/ martes 14 de mayo de 2019

Reconsiderando la belleza

¿Qué es la belleza? Definitivamente el concepto de belleza es muy amplio y cada cuál la observa de diferente manera, con un respaldo de múltiples valores que definen qué es bello y qué no.

Lo que resalta bello a nuestros ojos del exterior tiene mucho que ver con lo que traemos dentro y con lo que percibimos del interior del otro, esto si estamos atentos, porque la distracción externa nos llama a lo inmediato, a lo meramente visible.

Me topo seguido con comentarios acerca de mis pecas y manchas, esas imperfecciones que de estar ausentes me harían ver “mejor”. Pero puedo decir con tranquilidad que después de intentos de desaparecerlas, me reconcilié con el hecho de que son parte de mi piel y no me persigue la obsesión de borrarlas. Por ahí me comentó una dermatóloga que era una lástima que mis manos parecieran de viejita, que hiciera algo, pero al hacerme una prueba con un método para quemarlas nos dimos cuenta que mi piel era tan delgada que en vez de borrar la mancha me quedaba una visible cicatriz. Así que desde ahí dejé de enfocarme en ellas, ya no me incomodan y lo digo de corazón.

Estamos en una fiesta de cumpleaños y la concurrencia no checa con las expectativas de una señora que de inmediato criticó a esas que no empataban con las características de su círculo social, no le gustó la forma en que vestían, ni sus actitudes libres de ser como realmente eran, se salían de esas normas donde aparentar es imprescindible y se sintió incómoda. Se cerró a la más mínima posibilidad de entablar conversación con ellas, porque le parecieron “raras”.

¡Señoras, señores!, estamos metidos en una caja de creencias que nos impide ver la belleza más allá de nuestra percepción visual, nos perdemos la riqueza de conocer nuevas personas porque al momento que las vemos las juzgamos y nos cerramos.

El concepto de belleza está contaminado y ahí en un caminar obsesivo de meter en la caja de creencias a todo el mundo, no limitamos.

Una gran maravilla de la naturaleza es que somos únicos e irrepetibles, tanto en físico como en manera de ser, vamos viajando por esta vida encontrándonos con una belleza que muchas veces tenemos que descubrir más allá de las apariencias. Ese freno ante lo que no es apropiado o nos incomoda, es una limitación que nos fabricamos con una barrera y nos evita conocer el mensaje que sin duda nos traía la situación o las personas que nos topamos.

En este mundo Dios se las arregla para darnos mensajes a través de diferentes seres humanos que se nos cruzan en el camino, pero si los evitamos porque no son de nuestra clase o de nuestro gusto, nos perdemos de la enseñanza. No menospreciemos el valor del otro porque no es “igual” que nosotros. Yo he experimentado lecciones sumamente valiosas de personas que con sólo un comentario me cimbran.

¿Qué es bello para ti? ¿Te amas a ti mismo o estás en esa constante lucha de cambiarte? ¿Qué es lo que ves en los demás? ¿Te has aventurado a ver más profundo de su piel, que su ropa, que su manera de ser?

Cuando reconsideras la belleza, se puede encontrar paz, amarte tal y como eres y convivir con la maravilla de ser tú, consentirte y mirarte al espejo con una afirmación que te hará que te aprecies ¡La vida te ama! ¡Eres perfecto tal y como eres! Y al aceptarte sin limitaciones empezarás a ver a los demás más allá de las apariencias, ¡pruébalo! a tu alrededor hay muchas personas que están para darte un mensaje valioso.


¿Qué es la belleza? Definitivamente el concepto de belleza es muy amplio y cada cuál la observa de diferente manera, con un respaldo de múltiples valores que definen qué es bello y qué no.

Lo que resalta bello a nuestros ojos del exterior tiene mucho que ver con lo que traemos dentro y con lo que percibimos del interior del otro, esto si estamos atentos, porque la distracción externa nos llama a lo inmediato, a lo meramente visible.

Me topo seguido con comentarios acerca de mis pecas y manchas, esas imperfecciones que de estar ausentes me harían ver “mejor”. Pero puedo decir con tranquilidad que después de intentos de desaparecerlas, me reconcilié con el hecho de que son parte de mi piel y no me persigue la obsesión de borrarlas. Por ahí me comentó una dermatóloga que era una lástima que mis manos parecieran de viejita, que hiciera algo, pero al hacerme una prueba con un método para quemarlas nos dimos cuenta que mi piel era tan delgada que en vez de borrar la mancha me quedaba una visible cicatriz. Así que desde ahí dejé de enfocarme en ellas, ya no me incomodan y lo digo de corazón.

Estamos en una fiesta de cumpleaños y la concurrencia no checa con las expectativas de una señora que de inmediato criticó a esas que no empataban con las características de su círculo social, no le gustó la forma en que vestían, ni sus actitudes libres de ser como realmente eran, se salían de esas normas donde aparentar es imprescindible y se sintió incómoda. Se cerró a la más mínima posibilidad de entablar conversación con ellas, porque le parecieron “raras”.

¡Señoras, señores!, estamos metidos en una caja de creencias que nos impide ver la belleza más allá de nuestra percepción visual, nos perdemos la riqueza de conocer nuevas personas porque al momento que las vemos las juzgamos y nos cerramos.

El concepto de belleza está contaminado y ahí en un caminar obsesivo de meter en la caja de creencias a todo el mundo, no limitamos.

Una gran maravilla de la naturaleza es que somos únicos e irrepetibles, tanto en físico como en manera de ser, vamos viajando por esta vida encontrándonos con una belleza que muchas veces tenemos que descubrir más allá de las apariencias. Ese freno ante lo que no es apropiado o nos incomoda, es una limitación que nos fabricamos con una barrera y nos evita conocer el mensaje que sin duda nos traía la situación o las personas que nos topamos.

En este mundo Dios se las arregla para darnos mensajes a través de diferentes seres humanos que se nos cruzan en el camino, pero si los evitamos porque no son de nuestra clase o de nuestro gusto, nos perdemos de la enseñanza. No menospreciemos el valor del otro porque no es “igual” que nosotros. Yo he experimentado lecciones sumamente valiosas de personas que con sólo un comentario me cimbran.

¿Qué es bello para ti? ¿Te amas a ti mismo o estás en esa constante lucha de cambiarte? ¿Qué es lo que ves en los demás? ¿Te has aventurado a ver más profundo de su piel, que su ropa, que su manera de ser?

Cuando reconsideras la belleza, se puede encontrar paz, amarte tal y como eres y convivir con la maravilla de ser tú, consentirte y mirarte al espejo con una afirmación que te hará que te aprecies ¡La vida te ama! ¡Eres perfecto tal y como eres! Y al aceptarte sin limitaciones empezarás a ver a los demás más allá de las apariencias, ¡pruébalo! a tu alrededor hay muchas personas que están para darte un mensaje valioso.