/ sábado 15 de diciembre de 2018

Las tristezas de la Navidad

La tristeza que padecemos algunas personas en estas temporadas es aprendida y cultural. Esto nos sucede con justa razón pues la publicidad nos ha impuesto una imagen cálida, alrededor de un pino con estrellitas titilando causadoras de felicidad, que deseamos imitar. Pero la naturaleza de la noche del 24 es igual a todas las del año, excepto unas horas de oscuridad más, y la alegría en forma de estrellitas que nos penetre y nos haga mágicamente felices no va a venir de fuera.

Amable lector y lectora, la felicidad es alegría interna formada de espiritualidad y pensamientos permanentes positivos no del festejo cultural y aprendido de una noche.

Cuando crecemos nos damos cuenta que la Navidad es un invento creado por los cristianos y aderezado por los capitalistas y que, tal vez, Jesucristo, si es que existió, ni de chiste nació el 24 de diciembre, y si ya de plano nos ponemos a investigar nos damos cuenta que en esta fecha que nosotros llamamos Noche Buena se festejaba una fiesta pagana donde se bebía y comía en exceso para combatir el miedo de que el sol no volviera a salir puesto que es la noche más larga del año.

Es importante que sepamos que somos máquinas de repetición, y si vivimos la Navidad como aprendimos, si a lo largo de nuestras vidas ha habido tristezas y resentimientos en estas fechas, las traeremos de nuevo, puntualmente, porque el cerebro es un camión sin chofer que va a donde le proporcionen las sustancias químicas, a las que está acostumbrado, como la tristeza o el dolor. Pero, afortunadamente, contamos con la voluntad, que puede dominar a la mente para decidir cómo sentirnos sobre un acontecimiento u otro y ser el chofer de nuestro propio autobús.

¿Qué hacer en Navidad para disminuir las tristezas? Analizar sus emociones y sus razones, si tiene afectos extérnelos a las personas que le importan, tal vez el año que entra no esté vivo para hacerlo, y recuerde que el amor único y verdadero es el que tenemos para dar.

Un arma infalible para pasar unas buenas navidades es dar a los menos favorecidos, cosa que nos permite ver que somos afortunados pues tenemos hasta para compartir, y esta reflexión, ya por sí misma, es agradecimiento que nos proporciona alegría interna.

Pero si usted está pasando por un momento de desesperación sintiéndose solo en esta Navidad páguese una cita con el sicólogo y de paso yo le recuerdo que la Navidad es una noche donde la cultura mexicana dicta que se vaya a misa, se estrene ropa, se mire cómo beben los peces en el río y se cene rico, no hay más. Puede aderezarla con una película de amor para que sueñe lindo o leer una novela budista donde no existe la Navidad (yo le digo cuál) y eso le ayudará a cambiar su perspectiva.

La Navidad no es fecha para flagelarnos, es un día como todos los días: para disfrutar la existencia mientras dure.


www.silviagonzalez.com.mx



La tristeza que padecemos algunas personas en estas temporadas es aprendida y cultural. Esto nos sucede con justa razón pues la publicidad nos ha impuesto una imagen cálida, alrededor de un pino con estrellitas titilando causadoras de felicidad, que deseamos imitar. Pero la naturaleza de la noche del 24 es igual a todas las del año, excepto unas horas de oscuridad más, y la alegría en forma de estrellitas que nos penetre y nos haga mágicamente felices no va a venir de fuera.

Amable lector y lectora, la felicidad es alegría interna formada de espiritualidad y pensamientos permanentes positivos no del festejo cultural y aprendido de una noche.

Cuando crecemos nos damos cuenta que la Navidad es un invento creado por los cristianos y aderezado por los capitalistas y que, tal vez, Jesucristo, si es que existió, ni de chiste nació el 24 de diciembre, y si ya de plano nos ponemos a investigar nos damos cuenta que en esta fecha que nosotros llamamos Noche Buena se festejaba una fiesta pagana donde se bebía y comía en exceso para combatir el miedo de que el sol no volviera a salir puesto que es la noche más larga del año.

Es importante que sepamos que somos máquinas de repetición, y si vivimos la Navidad como aprendimos, si a lo largo de nuestras vidas ha habido tristezas y resentimientos en estas fechas, las traeremos de nuevo, puntualmente, porque el cerebro es un camión sin chofer que va a donde le proporcionen las sustancias químicas, a las que está acostumbrado, como la tristeza o el dolor. Pero, afortunadamente, contamos con la voluntad, que puede dominar a la mente para decidir cómo sentirnos sobre un acontecimiento u otro y ser el chofer de nuestro propio autobús.

¿Qué hacer en Navidad para disminuir las tristezas? Analizar sus emociones y sus razones, si tiene afectos extérnelos a las personas que le importan, tal vez el año que entra no esté vivo para hacerlo, y recuerde que el amor único y verdadero es el que tenemos para dar.

Un arma infalible para pasar unas buenas navidades es dar a los menos favorecidos, cosa que nos permite ver que somos afortunados pues tenemos hasta para compartir, y esta reflexión, ya por sí misma, es agradecimiento que nos proporciona alegría interna.

Pero si usted está pasando por un momento de desesperación sintiéndose solo en esta Navidad páguese una cita con el sicólogo y de paso yo le recuerdo que la Navidad es una noche donde la cultura mexicana dicta que se vaya a misa, se estrene ropa, se mire cómo beben los peces en el río y se cene rico, no hay más. Puede aderezarla con una película de amor para que sueñe lindo o leer una novela budista donde no existe la Navidad (yo le digo cuál) y eso le ayudará a cambiar su perspectiva.

La Navidad no es fecha para flagelarnos, es un día como todos los días: para disfrutar la existencia mientras dure.


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