/ jueves 25 de octubre de 2018

La inercia política

Andrés Manuel López Obrador no podrá terminar en seis años todo lo que ha prometido. Sólo perpetuar su agenda o su presencia en el poder podría lograrlo. Y si no tiene dinero y la deuda con Enrique Peña Nieto se ha duplicado, ¿de dónde piensa obtener los recursos? ¿Más deuda, inflación o impuestos? Y en caso de que decidiera apoyar a la iniciativa civil y empresarial para crear la riqueza que el país y el gobierno necesitan, ¿sería capaz de frenar todas las fuerzas que lo empujan decididamente hacia un Estado benefactor y empresario que no admite competidores?

Otra variable que juega un papel muy importante es su edad y la capacidad que tenga para resistir las tensiones de la silla presidencia. En todos los presidentes la presión de su oficio deja huella. Tendrá que administrar su desgaste para llegar íntegro al final de su gestión. Especialmente preocupante son los resultados del Estado benefactor que se observa en otras latitudes y que es la bandera de las principales ideas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). En Alemania, Francia, los estados nórdicos, etc., existen signos evidentes del desgaste de este modelo.

Tal pareciera que la única alternativa de estos países para proteger el empleo y sus presupuestos es que otras naciones copien su modelo a fin de que las empresas no emigren a otros lugares en busca de menores impuestos y esquemas más económicos de protección social. De alguna manera, el Estado benefactor que Morena busca promover se ha convertido en el instrumento con el que cuentan otros gobiernos para sobrevivir, pues su Estado benefactor se ha quedado con los costos fijos y sin los ingresos que necesitan para cubrirlos. Es una burbuja de bienestar ilusoria.

Si este es el resultado al que, tarde o temprano llegará el Estado benefactor, víctima de las fuerzas que él mismo ha creado, entonces, no sólo ayudaremos a los gobiernos que elijan el camino opuesto, sino que nos convertiremos en sus deudores, porque terminaremos teniendo menos empresas que al inicio de la década. ¿Qué harán los peores seguidores de Morena sin su líder? Darán al pueblo lo necesario para que dependa del Estado, y a los contribuyentes pedirán lo que necesitan para gastar, en vez de atraer a empresas tecnológicas con exenciones fiscales.

No hay un organismo gubernamental que limite el gasto fijo del Estado bajo variables macroeconómicas específicas, cuando los valores económicos mundiales sean adversos. Y cuando los indicadores económicos y sociales no sean favorables, ¿se llegará a tener el coraje de corregir el rumbo y reconocer los errores que son parte de una gestión ideológica que no aprende de la experiencia de otros países, aunque vean los resultados negativos de un Estado omnipotente, por mejor que se desee garantizar la seguridad económica y social de sus ciudadanos dependientes?

Debemos aceptar con pensamiento crítico, que no todo vale, y para ello, basta ver en YouTube la pobreza, el desempleo, la falta de recursos y la desigualdad que hoy enfrentan los pobladores y dirigentes de Alemania o Suecia, para descubrir que hay empresarios que no desean invertir en esos países, y que los impuestos sociales son prohibitivos frente a una economía mundial que busca atraer capitales y mayores beneficios, y eso tiene consecuencias.

agusperezr@hotmail.com



Andrés Manuel López Obrador no podrá terminar en seis años todo lo que ha prometido. Sólo perpetuar su agenda o su presencia en el poder podría lograrlo. Y si no tiene dinero y la deuda con Enrique Peña Nieto se ha duplicado, ¿de dónde piensa obtener los recursos? ¿Más deuda, inflación o impuestos? Y en caso de que decidiera apoyar a la iniciativa civil y empresarial para crear la riqueza que el país y el gobierno necesitan, ¿sería capaz de frenar todas las fuerzas que lo empujan decididamente hacia un Estado benefactor y empresario que no admite competidores?

Otra variable que juega un papel muy importante es su edad y la capacidad que tenga para resistir las tensiones de la silla presidencia. En todos los presidentes la presión de su oficio deja huella. Tendrá que administrar su desgaste para llegar íntegro al final de su gestión. Especialmente preocupante son los resultados del Estado benefactor que se observa en otras latitudes y que es la bandera de las principales ideas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). En Alemania, Francia, los estados nórdicos, etc., existen signos evidentes del desgaste de este modelo.

Tal pareciera que la única alternativa de estos países para proteger el empleo y sus presupuestos es que otras naciones copien su modelo a fin de que las empresas no emigren a otros lugares en busca de menores impuestos y esquemas más económicos de protección social. De alguna manera, el Estado benefactor que Morena busca promover se ha convertido en el instrumento con el que cuentan otros gobiernos para sobrevivir, pues su Estado benefactor se ha quedado con los costos fijos y sin los ingresos que necesitan para cubrirlos. Es una burbuja de bienestar ilusoria.

Si este es el resultado al que, tarde o temprano llegará el Estado benefactor, víctima de las fuerzas que él mismo ha creado, entonces, no sólo ayudaremos a los gobiernos que elijan el camino opuesto, sino que nos convertiremos en sus deudores, porque terminaremos teniendo menos empresas que al inicio de la década. ¿Qué harán los peores seguidores de Morena sin su líder? Darán al pueblo lo necesario para que dependa del Estado, y a los contribuyentes pedirán lo que necesitan para gastar, en vez de atraer a empresas tecnológicas con exenciones fiscales.

No hay un organismo gubernamental que limite el gasto fijo del Estado bajo variables macroeconómicas específicas, cuando los valores económicos mundiales sean adversos. Y cuando los indicadores económicos y sociales no sean favorables, ¿se llegará a tener el coraje de corregir el rumbo y reconocer los errores que son parte de una gestión ideológica que no aprende de la experiencia de otros países, aunque vean los resultados negativos de un Estado omnipotente, por mejor que se desee garantizar la seguridad económica y social de sus ciudadanos dependientes?

Debemos aceptar con pensamiento crítico, que no todo vale, y para ello, basta ver en YouTube la pobreza, el desempleo, la falta de recursos y la desigualdad que hoy enfrentan los pobladores y dirigentes de Alemania o Suecia, para descubrir que hay empresarios que no desean invertir en esos países, y que los impuestos sociales son prohibitivos frente a una economía mundial que busca atraer capitales y mayores beneficios, y eso tiene consecuencias.

agusperezr@hotmail.com