/ domingo 31 de mayo de 2020

La narración es la madre del periodismo

Sin lugar a dudas la narrativa se presenta como una de las principales formas de interpretar el mundo, con mayor razón ahora con la pandemia y el creciente fenómeno mediático.

La narrativa se encarga de poner el orden a través del relato, historias de vida, las experiencias, sufrimientos y programas sociales. En concreto, las construcciones narrativas nos permiten aquietar la incertidumbre y simplificar el entorno, complejo por definición.

La sociedad ha sido castigada por varias pandemias, como la “Peste Negra” o “Peste Pulmonar” que surgió de los roedores y pulgas. Se cree que empezó en el desierto de Gobi, al sur de Mongolia, entre 1331-1334. Al poco tiempo llegó a China vía marítima, luego se extendió a la India y Europa y Norte de África.

La peste había sido considerada como la más mortífera en la historia de la humanidad. No había suficientes avances científicos, pero las creencias y los rumores eran tan fuertes que influyeron negativamente en el comportamiento social. Hoy surge la posverdad, que de acuerdo a la Real Academia Española es la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

Las pasadas pandemias (Peste Pulmonar o Gripe Española), se nos ha presentado como fenómenos de ciencia ficción o “apocalípticos” por parte de la literatura, concretamente en los libros “Un Mundo sin Fin”, del inglés Ken Follett o “La Peste” del francés Albert Camus.

Es imposible llevar un registro y procesar todo el contenido que ha generado la nueva pandemia, pues va desde la publicidad, memes, gráficos, música, posturas de científicos, discursos de gobernantes, religiosos, comunicólogos, economistas, sicólogos, políticos, médicos, artistas, familiares y amigos.

Cada uno nosotros presentamos nuestra visión de mundo sobre el coronavirus, sin embargo, no olvidemos que la función del periodista, escritor o comunicador a través de la narrativa es reducir el caos, en otras palabras aclarar la complejidad que se está viviendo con la pandemia del presente siglo.

Ante la mala y excesiva producción informativa, los espacios son ocupados por los bulos o fake news, creando incertidumbre y miedo, sobre esto vale recordar al poeta y editor chiapaneco Juan Bañuelos (1932), comentaba: “el miedo es la mitad de la muerte”.

La aldea global requiere noticias verdaderas y descongestionar la “basura informativa” de los espacios comunicacionales para pensar con claridad. Al respecto, el escritor italiano Umberto Eco decía: “No son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias”.


La narración es la madre del periodismo

La revista Nexos transcribió (diciembre de 2013), parte de la conversación del periodista del New Yorker, Jon Lee Anderson, durante el primer seminario internacional “El estado del periodismo y los medios”, organizado por el CIDE, en octubre de 2013 en la Ciudad de México.

Sobre el periodismo narrativo dijo: “Es como la Madre Patria de la comunicación. Para mí hay un vínculo directo entre el periodismo narrativo y las tradiciones orales de las tribus, donde los viejos chamanes durante tres días y tres noches contaban -o cuentan algunos todavía, la historia oral, los mitos de creación a los jóvenes. Es como contar un cuento”.


En el periodismo no cabe la ficción

Las causas y efectos de la “Peste Pulmonar del Siglo XIV” y otras pandemias, así como los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki, aparecen en libros y películas como fenómenos apocalípticos, seguramente el Covid-19 estará en muchas obras literarias de ciencia ficción, pero hay que recordar que en el periodismo no cabe la ficción. Aquí es lo real.

“El buen y el mal periodista se diferencian fácilmente: en el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión, o referencia al contexto histórico”, pensamiento del periodista polaco Ryszard Kapuscinski.

El virus ha provocado pobreza, miedo, incertidumbre y muerte. Hay desesperación en la aldea global por encontrar la cura (vacuna) y las grandes potencias económicas están enfrascadas en discursos llenos de mentiras y diatribas. Con lo que hemos visto se ha dicho y publicado de la pandemia, podemos afirmar que la realidad alcanzó a la ciencia ficción. Y será parte del imaginario del escritor.

La ciencia ficción nos lleva a escenarios catastróficos con pocas posibilidades de una “salvación”, pero las hay, es decir existe la esperanza en este desgarrador escenario. La civilización sobrevivió a la Peste Negra”, sin tanto avance en la medicina, por lo que seguramente sobreviviremos a la pandemia de nuestro siglo.

