/ viernes 25 de febrero de 2022

Los menonitas en Chihuahua

Hace 100 años los menonitas llegaron a Chihuahua provenientes de Canadá. Conmemorando este centenario, los descendientes de aquellos fundadores de los campos menonitas en la entidad recuerdan con orgullo los retos y los logros de su comunidad, aunque su cultura ha sufrido algunos cambios en este tiempo.

En la Revista Mexicana de Sociología 82, núm. 2 (abril-junio, 2020), la investigadora Dra. Ruhama Abigaíl Pedroza García, subraya el contraste marcado entre la forma de vida de los menonitas pioneros en Chihuahua con la forma de vida de los actuales integrantes de esta comunidad, la mayoría de ellos asentados en territorio del municipio de Cuauhtémoc.

Sea por motivos demográficos (que incluyen los económicos), políticos o religiosos, los menonitas son una comunidad migrante preocupada por su propia conservación. La antropóloga Pedroza dice que, en resumen, “la historia de las grandes migraciones menonitas ha sido: de Prusia a Ucrania (1540-1789), de Ucrania a Canadá (1789-1874), y de Canadá a México (1874-1922)”.

Este último desplazamiento de los menonitas enriqueció al estado y, por ende, al país, no sólo en el aspecto económico, sino que la cultura regional se nutrió con una nueva forma de interpretar el mundo y relacionarse con los demás.

Tan importante es la huella cultural de los menonitas en la región occidental de Chihuahua que su comunidad es uno de los rasgos definitorios de la identidad del municipio de Cuauhtémoc, el cual se ostenta como “Municipio de las Tres Culturas”, reconociendo a los menonitas como una de ellas (las otras dos son los llamados “mestizos” y los tarahumaras).

Hace cien años otra cultura llegó a Chihuahua, otra visión del mundo llegó en tren. El gran contraste entre mexicanos y menonitas fue que la comunidad de éstos estaba concebida como estática y homogénea, y, como es del dominio público, la comunidad mexicana acababa de salir de una sacudida revolucionaria que buscaba un cambio social profundo.

El gobierno interno de las colonias menonitas es conservador y promueve cohesión familiar a través de la fe religiosa y el trabajo arduo. Entre esta visión conservadora y la necesidad del cambio social en México, los menonitas en Chihuahua comenzaron el desarrollo de sus colonias.

Visto como un efecto natural del crecimiento demográfico en los campos, muchos integrantes de la comunidad incursionaron desde hace décadas en actividades que la visión ultraconservadora no acepta, pero ello no representa una renuncia a los rasgos fundamentales que siguen dándoles identidad.

Actividades económicas distintas a la agricultura y la ganadería, ingreso a instituciones educativas no menonitas, uso de tecnologías avanzadas, otras maneras de lidiar con el ocio, entre otras cosas, hacen evidente que los menonitas en Chihuahua han cambiado.

Pero el cambio cultural no es sólo entre menonitas; los no menonitas también hemos cambiado en este proceso de interculturalidad. De eso se trata, de aprender y mejorar, siempre.