/ jueves 18 de julio de 2019

La Catedral de Chihuahua

La Catedral de Chihuahua es calificada por don Francisco de la Maza, según el Dr. José Fuentes Mares, como la más hermosa muestra del barroco tardío del siglo XVIII. Incluye la colección de pintura virreinal mexicana más importante del norte de México y el suroeste de EU. Bajo sus naves se juró la Independencia y las primeras constituciones, Benito Juárez asistió al réquiem del general Manuel Ojinaga, tal como los generales franceses participaron en los Te Deums por el Segundo Imperio Mexicano. Por ello, vale la pena difundir, urbi et orbi, algunos datos interesantes.

Se bendijo la piedra angular de esta obra por fray Benito Crespo y Monroy el 21 de junio de 1725, y su primer constructor fue José de la Cruz. Aquí, los restos de don José reposarían junto a los fundadores de Chihuahua y al entablamiento sobre los arcos “más rico y suntuoso que se labró en la Nueva España”, diría Francisco de la Maza. Su fachada principal muestra el reloj donde estuvo el escudo de España hasta antes de 1823. Bajando la mirada se ve la figura central de san Francisco de Asís, patrono de la parroquia, y en la clave de la ventana del coro, a san José y Jesús.

La iconografía de la fachada incluye a todos los apóstoles, menos a san Matías, y agrega a san Pablo. En su sección más baja, frente a nosotros y la izquierda, con una copa se distingue a san Juan, y a su lado, san Pedro, mientras en su sección más alta, en la misma calle de san Pedro y al nivel de san Francisco, vemos a san Felipe, patrono de la Villa de Chihuahua. A los lados, se levantan las Torres, que a decir de Dizán Vázquez, son las más originales del barroco mexicano. En el interior de la nave, alrededor del domo, vemos las pechinas con los cuatro doctores de la Iglesia:

San Agustín, con su mitra en la mesa; Jerónimo, junto a un león; Gregorio, a lado del cráneo y san Ambrosio, con birrete. Faltan palabras para describir esta obra que define, tan bien, la voluntad creadora de nuestros antepasados, que no repararon en obstáculos para edificarla, que es una lección del poder del hombre y su apetito de sobrevivencia, como diría don José Fuentes Mares.

agusperezr@hotmail.com

La Catedral de Chihuahua es calificada por don Francisco de la Maza, según el Dr. José Fuentes Mares, como la más hermosa muestra del barroco tardío del siglo XVIII. Incluye la colección de pintura virreinal mexicana más importante del norte de México y el suroeste de EU. Bajo sus naves se juró la Independencia y las primeras constituciones, Benito Juárez asistió al réquiem del general Manuel Ojinaga, tal como los generales franceses participaron en los Te Deums por el Segundo Imperio Mexicano. Por ello, vale la pena difundir, urbi et orbi, algunos datos interesantes.

Se bendijo la piedra angular de esta obra por fray Benito Crespo y Monroy el 21 de junio de 1725, y su primer constructor fue José de la Cruz. Aquí, los restos de don José reposarían junto a los fundadores de Chihuahua y al entablamiento sobre los arcos “más rico y suntuoso que se labró en la Nueva España”, diría Francisco de la Maza. Su fachada principal muestra el reloj donde estuvo el escudo de España hasta antes de 1823. Bajando la mirada se ve la figura central de san Francisco de Asís, patrono de la parroquia, y en la clave de la ventana del coro, a san José y Jesús.

La iconografía de la fachada incluye a todos los apóstoles, menos a san Matías, y agrega a san Pablo. En su sección más baja, frente a nosotros y la izquierda, con una copa se distingue a san Juan, y a su lado, san Pedro, mientras en su sección más alta, en la misma calle de san Pedro y al nivel de san Francisco, vemos a san Felipe, patrono de la Villa de Chihuahua. A los lados, se levantan las Torres, que a decir de Dizán Vázquez, son las más originales del barroco mexicano. En el interior de la nave, alrededor del domo, vemos las pechinas con los cuatro doctores de la Iglesia:

San Agustín, con su mitra en la mesa; Jerónimo, junto a un león; Gregorio, a lado del cráneo y san Ambrosio, con birrete. Faltan palabras para describir esta obra que define, tan bien, la voluntad creadora de nuestros antepasados, que no repararon en obstáculos para edificarla, que es una lección del poder del hombre y su apetito de sobrevivencia, como diría don José Fuentes Mares.

agusperezr@hotmail.com