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Para el periodista español Arturo Pérez-Reverte, creador de la famosa novela “La Reina del Sur”, al referirse a la crisis del coronavirus, aconseja "no fiarse ciegamente de nadie, en especial de quien ejerce el poder, pues suele usar las crisis para conservarlo".

Esto lo dijo durante la presentación de su nuevo libro “La cueva del cíclope” y recalcó: "No creo que este virus nos haga mejores personas. Nueve mil años de memoria escrita de la humanidad lo prueban. Lloverán novelas y películas sobre el coronavirus hasta aburrir", aunque ha señalado que él no lo hará.

En tanto el español Javier Reverte, que viajó como periodista y escritor por los cinco continentes (libros escritos El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África), decía que “el buen periodismo fue siempre ir, oír, ver, oler, tocar y contar”.

Por su parte el escritor y periodista mexicano Juan Villoro (libro más reciente "El vértigo horizontal), opina: “El periodismo se ha vuelto más necesario que nunca, pero debe sobreponerse al sistemático ocultamiento de la información. En la lúgubre utopía de 1984, una palabra desaparece del vocabulario: “ciencia”. En tiempos del coronavirus esa palabra cobra fuerza ante una ideología que pretende descalificarla. La amenaza no sólo se cierne sobre el cuerpo, sino sobre la verdad”.

El escritor francés Albert Camus y ganador del Premio Nobel de Literatura, escribió la novela “La Peste” en 1947, ambientada en Orán (Argelia), en la que describe los estragos de una epidemia proveniente de las ratas y que causó miles de muertes, lo que obligó al Gobierno a imponer un drástico aislamiento.

En esta crisis de salud surge lo peor de la sociedad, como el egoísmo y la irracionalidad, pero no todo está perdido, ya que también emerge lo mejor del ser humano, como el sacrificio, el servicio, la solidaridad y la ética.

Camus, que trabajó como periodista, nos recuerda que “el propósito del escritor es evitar que la civilización se destruya a sí misma”…

Nos pueden seguir: palabrapropia@hotmail.com twiter@palabrapropia


Sin lugar a dudas la narrativa se presenta como una de las principales formas de interpretar el mundo, con mayor razón ahora con la pandemia y el creciente fenómeno mediático.

La narrativa se encarga de poner el orden a través del relato, historias de vida, las experiencias, sufrimientos y programas sociales. En concreto, las construcciones narrativas nos permiten aquietar la incertidumbre y simplificar el entorno, complejo por definición.

La sociedad ha sido castigada por varias pandemias, como la “Peste Negra” o “Peste Pulmonar” que surgió de los roedores y pulgas. Se cree que empezó en el desierto de Gobi, al sur de Mongolia, entre 1331-1334. Al poco tiempo llegó a China vía marítima, luego se extendió a la India y Europa y Norte de África.

La peste había sido considerada como la más mortífera en la historia de la humanidad. No había suficientes avances científicos, pero las creencias y los rumores eran tan fuertes que influyeron negativamente en el comportamiento social. Hoy surge la posverdad, que de acuerdo a la Real Academia Española es la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

Las pasadas pandemias (Peste Pulmonar o Gripe Española), se nos ha presentado como fenómenos de ciencia ficción o “apocalípticos” por parte de la literatura, concretamente en los libros “Un Mundo sin Fin”, del inglés Ken Follett o “La Peste” del francés Albert Camus.

Es imposible llevar un registro y procesar todo el contenido que ha generado la nueva pandemia, pues va desde la publicidad, memes, gráficos, música, posturas de científicos, discursos de gobernantes, religiosos, comunicólogos, economistas, sicólogos, políticos, médicos, artistas, familiares y amigos.

Cada uno nosotros presentamos nuestra visión de mundo sobre el coronavirus, sin embargo, no olvidemos que la función del periodista, escritor o comunicador a través de la narrativa es reducir el caos, en otras palabras aclarar la complejidad que se está viviendo con la pandemia del presente siglo.

Ante la mala y excesiva producción informativa, los espacios son ocupados por los bulos o fake news, creando incertidumbre y miedo, sobre esto vale recordar al poeta y editor chiapaneco Juan Bañuelos (1932), comentaba: “el miedo es la mitad de la muerte”.

