/ miércoles 27 de febrero de 2019

Hechos y criterios

Al inicio –y desde antes- de la toma de posesión del Congreso de la Unión y del Ejecutivo federal, se han dado –unas buenas y otras no tanto o polémicas- una serie de iniciativas sobre distintos tópicos que tienen o pueden tener repercusiones sobre distintos grupos sociales o el pueblo en general. Unas proceden de anteriores ejercicios gubernamentales y otras son de reciente cuño.

A reserva de comentar sobre otras, nos fijamos ahora en dos: la primera, que se venía cocinando desde hace tiempo, remite al grupo de las(os) trabajadoras domésticas o del hogar; la segunda apunta hacia la supresión del cambio de horario que desde hace unos años se puso en marcha en nuestro país.

Sobre la primera ya habíamos manifestado anteriormente la conveniencia de elaborar un marco legal para reconocer los derechos y prestaciones de este grupo de personas como trabajadoras. Es de aplaudir que luego de un proceso que se fue elaborando desde hace tiempo, por fin se encausa y toma forma. Sin embargo –y ello lo señalamos en ese entonces- hay que tomar en cuenta situaciones diversas de quienes se dedican a esas labores o prestan diferentes servicios, así como las de quienes las contratan o hacen acuerdos sobre su desempeño. No todo el monte es de orégano, y no es lo mismo quienes dedican todo su tiempo a las labores domésticas sirviendo a un solo patrón e incluso convirtiéndose prácticamente en parte de una familia, que quienes laboran determinados días de la semana, uno, dos, tres o más, para distintas personas, o incluso esporádicamente mediante un acuerdo previo; o bien quienes son requeridas por medio tiempo o determinadas horas, o para labores específicas.

Muy sano para todos, trabajadoras y quienes sean considerados patrones, dejar en claro el alcance de sus derechos y obligaciones según los distintos casos. Es de esperar que ello quede reglamentado de modo que no se cometan injusticias a unos u otros.

Sobre la iniciativa para que el cambio de horario en verano e invierno no se verifique, sino se dé un solo horario para todo el año, podemos manifestar que la población de a pie desde hace tiempo lo ha venido solicitando, aunque ciertamente algunos grupos han expuesto la conveniencia de dicho cambio quizá con adaptaciones según las zonas del país.

La iniciativa, apenas en ciernes, debe aclarar cuál horario es el que debe prevalecer, no vaya a ser que salga más caro el caldo que las albóndigas. Se requiere un estudio serio sobre las condiciones de los husos horarios en el centro, este y oeste del territorio nacional. En Chihuahua, particularmente el horario que se tiene en invierno no resulta agradable para muchos de sus pobladores ya que la oscuridad se cierne temprano en el ambiente y afecta la seguridad de no pocos. Esperamos que, aunque la iniciativa sea buena, se lleve a efecto luego de un estudio serio. ¿Lo ven?





Al inicio –y desde antes- de la toma de posesión del Congreso de la Unión y del Ejecutivo federal, se han dado –unas buenas y otras no tanto o polémicas- una serie de iniciativas sobre distintos tópicos que tienen o pueden tener repercusiones sobre distintos grupos sociales o el pueblo en general. Unas proceden de anteriores ejercicios gubernamentales y otras son de reciente cuño.

A reserva de comentar sobre otras, nos fijamos ahora en dos: la primera, que se venía cocinando desde hace tiempo, remite al grupo de las(os) trabajadoras domésticas o del hogar; la segunda apunta hacia la supresión del cambio de horario que desde hace unos años se puso en marcha en nuestro país.

Sobre la primera ya habíamos manifestado anteriormente la conveniencia de elaborar un marco legal para reconocer los derechos y prestaciones de este grupo de personas como trabajadoras. Es de aplaudir que luego de un proceso que se fue elaborando desde hace tiempo, por fin se encausa y toma forma. Sin embargo –y ello lo señalamos en ese entonces- hay que tomar en cuenta situaciones diversas de quienes se dedican a esas labores o prestan diferentes servicios, así como las de quienes las contratan o hacen acuerdos sobre su desempeño. No todo el monte es de orégano, y no es lo mismo quienes dedican todo su tiempo a las labores domésticas sirviendo a un solo patrón e incluso convirtiéndose prácticamente en parte de una familia, que quienes laboran determinados días de la semana, uno, dos, tres o más, para distintas personas, o incluso esporádicamente mediante un acuerdo previo; o bien quienes son requeridas por medio tiempo o determinadas horas, o para labores específicas.

Muy sano para todos, trabajadoras y quienes sean considerados patrones, dejar en claro el alcance de sus derechos y obligaciones según los distintos casos. Es de esperar que ello quede reglamentado de modo que no se cometan injusticias a unos u otros.

Sobre la iniciativa para que el cambio de horario en verano e invierno no se verifique, sino se dé un solo horario para todo el año, podemos manifestar que la población de a pie desde hace tiempo lo ha venido solicitando, aunque ciertamente algunos grupos han expuesto la conveniencia de dicho cambio quizá con adaptaciones según las zonas del país.

La iniciativa, apenas en ciernes, debe aclarar cuál horario es el que debe prevalecer, no vaya a ser que salga más caro el caldo que las albóndigas. Se requiere un estudio serio sobre las condiciones de los husos horarios en el centro, este y oeste del territorio nacional. En Chihuahua, particularmente el horario que se tiene en invierno no resulta agradable para muchos de sus pobladores ya que la oscuridad se cierne temprano en el ambiente y afecta la seguridad de no pocos. Esperamos que, aunque la iniciativa sea buena, se lleve a efecto luego de un estudio serio. ¿Lo ven?