/ jueves 2 de julio de 2020

Robando libros

“La ignorancia es tan grande, que los ladrones no roban libros”

Dicen que errar es de humanos, desde luego que sí, también es cierto que algunos se equivocan por temor a equivocarse, nadie en esta vida es perfecto (existen quienes le van al América, pero ése es otro boleto), el caso es que en el tema del embajador de México en Argentina, Ricardo Valero, quien hace unos meses, en una prestigiosa librería de Buenos Aires fue captado tratando de hurtar un libro y detenido al querer salir del lugar, embarrando con ello toda la decencia azteca, la culpa viene en buena medida de quien nombra a un señor de edad avanzada y con posibles fallas mentales como embajador para que nos represente en un lejano lugar. Digo, no hay mucho que buscarle. Un robo es un delito y lo cometa quien lo cometa tendrá que enfrentar la justicia en la dimensión adecuada.

El escritor australiano Markus Zusak nos presentó en el 2005 a Liesel, una simpática niña que encuentra el poder de la palabra escrita cuando su padre le enseña a leer un libro que robó en un cementerio donde se encuentra enterrado un familiar querido. Bautizada como “la Ladrona de Libros”, Liesel va creando su mundo custodiado por los escalofríos de la Segunda Guerra Mundial y entendiendo el significado de la vida gracias a los libros que va robando poco a poco. El hurto de estos libros encuentra una comprensión en quien lee la obra ya que cumplieron con un noble fin.

El filósofo Duncan Jevons se atrevió a robar en dos ocasiones la colección completa que constaba de 27 tomos de la conocida enciclopedia británica en un convento de monjas. Los robó, fueron recuperados y cuatro años después, las monjas volvieron a ser atracadas por el mismo ladrón de libros. Difícil de creer.

Cuando el actor y exgobernador Arnold Schwarzenegger entró en 1985 al terreno de la escritura con su libro “The New Encyclopedia of Modern Bodybuilding” (La nueva enciclopedia del culturismo moderno), jamás imaginó que se convertiría en el libro más robado de Inglaterra, a tal grado que la Biblioteca Central de Liverpool optó por dejar de reponerlo. En el primer mundo también tienen lo suyito.

La periodista Bárbara Ayuso sostiene que esos libros robados, que se camuflan en el abrigo, que se acomodan en la cintura del pantalón o que se escurren en el bolso serán los libros que se recordarán para siempre ya que sus letras llevan contagiado el antídoto contra el olvido.

La Asociación de Editorialistas de Chihuahua está por publicar un extraordinario libro con la tinta de 25 columnistas del estado, ya comentaremos de su presentación, estoy seguro que, en este caso, el libro robará por completo su atención. Ande pues.