/ martes 14 de diciembre de 2021

La política estética

Por: Agustín Pérez Reynoso

En el orden lógico o económico, la libertad, como la posibilidad de llevar con la mayor energía y la menor resistencia la realización de la esencia de las personas o las cosas, está limitada por un principio objetivo superior a ella y que la subordina con carácter imperativo. No así en el terreno del orden estético imaginativo, donde la libertad tiende al infinito. Si consideramos que el desarrollo libre del socialismo de la cuarta transformación (4T) al realizar su propia esencia lleva a la pérdida de la personalidad humana, al final, toda política pública no podrá conciliar libertad y naturaleza.

Esto significa que siempre que se actúe con independencia del orden objetivo del mundo, de sus acuerdos y valores sociales, o incluso, las leyes de la naturaleza, los resultados difícilmente se sostendrán por sí mismos, o a un costo humano y material insostenible. Si la noción de libertad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no puede satisfacer sus aspiraciones en la realidad de la naturaleza, buscará hacerlo en el mundo libre de la imaginación, realizando así, lo que sería la belleza de un mundo utópico de estética pura que trata de conciliar la libertad y la naturaleza.

Esto se hará, en consecuencia, mediante un orden ideal creado por la imaginación; conciliación sentida, y no simplemente percibida. Pero esta política estética no puede ignorar la realidad de la moral que interactúa con la naturaleza. Intentar ignorar la norma moral convierte toda política pública en inmoral. Y aunque la moralidad de la 4T busque cumplir las acciones encaminadas a realizar su ideal transformador, no puede actuar moralmente ignorando al mundo, como si la libertad lo fuera todo, superior a toda voluntad, y que todas las normas se le deban subordinar.

La norma moral es como la norma lógica, una condición ineludible, que el espíritu debe seguir y a la que la conciencia siente necesidad de someterse. Sin el cumplimiento de la primera desaparece la bondad de la acción; sin la obediencia de la segunda no hay verdad en el pensamiento. Si AMLO vive sólo en el orden estético, no debe extrañarnos que actúe sin normas desde donde el sentimiento de libertad puede crear o sentir políticas públicas con un estado psíquico original y único, pero divorciado de la realidad, sin bondad de acción y sin verdad en el pensamiento.

Podemos ver que la razón de la falta de resultados de AMLO y su equipo, como dice Alejandro O. Deustua, es resultado de criterios estéticos, morales, lógicos o económicos que AMLO no se resigna a someter a dogmas absolutos o eternos; no siente la necesidad de conservarlos; no se inquieta dolorosamente con la sustitución de unos ideales por otros, aun cuando sean opuestos. Por el contrario, rechaza la unidad que le absorbe, cuando el ideal unificador asume la forma abstracta de lo universal, que es a lo que aspiraría todo criterio ético. agusperezr@hotmail.com

Agustín Pérez Reynoso

Administrador Financiero

Por: Agustín Pérez Reynoso

En el orden lógico o económico, la libertad, como la posibilidad de llevar con la mayor energía y la menor resistencia la realización de la esencia de las personas o las cosas, está limitada por un principio objetivo superior a ella y que la subordina con carácter imperativo. No así en el terreno del orden estético imaginativo, donde la libertad tiende al infinito. Si consideramos que el desarrollo libre del socialismo de la cuarta transformación (4T) al realizar su propia esencia lleva a la pérdida de la personalidad humana, al final, toda política pública no podrá conciliar libertad y naturaleza.

Esto significa que siempre que se actúe con independencia del orden objetivo del mundo, de sus acuerdos y valores sociales, o incluso, las leyes de la naturaleza, los resultados difícilmente se sostendrán por sí mismos, o a un costo humano y material insostenible. Si la noción de libertad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no puede satisfacer sus aspiraciones en la realidad de la naturaleza, buscará hacerlo en el mundo libre de la imaginación, realizando así, lo que sería la belleza de un mundo utópico de estética pura que trata de conciliar la libertad y la naturaleza.

Esto se hará, en consecuencia, mediante un orden ideal creado por la imaginación; conciliación sentida, y no simplemente percibida. Pero esta política estética no puede ignorar la realidad de la moral que interactúa con la naturaleza. Intentar ignorar la norma moral convierte toda política pública en inmoral. Y aunque la moralidad de la 4T busque cumplir las acciones encaminadas a realizar su ideal transformador, no puede actuar moralmente ignorando al mundo, como si la libertad lo fuera todo, superior a toda voluntad, y que todas las normas se le deban subordinar.

La norma moral es como la norma lógica, una condición ineludible, que el espíritu debe seguir y a la que la conciencia siente necesidad de someterse. Sin el cumplimiento de la primera desaparece la bondad de la acción; sin la obediencia de la segunda no hay verdad en el pensamiento. Si AMLO vive sólo en el orden estético, no debe extrañarnos que actúe sin normas desde donde el sentimiento de libertad puede crear o sentir políticas públicas con un estado psíquico original y único, pero divorciado de la realidad, sin bondad de acción y sin verdad en el pensamiento.

Podemos ver que la razón de la falta de resultados de AMLO y su equipo, como dice Alejandro O. Deustua, es resultado de criterios estéticos, morales, lógicos o económicos que AMLO no se resigna a someter a dogmas absolutos o eternos; no siente la necesidad de conservarlos; no se inquieta dolorosamente con la sustitución de unos ideales por otros, aun cuando sean opuestos. Por el contrario, rechaza la unidad que le absorbe, cuando el ideal unificador asume la forma abstracta de lo universal, que es a lo que aspiraría todo criterio ético. agusperezr@hotmail.com

Agustín Pérez Reynoso

Administrador Financiero