/ martes 24 de julio de 2018

Renuncia por motivos de salud

Un filme de 1975 ganador del Premio Ariel al mejor guion cinematográfico pintaba, en su momento, una situación que se empezaba a hacer común entonces, lo que se denominó una “renuncia por motivos de salud”, y que generalmente escondía otros motivos.

Esas renuncias se referían a funcionarios gubernamentales de cualquier nivel y pocos eran quienes creían que los renunciantes padecieran de alguna enfermedad que las motivara.

Luego surgió lo que se denominó como “chapulines”, es decir quienes renuncian a un puesto generalmente de elección popular para saltar a otro u otros, de ahí lo de “chapulines”, sin haber terminado el encargo que los ciudadanos les dieron con su voto. Eso se volvió común y continúa hasta nuestros días.

Hoy las cosas se miran feas. Muchos ciudadanos cruzaron las boletas electorales por tales o cuales candidatos para ocupar un puesto en los congresos federal o estatal, o bien en algún otro puesto de elección. La idea para muchos era elegir a quienes consideraban los mejores para ocupar los respectivos cargos, y lograron alcanzar el gane, pero, ¡oh sorpresa!, tales cargos serán ocupados por otros, generalmente los suplentes si no existen maniobras como las del famoso Juanito, para que sean otros quienes los detenten. La razón primera es que algunos de esos ganadores han sido seleccionados para fungir como funcionarios en otros puestos.

Y decimos feas porque consideramos casi una burla para los electores el que pensaran que tal o cual persona velaría por sus intereses y resulta que no, que es otro u otra quien lo hará o no lo hará, pues no era quien resultó electo(a).

Creemos debe legislarse para evitar el que diferentes funcionarios que fueron electos para determinado puesto renuncien antes de terminar su periodo para buscar acomodo en otro. La gente pide que terminen su función excepto en el caso que puedan haber cometido alguna acción impropia que merezca el que sean retirados de su puesto.

Y también legislar para que quienes reciban su constancia de triunfo electoral asuman su tarea, y se reglamenten concretamente los casos en que ello pueda evitarse y pedir la anuencia de los electores.

Y cuando la renuncia de alguien sea “por motivos de salud” quede claro a los ojos ciudadanos que es el motivo real. Para ello también es conveniente legislar para determinar cuando alguien puede retirarse de su función. ¿Lo ven?



Un filme de 1975 ganador del Premio Ariel al mejor guion cinematográfico pintaba, en su momento, una situación que se empezaba a hacer común entonces, lo que se denominó una “renuncia por motivos de salud”, y que generalmente escondía otros motivos.

Esas renuncias se referían a funcionarios gubernamentales de cualquier nivel y pocos eran quienes creían que los renunciantes padecieran de alguna enfermedad que las motivara.

Luego surgió lo que se denominó como “chapulines”, es decir quienes renuncian a un puesto generalmente de elección popular para saltar a otro u otros, de ahí lo de “chapulines”, sin haber terminado el encargo que los ciudadanos les dieron con su voto. Eso se volvió común y continúa hasta nuestros días.

Hoy las cosas se miran feas. Muchos ciudadanos cruzaron las boletas electorales por tales o cuales candidatos para ocupar un puesto en los congresos federal o estatal, o bien en algún otro puesto de elección. La idea para muchos era elegir a quienes consideraban los mejores para ocupar los respectivos cargos, y lograron alcanzar el gane, pero, ¡oh sorpresa!, tales cargos serán ocupados por otros, generalmente los suplentes si no existen maniobras como las del famoso Juanito, para que sean otros quienes los detenten. La razón primera es que algunos de esos ganadores han sido seleccionados para fungir como funcionarios en otros puestos.

Y decimos feas porque consideramos casi una burla para los electores el que pensaran que tal o cual persona velaría por sus intereses y resulta que no, que es otro u otra quien lo hará o no lo hará, pues no era quien resultó electo(a).

Creemos debe legislarse para evitar el que diferentes funcionarios que fueron electos para determinado puesto renuncien antes de terminar su periodo para buscar acomodo en otro. La gente pide que terminen su función excepto en el caso que puedan haber cometido alguna acción impropia que merezca el que sean retirados de su puesto.

Y también legislar para que quienes reciban su constancia de triunfo electoral asuman su tarea, y se reglamenten concretamente los casos en que ello pueda evitarse y pedir la anuencia de los electores.

Y cuando la renuncia de alguien sea “por motivos de salud” quede claro a los ojos ciudadanos que es el motivo real. Para ello también es conveniente legislar para determinar cuando alguien puede retirarse de su función. ¿Lo ven?