/ lunes 11 de marzo de 2024

¿Qué le está pasando al mundo?

Tengo 33 años y soy parte de una generación a la que nos sorprende mucho acciones que hace el ser humano como las guerras. Pero sorprende más el motivo por el que se generan estos conflictos. Lo más triste es que no hemos podido resolver lo importante a pesar de tanto “desarrollo”.

Muchos de los desafíos que enfrentamos hoy no son realmente nuevos. Son los mismos demonios que han acosado a la humanidad durante siglos, y aún no hemos encontrado la fórmula mágica para desaparecerlos.

Quise escribir esta columna con los cinco problemas que creo que tuvieron que haberse resuelto hace mucho tiempo, pero existen fuerzas o personas que están interesadas en que NO suceda. Incluso creo que existe la “auto-hipocresía”, porque terminamos apoyando lo que sabemos que está mal, por conveniencia a corto plazo, sabiendo que nos afectará en el largo plazo. Nos contamos mentiras a nosotros mismos para aceptar cosas que no deberíamos. No encuentro otra palabra para llamarle a eso.

Primero, la desigualdad: A lo largo de los siglos, las brechas entre ricos y pobres han persistido. La codicia, la explotación y la falta de acceso a oportunidades han dejado cicatrices en la sociedad.

Segundo, los conflictos armados: La guerra, con sus horrores, no es un fenómeno moderno. Desde las guerras mundiales hasta los conflictos regionales, la humanidad ha derramado sangre por ideologías, territorios y recursos. Palestina, Ucrania y otros lugares son solo los últimos capítulos de una historia triste de la humanidad.

El tercero sería la intolerancia y fanatismo: Las guerras religiosas, las persecuciones y los prejuicios han sido compañeros constantes de la sociedad. A pesar de los avances en la educación y la comunicación, seguimos atrapados en la telaraña de la intolerancia. ¿Por qué seguimos matándonos por nuestras creencias? ¿Que nos hace pensar que nosotros siempre estamos bien y los otros mal? Es horrible vivir en una sociedad que sigue juzgando al de al lado, antes de verse a sí mismos.

El cuarto problema que considero se debió resolver hace mucho tiempo es la crisis climática: La Tierra ha soportado la explotación humana durante siglos. La deforestación, la contaminación y el cambio climático son males antiguos. A pesar de las investigaciones, los informes científicos y del consenso global de que tenemos ese problema, siguen existiendo personas muy poderosas que con tal de no perder su modo de vida, niegan la existencia de esta crisis.

Por último sería la pobreza y el hambre: La lucha contra la pobreza y el hambre ha sido una batalla constante. A pesar de los esfuerzos de organizaciones internacionales, millones de personas siguen viviendo en la miseria.¿Que nos sucede que priorizamos otras cosas antes de que un ser humano sufra hambre?

En lugar de aprender de la historia, seguimos repitiendo los mismos errores. ¿No es hora de romper este ciclo? En cada persona está la solución. El día que nos dejemos de mentir a nosotros mismos y apoyemos las acciones correctas sin pensar en nuestro beneficio personal, algo empezará a cambiar. Las elecciones de este 2 de junio son un buen comienzo para hacer lo que nos corresponde. Porque estos problemas son mundiales pero se generan con decisiones locales. Si votas por un político corrupto o un partido que encubre pues estás abonando a esto. Piénsalo.

Tengo 33 años y soy parte de una generación a la que nos sorprende mucho acciones que hace el ser humano como las guerras. Pero sorprende más el motivo por el que se generan estos conflictos. Lo más triste es que no hemos podido resolver lo importante a pesar de tanto “desarrollo”.

Muchos de los desafíos que enfrentamos hoy no son realmente nuevos. Son los mismos demonios que han acosado a la humanidad durante siglos, y aún no hemos encontrado la fórmula mágica para desaparecerlos.

Quise escribir esta columna con los cinco problemas que creo que tuvieron que haberse resuelto hace mucho tiempo, pero existen fuerzas o personas que están interesadas en que NO suceda. Incluso creo que existe la “auto-hipocresía”, porque terminamos apoyando lo que sabemos que está mal, por conveniencia a corto plazo, sabiendo que nos afectará en el largo plazo. Nos contamos mentiras a nosotros mismos para aceptar cosas que no deberíamos. No encuentro otra palabra para llamarle a eso.

Primero, la desigualdad: A lo largo de los siglos, las brechas entre ricos y pobres han persistido. La codicia, la explotación y la falta de acceso a oportunidades han dejado cicatrices en la sociedad.

Segundo, los conflictos armados: La guerra, con sus horrores, no es un fenómeno moderno. Desde las guerras mundiales hasta los conflictos regionales, la humanidad ha derramado sangre por ideologías, territorios y recursos. Palestina, Ucrania y otros lugares son solo los últimos capítulos de una historia triste de la humanidad.

El tercero sería la intolerancia y fanatismo: Las guerras religiosas, las persecuciones y los prejuicios han sido compañeros constantes de la sociedad. A pesar de los avances en la educación y la comunicación, seguimos atrapados en la telaraña de la intolerancia. ¿Por qué seguimos matándonos por nuestras creencias? ¿Que nos hace pensar que nosotros siempre estamos bien y los otros mal? Es horrible vivir en una sociedad que sigue juzgando al de al lado, antes de verse a sí mismos.

El cuarto problema que considero se debió resolver hace mucho tiempo es la crisis climática: La Tierra ha soportado la explotación humana durante siglos. La deforestación, la contaminación y el cambio climático son males antiguos. A pesar de las investigaciones, los informes científicos y del consenso global de que tenemos ese problema, siguen existiendo personas muy poderosas que con tal de no perder su modo de vida, niegan la existencia de esta crisis.

Por último sería la pobreza y el hambre: La lucha contra la pobreza y el hambre ha sido una batalla constante. A pesar de los esfuerzos de organizaciones internacionales, millones de personas siguen viviendo en la miseria.¿Que nos sucede que priorizamos otras cosas antes de que un ser humano sufra hambre?

En lugar de aprender de la historia, seguimos repitiendo los mismos errores. ¿No es hora de romper este ciclo? En cada persona está la solución. El día que nos dejemos de mentir a nosotros mismos y apoyemos las acciones correctas sin pensar en nuestro beneficio personal, algo empezará a cambiar. Las elecciones de este 2 de junio son un buen comienzo para hacer lo que nos corresponde. Porque estos problemas son mundiales pero se generan con decisiones locales. Si votas por un político corrupto o un partido que encubre pues estás abonando a esto. Piénsalo.