/ miércoles 18 de noviembre de 2020

Nuestra relación con los Estados Unidos de Biden

Como el error histórico del gobierno mexicano de Enrique Peña al proporcionarle un recibimiento en Los Pinos de jefe de Estado a Donald Trump, siendo sólo un candidato, cuando llevaba un año insultando y ofendiendo a los mexicanos y sin invitar por añadidura a su contrincante, Hillary Clinton, de la misma manera el gobierno mexicano de Andrés López ha cometido el error de no felicitar al ganador de las pasadas elecciones de los Estados Unidos, con la justificación que se esperaría a la certificación de la elección por el colegio electoral, cuando cerca de 150 jefes de Estado de todo el mundo ya lo hicieron. Y no sólo eso, la oficina del presidente electo realizó una llamada al presidente López, y éste ¡no la tomó! ¿Les parece demasiado? He aquí otra perla: se aventuró a descalificar la elección estadounidense sugiriendo que puede haber un fraude masivo en las 50 elecciones estatales. Tal parece que lo que importa a costa de lo que sea, es recuperar el mito del fraude de 2006.

Hay un dicho que establece: “En política no se cometen errores, se comete el primero y lo demás son las consecuencias”, y vaya que vamos a sentir las consecuencias de estos primeros descomunales errores, así como de todas los actos de abyección que tuvo el presidente López con Trump, incluyendo la vergonzante visita a Washington de López, en plena campaña presidencial en los Estados Unidos.

Estas consecuencias no son sin fundamento. Joe biden, a diferencia de Donald Trump, es un inteligente, eficaz y sagaz político con 40 años de carrera política. Posee una visión integral de lo que sucede en su país y en el mundo. Por otro lado, Biden conoce México, lo que no sucedía con Trump. A él no le apetecerá que México se ofrezca servirle de tapete como moneda de negociación, como lo hizo López con Trump. Por el lado de Kamala Harris, es una política muy inteligente y sumamente firme, que por su lado no votó a favor del T-MEC, así que podemos intuir que lo estará fiscalizando dentro de sus capacidades e influencia. Por otro lado, ella viene del estado de California, conoce la comunidad hispana mexicana y entiende la cultura.

Algunos de los temas que debemos esperar abordar por el equipo Biden/Harris una vez que accedan al poder el 20 de enero de 2021 son los siguientes:

1. La discriminación que realizan Pemex y la CFE sobre el transporte de gas licuado y gasolina a las empresas norteamericanas.

2. Las trabas legales y fiscales aplicadas a las compañías norteamericanas del ramo de las energías renovables (eólicas y fotovoltaicas).

3. Las medidas relajantes sobre el medioambiente imperantes en México y contraviniendo las reglamentaciones del T-MEC

4. La situación de los salarios de los trabajadores mexicanos, ya que en el T-MEC se estipulan salarios de 16 dls a 27 dls en ciertas industrias.

5. Y la cereza en el pastel: la inseguridad creciente en México con consecuencias ya palpables en las comunidades del sur de los Estados Unidos, así como la sensación de contubernio entre el Estado Mexicano y los principales cárteles de la droga que operan en su territorio.

Como el error histórico del gobierno mexicano de Enrique Peña al proporcionarle un recibimiento en Los Pinos de jefe de Estado a Donald Trump, siendo sólo un candidato, cuando llevaba un año insultando y ofendiendo a los mexicanos y sin invitar por añadidura a su contrincante, Hillary Clinton, de la misma manera el gobierno mexicano de Andrés López ha cometido el error de no felicitar al ganador de las pasadas elecciones de los Estados Unidos, con la justificación que se esperaría a la certificación de la elección por el colegio electoral, cuando cerca de 150 jefes de Estado de todo el mundo ya lo hicieron. Y no sólo eso, la oficina del presidente electo realizó una llamada al presidente López, y éste ¡no la tomó! ¿Les parece demasiado? He aquí otra perla: se aventuró a descalificar la elección estadounidense sugiriendo que puede haber un fraude masivo en las 50 elecciones estatales. Tal parece que lo que importa a costa de lo que sea, es recuperar el mito del fraude de 2006.

Hay un dicho que establece: “En política no se cometen errores, se comete el primero y lo demás son las consecuencias”, y vaya que vamos a sentir las consecuencias de estos primeros descomunales errores, así como de todas los actos de abyección que tuvo el presidente López con Trump, incluyendo la vergonzante visita a Washington de López, en plena campaña presidencial en los Estados Unidos.

Estas consecuencias no son sin fundamento. Joe biden, a diferencia de Donald Trump, es un inteligente, eficaz y sagaz político con 40 años de carrera política. Posee una visión integral de lo que sucede en su país y en el mundo. Por otro lado, Biden conoce México, lo que no sucedía con Trump. A él no le apetecerá que México se ofrezca servirle de tapete como moneda de negociación, como lo hizo López con Trump. Por el lado de Kamala Harris, es una política muy inteligente y sumamente firme, que por su lado no votó a favor del T-MEC, así que podemos intuir que lo estará fiscalizando dentro de sus capacidades e influencia. Por otro lado, ella viene del estado de California, conoce la comunidad hispana mexicana y entiende la cultura.

Algunos de los temas que debemos esperar abordar por el equipo Biden/Harris una vez que accedan al poder el 20 de enero de 2021 son los siguientes:

1. La discriminación que realizan Pemex y la CFE sobre el transporte de gas licuado y gasolina a las empresas norteamericanas.

2. Las trabas legales y fiscales aplicadas a las compañías norteamericanas del ramo de las energías renovables (eólicas y fotovoltaicas).

3. Las medidas relajantes sobre el medioambiente imperantes en México y contraviniendo las reglamentaciones del T-MEC

4. La situación de los salarios de los trabajadores mexicanos, ya que en el T-MEC se estipulan salarios de 16 dls a 27 dls en ciertas industrias.

5. Y la cereza en el pastel: la inseguridad creciente en México con consecuencias ya palpables en las comunidades del sur de los Estados Unidos, así como la sensación de contubernio entre el Estado Mexicano y los principales cárteles de la droga que operan en su territorio.