/ martes 30 de junio de 2020

Entre lo privado y lo público

Muchas veces encontramos que acciones ejercidas por las personas en el ámbito privado trascienden al ámbito público; o bien, acciones realizadas públicamente afectan la vida privada de algunos. Expresamos tres casos. Hay más.

Uno – Alguien, generalmente un superior -madre de familia, jefe, directivo-, llama la atención o regaña a alguno en público, sea porque no hizo algo bien, realizó una travesura, erró en algún trabajo, manifestó algo inconveniente o por cualquier otra causa, justa o no. El afectado no pocas veces siente pena o vergüenza, o queda supeditado al escarnio o burla de los demás.

En estos casos quienes buscan corregir o enmendar una falta deben seguir la regla de oro: Señalar, corregir o manifestar al aludido esa falta o error en privado, nunca en público; y también agradecer o reconocer en público a quienes realizan algo bueno o edificante, no en privado, aunque a veces sea conveniente esto último.

Dos – El ser y el pensar de cada quien se manifiesta en privado y en público. A veces se pretende que determinadas ideas, sentimientos, ideales, pensamientos, posturas o expresiones de fe se sometan al ámbito privado, que no pasen al ámbito público porque -supuestamente-, pueden herir susceptibilidades o ser causa de conflictos o transgresiones. En el caso de la fe -y en otros también-, no es posible esconderla, ya que es parte del ser de la persona creyente. La fe se expresa y manifiesta en privado y en público; esto último sin ofensas, proselitismos, agresiones, discriminaciones o imposiciones, con respeto a las posturas ajenas. Simplemente la fe se muestra, y se demuestra en las acciones cotidianas, sin aspavientos.

Tres – En algunos programas televisivos o radiofónicos, en notas de prensa o por las redes sociales, se ventilan públicamente hechos que corresponden a la vida privada de las personas, aunque éstas sean artistas, “famosos”, políticos u hombres y mujeres que se mueven en el ámbito público. Algunos reporteros, periodistas o quienes laboran en los medios de comunicación se meten hasta la cocina y sacan a relucir, con tal de ganar la nota o servir a determinados intereses, hechos que por sí deben permanecer privados. Al sacar los trapitos al sol, no pocas veces injustamente se deteriora la fama o la imagen de los involucrados, y la cosa puede derivar en enfrentamientos, declaraciones, abatimientos o males mayores.

Hay actos de personas que, por el contrario, deben manifestarse públicamente ya que, aunque sean privados, no deben permanecer ocultos, toda vez que inciden en el ámbito público y ofenden al bien de la comunidad.

Entre lo público y lo privado lo importante es moverse entre la verdad y la justicia. ¿Lo ven?


Muchas veces encontramos que acciones ejercidas por las personas en el ámbito privado trascienden al ámbito público; o bien, acciones realizadas públicamente afectan la vida privada de algunos. Expresamos tres casos. Hay más.

Uno – Alguien, generalmente un superior -madre de familia, jefe, directivo-, llama la atención o regaña a alguno en público, sea porque no hizo algo bien, realizó una travesura, erró en algún trabajo, manifestó algo inconveniente o por cualquier otra causa, justa o no. El afectado no pocas veces siente pena o vergüenza, o queda supeditado al escarnio o burla de los demás.

En estos casos quienes buscan corregir o enmendar una falta deben seguir la regla de oro: Señalar, corregir o manifestar al aludido esa falta o error en privado, nunca en público; y también agradecer o reconocer en público a quienes realizan algo bueno o edificante, no en privado, aunque a veces sea conveniente esto último.

Dos – El ser y el pensar de cada quien se manifiesta en privado y en público. A veces se pretende que determinadas ideas, sentimientos, ideales, pensamientos, posturas o expresiones de fe se sometan al ámbito privado, que no pasen al ámbito público porque -supuestamente-, pueden herir susceptibilidades o ser causa de conflictos o transgresiones. En el caso de la fe -y en otros también-, no es posible esconderla, ya que es parte del ser de la persona creyente. La fe se expresa y manifiesta en privado y en público; esto último sin ofensas, proselitismos, agresiones, discriminaciones o imposiciones, con respeto a las posturas ajenas. Simplemente la fe se muestra, y se demuestra en las acciones cotidianas, sin aspavientos.

Tres – En algunos programas televisivos o radiofónicos, en notas de prensa o por las redes sociales, se ventilan públicamente hechos que corresponden a la vida privada de las personas, aunque éstas sean artistas, “famosos”, políticos u hombres y mujeres que se mueven en el ámbito público. Algunos reporteros, periodistas o quienes laboran en los medios de comunicación se meten hasta la cocina y sacan a relucir, con tal de ganar la nota o servir a determinados intereses, hechos que por sí deben permanecer privados. Al sacar los trapitos al sol, no pocas veces injustamente se deteriora la fama o la imagen de los involucrados, y la cosa puede derivar en enfrentamientos, declaraciones, abatimientos o males mayores.

Hay actos de personas que, por el contrario, deben manifestarse públicamente ya que, aunque sean privados, no deben permanecer ocultos, toda vez que inciden en el ámbito público y ofenden al bien de la comunidad.

Entre lo público y lo privado lo importante es moverse entre la verdad y la justicia. ¿Lo ven?