/ miércoles 13 de enero de 2021

Estrategias y razones para ahorrar

La percepción generalizada que se tiene sobre la economía actual es la de un franco deterioro: los clientes no llegan y batallan para pagar, el mandado está muy caro, no hay empleos, las ventas se han desplomado, ya no hay movimiento ni en las quincenas, antes había más dinero, etc.

Lo anterior tiene su sustento en realidades económicas:

Aunque se prevé una tasa de inflación de 3.4% en 2020, la inflación que ha enfrentado la mayoría de las personas es mucho mayor a esta cifra oficial. Y es que las personas y empresas individualmente compran un grupo relativamente pequeño de productos cuyos promedios de inflación no coinciden con la de los grandes grupos de productos del nivel macroeconómico.

En cuanto el empleo, durante el tercer trimestre de 2020 el número de personas económicamente activas se redujo en 6.2% en comparación al año anterior.

El crecimiento de los salarios de los trabajadores inscritos en el IMSS se ha venido reduciendo, tuvieron un crecimiento de 7.2% en 2016, 6.9% en 2017, 5.15% en 2018, 5.6% en 2019 y 5.7% en 2020-2021.

Según cifras del Inegi: El PIB registró una contracción de -0.14% en 2019, y en el segundo trimestre de 2020 fue del -17%.

La Inversión Extranjera Directa (IED) de enero-septiembre de 2020 ascendió a 23 mil 482 millones de dólares, un desplome de 9.9 por ciento en comparación del mismo lapso del año anterior.

La venta de autos nuevos durante la primera mitad del año tuvo una caída del 31.9% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta industria es un termómetro muy preciso del comportamiento de la economía nacional.

Todos estos elementos en conjunto provocan en gran medida un menor dinamismo de la economía local y es lo que las personas que la viven diariamente, perciben correctamente.

Todos estos factores podrían haber sido más salvables si se tuviera en la población el hábito del ahorro, porque como lo he dicho con anterioridad:

“La base de la prosperidad económica para las personas y las empresas es la acumulación de capital y el origen de éste es el ahorro”.

He aquí algunas estrategias para ahorrar que podemos iniciar el 2021:

1. La acción de ahorrar es una actitud, no está determinado por el nivel de ingresos de las persona o de las empresas. En este punto excluimos los ingresos de supervivencia por razones obvias. Fuera de éstos, todos tenemos la posibilidad de ahorrar.

2. El monto del ahorro va de acuerdo al ingreso de una manera proporcional. Idealmente, debería ser el 30% de éste.

3. Primero se debe ahorrar en el instrumento que se haya escogido para tal fin y posteriormente disponer lo que quede del ingreso, anotando detalladamente los gastos, evitando los gastos hormiga: cafés en Starbucks, el dulce del Oxxo, etc.

4. No usar la tarjeta de crédito. Este es un elemento antiahorro, no es nuestro dinero, es un préstamo con altas tasas de interés. Si no se puede comprar con efectivo, no se necesita.

5. El monto de lo ahorrado sólo deberá utilizarse para emergencias médicas, mejoramientos en el inmueble, inversiones productivas, etc. NUNCA para gasto corriente: pago de servicios, esparcimiento o compras de ropa, electrónicos y víveres, etc.

6. Invertir lo ahorrado en inversiones con rendimientos arriba de la inflación, de preferencia en opciones con poca liquidez.


La percepción generalizada que se tiene sobre la economía actual es la de un franco deterioro: los clientes no llegan y batallan para pagar, el mandado está muy caro, no hay empleos, las ventas se han desplomado, ya no hay movimiento ni en las quincenas, antes había más dinero, etc.

Lo anterior tiene su sustento en realidades económicas:

Aunque se prevé una tasa de inflación de 3.4% en 2020, la inflación que ha enfrentado la mayoría de las personas es mucho mayor a esta cifra oficial. Y es que las personas y empresas individualmente compran un grupo relativamente pequeño de productos cuyos promedios de inflación no coinciden con la de los grandes grupos de productos del nivel macroeconómico.

En cuanto el empleo, durante el tercer trimestre de 2020 el número de personas económicamente activas se redujo en 6.2% en comparación al año anterior.

El crecimiento de los salarios de los trabajadores inscritos en el IMSS se ha venido reduciendo, tuvieron un crecimiento de 7.2% en 2016, 6.9% en 2017, 5.15% en 2018, 5.6% en 2019 y 5.7% en 2020-2021.

Según cifras del Inegi: El PIB registró una contracción de -0.14% en 2019, y en el segundo trimestre de 2020 fue del -17%.

La Inversión Extranjera Directa (IED) de enero-septiembre de 2020 ascendió a 23 mil 482 millones de dólares, un desplome de 9.9 por ciento en comparación del mismo lapso del año anterior.

La venta de autos nuevos durante la primera mitad del año tuvo una caída del 31.9% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta industria es un termómetro muy preciso del comportamiento de la economía nacional.

Todos estos elementos en conjunto provocan en gran medida un menor dinamismo de la economía local y es lo que las personas que la viven diariamente, perciben correctamente.

Todos estos factores podrían haber sido más salvables si se tuviera en la población el hábito del ahorro, porque como lo he dicho con anterioridad:

“La base de la prosperidad económica para las personas y las empresas es la acumulación de capital y el origen de éste es el ahorro”.

He aquí algunas estrategias para ahorrar que podemos iniciar el 2021:

1. La acción de ahorrar es una actitud, no está determinado por el nivel de ingresos de las persona o de las empresas. En este punto excluimos los ingresos de supervivencia por razones obvias. Fuera de éstos, todos tenemos la posibilidad de ahorrar.

2. El monto del ahorro va de acuerdo al ingreso de una manera proporcional. Idealmente, debería ser el 30% de éste.

3. Primero se debe ahorrar en el instrumento que se haya escogido para tal fin y posteriormente disponer lo que quede del ingreso, anotando detalladamente los gastos, evitando los gastos hormiga: cafés en Starbucks, el dulce del Oxxo, etc.

4. No usar la tarjeta de crédito. Este es un elemento antiahorro, no es nuestro dinero, es un préstamo con altas tasas de interés. Si no se puede comprar con efectivo, no se necesita.

5. El monto de lo ahorrado sólo deberá utilizarse para emergencias médicas, mejoramientos en el inmueble, inversiones productivas, etc. NUNCA para gasto corriente: pago de servicios, esparcimiento o compras de ropa, electrónicos y víveres, etc.

6. Invertir lo ahorrado en inversiones con rendimientos arriba de la inflación, de preferencia en opciones con poca liquidez.