La aldea global requiere noticias verdaderas y descongestionar la “basura informativa” de los espacios comunicacionales para pensar con claridad. Al respecto, el escritor italiano Umberto Eco decía: “No son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias”.


La narración es la madre del periodismo

La revista Nexos transcribió (diciembre de 2013), parte de la conversación del periodista del New Yorker, Jon Lee Anderson, durante el primer seminario internacional “El estado del periodismo y los medios”, organizado por el CIDE, en octubre de 2013 en la Ciudad de México.

Sobre el periodismo narrativo dijo: “Es como la Madre Patria de la comunicación. Para mí hay un vínculo directo entre el periodismo narrativo y las tradiciones orales de las tribus, donde los viejos chamanes durante tres días y tres noches contaban -o cuentan algunos todavía, la historia oral, los mitos de creación a los jóvenes. Es como contar un cuento”.


En el periodismo no cabe la ficción

Las causas y efectos de la “Peste Pulmonar del Siglo XIV” y otras pandemias, así como los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki, aparecen en libros y películas como fenómenos apocalípticos, seguramente el Covid-19 estará en muchas obras literarias de ciencia ficción, pero hay que recordar que en el periodismo no cabe la ficción. Aquí es lo real.

“El buen y el mal periodista se diferencian fácilmente: en el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión, o referencia al contexto histórico”, pensamiento del periodista polaco Ryszard Kapuscinski.

El virus ha provocado pobreza, miedo, incertidumbre y muerte. Hay desesperación en la aldea global por encontrar la cura (vacuna) y las grandes potencias económicas están enfrascadas en discursos llenos de mentiras y diatribas. Con lo que hemos visto se ha dicho y publicado de la pandemia, podemos afirmar que la realidad alcanzó a la ciencia ficción. Y será parte del imaginario del escritor.

La ciencia ficción nos lleva a escenarios catastróficos con pocas posibilidades de una “salvación”, pero las hay, es decir existe la esperanza en este desgarrador escenario. La civilización sobrevivió a la Peste Negra”, sin tanto avance en la medicina, por lo que seguramente sobreviviremos a la pandemia de nuestro siglo.

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Para el periodista español Arturo Pérez-Reverte, creador de la famosa novela “La Reina del Sur”, al referirse a la crisis del coronavirus, aconseja "no fiarse ciegamente de nadie, en especial de quien ejerce el poder, pues suele usar las crisis para conservarlo".

Esto lo dijo durante la presentación de su nuevo libro “La cueva del cíclope” y recalcó: "No creo que este virus nos haga mejores personas. Nueve mil años de memoria escrita de la humanidad lo prueban. Lloverán novelas y películas sobre el coronavirus hasta aburrir", aunque ha señalado que él no lo hará.

En tanto el español Javier Reverte, que viajó como periodista y escritor por los cinco continentes (libros escritos El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África), decía que “el buen periodismo fue siempre ir, oír, ver, oler, tocar y contar”.

Por su parte el escritor y periodista mexicano Juan Villoro (libro más reciente "El vértigo horizontal), opina: “El periodismo se ha vuelto más necesario que nunca, pero debe sobreponerse al sistemático ocultamiento de la información. En la lúgubre utopía de 1984, una palabra desaparece del vocabulario: “ciencia”. En tiempos del coronavirus esa palabra cobra fuerza ante una ideología que pretende descalificarla. La amenaza no sólo se cierne sobre el cuerpo, sino sobre la verdad”.

El escritor francés Albert Camus y ganador del Premio Nobel de Literatura, escribió la novela “La Peste” en 1947, ambientada en Orán (Argelia), en la que describe los estragos de una epidemia proveniente de las ratas y que causó miles de muertes, lo que obligó al Gobierno a imponer un drástico aislamiento.

En esta crisis de salud surge lo peor de la sociedad, como el egoísmo y la irracionalidad, pero no todo está perdido, ya que también emerge lo mejor del ser humano, como el sacrificio, el servicio, la solidaridad y la ética.

Camus, que trabajó como periodista, nos recuerda que “el propósito del escritor es evitar que la civilización se destruya a sí misma”…

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