/ sábado 27 de marzo de 2021

En el centenario de su natalicio el tango y Piazzolla por el mundo

El pasado 11 de marzo se conmemoró el centenario del natalicio del gran músico y compositor argentino Astor Piazzolla, quien acabó de internacionalizar el tango y lo llevó a las grandes salas de concierto. Creador del llamado Nuevo Tango en la década de los 50, fue quien recreó sus más elaborados ritmos, melodías y acentuaciones, de cara a una estilización que otros más tradicionalistas no aceptaron.

Pero Piazzolla y su música acabarían por imponerse, conforme a su honesta y sabia devoción por el género, sumó una no menos admirable preparación de muchos años. Primero con el Octeto de Buenos Aires y después con el Quinteto Nuevo Tango, llevó su obra por todo el mundo y así fue ganando otros espacios para la música argentina, con lo que hasta sus más declarados detractores acabarían por reconocer la vocación y el talento de un músico de tiempo completo.

Alumno de Nadia Boulanger y Alberto Ginastera, su ya inconfundible legado fue escalando con éxito y en vida del autor a otros ámbitos de la promoción y de la difusión, y en materia discográfica sorprenden la cantidad y la variedad de grabaciones suyas y de otros conjuntos e intérpretes por todo el mundo. A casi treinta años de su muerte, su obra sigue más viva que nunca, porque importantes artistas en activo y otros más jóvenes se siguen interesando por su música, por temas suyos ya clásicos que hemos escuchado en toda clase de versiones: sus himnos Adiós Nonimo y Libertango, sus magistrales Estaciones porteñas, su evocadora Suite del Ángel, sus todavía modernos Five Tango Sensations y Le Grand Tango, su modélico Concierto para bandoneón, su referencial Histoire du Tango y por supuesto su ópera-tango María de Buenos Aires.

Considerado por muchos el Gershwin del Río de la Plata, en la medida en que ambos compositores se nutrieron del jazz y consiguieron con fortuna entremezclar elementos clásicos y populares, Piazzolla compuso algunos de los temas que batieron récords en Argentina y fuera del país. Artistas de la talla de los violinistas Salvatore Accardo y Gidon Kremer, o el chelista Yo-Yo Ma, o sus paisanos pianistas Martha Argerich y Daniel Barenboim ––también un notable director––, han tocado con admiración su obra. Agrupaciones más actuales como Gotan Proyect y Bajofondo han llevado los suyos a los antros de baile, comprobando que sigue interesando a las nuevas generaciones.

Enterrado en el Cementerio de la Chacarita de su ciudad natal, donde murió a consecuencia de un largo y lastimoso trastorno cerebral, la Camerata Bariloche quizá sea uno de los ensambles con mayor prestigio que más y mejores discos ha grabado con obra de uno de sus más admirados compositores de cabecera, y todavía recuerdo con placer y con nostalgia cuando vinieron a México a presentar su testimonial gran proyecto de homenaje luctuoso al gran maestro platense recientemente desaparecido, Tango, que incluye obras escritas por el notable compositor argentino ex profeso para ellos, como sus dos Suites para orquesta de cuerdas y solista.

El pasado 11 de marzo se conmemoró el centenario del natalicio del gran músico y compositor argentino Astor Piazzolla, quien acabó de internacionalizar el tango y lo llevó a las grandes salas de concierto. Creador del llamado Nuevo Tango en la década de los 50, fue quien recreó sus más elaborados ritmos, melodías y acentuaciones, de cara a una estilización que otros más tradicionalistas no aceptaron.

Pero Piazzolla y su música acabarían por imponerse, conforme a su honesta y sabia devoción por el género, sumó una no menos admirable preparación de muchos años. Primero con el Octeto de Buenos Aires y después con el Quinteto Nuevo Tango, llevó su obra por todo el mundo y así fue ganando otros espacios para la música argentina, con lo que hasta sus más declarados detractores acabarían por reconocer la vocación y el talento de un músico de tiempo completo.

Alumno de Nadia Boulanger y Alberto Ginastera, su ya inconfundible legado fue escalando con éxito y en vida del autor a otros ámbitos de la promoción y de la difusión, y en materia discográfica sorprenden la cantidad y la variedad de grabaciones suyas y de otros conjuntos e intérpretes por todo el mundo. A casi treinta años de su muerte, su obra sigue más viva que nunca, porque importantes artistas en activo y otros más jóvenes se siguen interesando por su música, por temas suyos ya clásicos que hemos escuchado en toda clase de versiones: sus himnos Adiós Nonimo y Libertango, sus magistrales Estaciones porteñas, su evocadora Suite del Ángel, sus todavía modernos Five Tango Sensations y Le Grand Tango, su modélico Concierto para bandoneón, su referencial Histoire du Tango y por supuesto su ópera-tango María de Buenos Aires.

Considerado por muchos el Gershwin del Río de la Plata, en la medida en que ambos compositores se nutrieron del jazz y consiguieron con fortuna entremezclar elementos clásicos y populares, Piazzolla compuso algunos de los temas que batieron récords en Argentina y fuera del país. Artistas de la talla de los violinistas Salvatore Accardo y Gidon Kremer, o el chelista Yo-Yo Ma, o sus paisanos pianistas Martha Argerich y Daniel Barenboim ––también un notable director––, han tocado con admiración su obra. Agrupaciones más actuales como Gotan Proyect y Bajofondo han llevado los suyos a los antros de baile, comprobando que sigue interesando a las nuevas generaciones.

Enterrado en el Cementerio de la Chacarita de su ciudad natal, donde murió a consecuencia de un largo y lastimoso trastorno cerebral, la Camerata Bariloche quizá sea uno de los ensambles con mayor prestigio que más y mejores discos ha grabado con obra de uno de sus más admirados compositores de cabecera, y todavía recuerdo con placer y con nostalgia cuando vinieron a México a presentar su testimonial gran proyecto de homenaje luctuoso al gran maestro platense recientemente desaparecido, Tango, que incluye obras escritas por el notable compositor argentino ex profeso para ellos, como sus dos Suites para orquesta de cuerdas y solista.