, como la inseguridad y el ataque a la corrupción.

El buen periodista requiere de su independencia y su agenda propia.

En el libro “Deontología Periodística” (Jáquez, 2015) destacan pensamientos e ideas de escritores y periodistas que han dejado honda huella en el mundo, entre ellos:

José Marti: “El periodista debe desobedecer a los apetitos del bien personal”.

Joseph Pulitzer:

Una persona demagógica, mercenaria y cínica, producirá con el tiempo una opinión pública a semejanza”.

Gabriel García Márquez:

“Cambiemos algo todos los días”

“Las palabras son mensajeras de la verdad, pero también de la mentira”; decía Agustín Basave.

Es menester sujetarse a los hechos noticiosos, enriquecidos con el buen uso del lenguaje. Hay que elevar las palabras a la máxima expresión, la compresión, pues.

Y es que no debemos olvidar que la palabra es el instrumento prodigioso de la comunicación, posesión exclusiva de los seres racionales y saber usarla es una habilidad envidiable. Si las palabras se usan mal, no seremos escuchados ni leídos con agrado, menos comprendidos.

Conformamos nuestra realidad no sólo a través de aquello que podemos palpar o contemplar con nuestros sentidos de forma directa, sino también en gran medida gracias a las ideas y conceptos, que muchos nos llegan por los diversos medios de comunicación y el creciente poder de las redes sociales.

“Los medios de comunicación no son sino una extensión de los órganos del ser humano, una extensión de su sensibilidad”, como escribió Geovani Sartori en el “Homo Sapiens, Homo Videns”.

La mayoría de nosotros, pensamos en los medios como fuentes que nos brindan noticias o información, es decir los tres medios tradicionales: la prensa, la radio y la televisión.

Sin embargo los medios se han extendido. Y es que con la aparición tan veloz de las nuevas tecnologías nos hemos convertido en parte de ellos mismos.

Este documento es una aportación de pensamientos, ideas y experiencias de periodistas y escritores que elevan esta profesión al arte de creación y transformación constante.

Hombres y mujeres exigen al periodista ser más original que el día anterior. Por ello, los invito a que eleven su pensamiento a lo más sublime. Muevan su capacidad racional y contribuyan con su trabajo a un mejor país.