/ sábado 27 de julio de 2019

Las causas del sufrimiento


¿Acaso hay algo más interesante que entender los porqués del comportamiento humano? Desde mi humilde perspectiva creo que la antropología, que significa conocimiento del hombre, debiera ser materia principal en las escuelas pues abarca todos los aspectos del ser humano como son la cultura, la historia, la arqueología, la lingüística, la sicología y sociología, biología, anatomía, o sea todo; y que desde pequeños fuéramos un poco antropólogos, capaces de observar el contexto en el que nos tocó vivir, y con ello mantenernos sólo como observadores, no como protagonistas, para no regarla tanto. Por ejemplo, a mí me tocó vivir en los últimos tiempos de la represión sexual, lo peor que podía sucederle a una familia era tener una madre soltera, en ese contexto tener hijos sin padre era una situación que provocaba mucho sufrimiento, pero hoy no pasa nada; sin embargo, en estos tiempos, algunas familias no superan que las preferencias sexuales de sus hijos sean por personas de su mismo sexo, y sufren por ello.

Buscando por aquí y por allá, las causas de este sufrir, encontré que lo que sucede es que el hombre nunca deja de desear, y en cuanto tiene un deseo satisfecho surge otro, por el que ha de luchar incluso hasta morir, y así, sucesivamente, por los siglos de los siglos, santos amén. Por eso las familias con hijos gay desean que no lo fueran, y el gay desea no ser del sexo que le tocó, y los que están satisfechos con su género desean sexo con la vecina, el que tiene con la vecina desea no tenerlo porque es feo engañar a su esposa, y la esposa desea un marido más enamorado y sus hijos unos padres más felices, y así sigue la cadena, interminablemente.

Es fácil entender esto de brincar de un deseo a otro, recordemos que cuando estamos enfermos nuestro único deseo es estar sanos, incluso nos prometemos que en cuanto sanemos disfrutaremos más la vida y seremos mejores personas; pero no, en cuanto recuperamos la salud viene a nuestra mente un nuevo deseo por el que comenzamos a luchar y a pelear.

Por esto es importante observar cómo vamos tras un deseo y luego otro, sintiendo una cierta infelicidad hasta que lo satisfacemos, y si no lo logramos viene la frustración y el sufrimiento.

El tamaño del sufrimiento depende del tamaño del deseo. Dejemos de desear y saboreemos el presente con lo que hay, a sabiendas de que lo que tenemos tal vez no es lo que deseamos, pero se terminará de todas maneras.

La muerte no espera a que se satisfagan todos los deseos, ella sabe que son interminables.

www.silviagonzalez.com.mx


¿Acaso hay algo más interesante que entender los porqués del comportamiento humano? Desde mi humilde perspectiva creo que la antropología, que significa conocimiento del hombre, debiera ser materia principal en las escuelas pues abarca todos los aspectos del ser humano como son la cultura, la historia, la arqueología, la lingüística, la sicología y sociología, biología, anatomía, o sea todo; y que desde pequeños fuéramos un poco antropólogos, capaces de observar el contexto en el que nos tocó vivir, y con ello mantenernos sólo como observadores, no como protagonistas, para no regarla tanto. Por ejemplo, a mí me tocó vivir en los últimos tiempos de la represión sexual, lo peor que podía sucederle a una familia era tener una madre soltera, en ese contexto tener hijos sin padre era una situación que provocaba mucho sufrimiento, pero hoy no pasa nada; sin embargo, en estos tiempos, algunas familias no superan que las preferencias sexuales de sus hijos sean por personas de su mismo sexo, y sufren por ello.

Buscando por aquí y por allá, las causas de este sufrir, encontré que lo que sucede es que el hombre nunca deja de desear, y en cuanto tiene un deseo satisfecho surge otro, por el que ha de luchar incluso hasta morir, y así, sucesivamente, por los siglos de los siglos, santos amén. Por eso las familias con hijos gay desean que no lo fueran, y el gay desea no ser del sexo que le tocó, y los que están satisfechos con su género desean sexo con la vecina, el que tiene con la vecina desea no tenerlo porque es feo engañar a su esposa, y la esposa desea un marido más enamorado y sus hijos unos padres más felices, y así sigue la cadena, interminablemente.

Es fácil entender esto de brincar de un deseo a otro, recordemos que cuando estamos enfermos nuestro único deseo es estar sanos, incluso nos prometemos que en cuanto sanemos disfrutaremos más la vida y seremos mejores personas; pero no, en cuanto recuperamos la salud viene a nuestra mente un nuevo deseo por el que comenzamos a luchar y a pelear.

Por esto es importante observar cómo vamos tras un deseo y luego otro, sintiendo una cierta infelicidad hasta que lo satisfacemos, y si no lo logramos viene la frustración y el sufrimiento.

El tamaño del sufrimiento depende del tamaño del deseo. Dejemos de desear y saboreemos el presente con lo que hay, a sabiendas de que lo que tenemos tal vez no es lo que deseamos, pero se terminará de todas maneras.

La muerte no espera a que se satisfagan todos los deseos, ella sabe que son interminables.

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