/ jueves 21 de noviembre de 2019

Suiza

Por mi interés en el medioambiente y su conservación, una amiga me puso en contacto con una persona que vive en Suiza para que me compartiera la manera tan eficiente en que allá manejan la basura.

Antes que nada tienen centros de reciclado muy estrictos y organizados. Plásticos, metales, cartón, papel, vidrio, etc. cada material estrictamente separado. Papeles libres de grapas, cartones sin tapes o pegamentos, vidrios por colores, y todo limpio. También desechan baterías y todo tipo de electrónicos de manera adecuada.

Además hay una recolección a domicilio de desechos vegetales, que se depositan en unos contenedores verdes, y el resto de la basura, la que es desecho inservible y no biodegradable se tira en unas bolsas especiales que se venden en las oficinas de correo o tiendas departamentales, cada bolsa cuesta mas de dos euros, en ese precio están incluidos los gastos de manejo de esa basura. Así que entre más basura se tire más se paga. No se permite tirarla en otras bolsas, eso generaría multa.

Las reglas allá están clarísimas, y el que no las cumple paga.

A este país como a otros se les llama de primer mundo, y lo que les gana ese título es la educación, la tecnología, las oportunidades, su infraestructura, etc.

En la globalización del planeta, en esa conexión entre países a través de medios de comunicación, de información, la tecnología, el comercio, el turismo, nos llegan oportunidades de educación, de imitar lo que en otros lados funciona, y cada pueblo adapta las ideas de otros, para mejoras y avances. Indudablemente es enriquecedor que la humanidad se conecte y comparta sus riquezas intelectuales y sus logros.

Pero he aquí un pequeño detalle ¿Qué pasa cuando le llega a un pueblo una lluvia de propuestas y objetos que son seductores por la comodidad que ofrecen, pero la comunidad no está educada para analizar qué es lo que esa adopción genera?

Simplemente se adopta ese “adelanto” sin considerar consecuencias.

Mucha oferta sin educación es peligrosa, mucha comodidad sin responsabilidad es viciosa.

Hace poco me tocó pasar por San Juanito y me dio pena ver ese hermosísimo lugar saturado de basura: botellas de todo tipo, bolsas de papas, bolsas de plástico, desechables, etc. etc. Voy a Majalca y es lamentable cómo dejan las áreas de acampar y cómo los mismos colonos en vez de traerse su basura a la ciudad la dejan creando un cerro impresionante en cada contenedor.

¡Nos falta educación, y mucha! En todos los niveles sociales y “educativos” no hay conciencia ambiental porque ya estamos saturados de comodidades que muy pocos se atreven a dejar. Señoras, señores, hay que empezar por no usar desechables, hace años nos los introdujeron como la máxima comodidad y ahora son una de las principales fuentes de contaminación.

Gobierno ¡Multen, en caridad de Dios! La conciencia muchas veces ni con la educación llega, hay que pegarle al infractor donde más duela para hacerlo reaccionar: el bolsillo.

Ciudadanos recordemos las ERRES: reducir, reusar, reciclar y sobre todo RECHAZAR lo que está haciendo tanto daño al planeta.

VIGILANTE: Llenos de emoción recibimos la noticia de que hay productos desechables biodegradables y nos estacionamos en la costumbre de seguir tirando. Pero recuerden que un producto aun cuando es biodegradable necesitó un proceso de fabricación que utilizó mucha agua, prendió máquinas que requieren combustible para su elaboración y transporte y muchas veces se fabrican con cartón o papel que vienen de la tala de árboles. Por eso a volver a lavar los utensilios para comer, cada cual los suyos, una muy buena costumbre “yo lo uso, yo lo lavo” o una organización de “Hoy me toca lavar a mí, mañana a ti”.



Por mi interés en el medioambiente y su conservación, una amiga me puso en contacto con una persona que vive en Suiza para que me compartiera la manera tan eficiente en que allá manejan la basura.

Antes que nada tienen centros de reciclado muy estrictos y organizados. Plásticos, metales, cartón, papel, vidrio, etc. cada material estrictamente separado. Papeles libres de grapas, cartones sin tapes o pegamentos, vidrios por colores, y todo limpio. También desechan baterías y todo tipo de electrónicos de manera adecuada.

Además hay una recolección a domicilio de desechos vegetales, que se depositan en unos contenedores verdes, y el resto de la basura, la que es desecho inservible y no biodegradable se tira en unas bolsas especiales que se venden en las oficinas de correo o tiendas departamentales, cada bolsa cuesta mas de dos euros, en ese precio están incluidos los gastos de manejo de esa basura. Así que entre más basura se tire más se paga. No se permite tirarla en otras bolsas, eso generaría multa.

Las reglas allá están clarísimas, y el que no las cumple paga.

A este país como a otros se les llama de primer mundo, y lo que les gana ese título es la educación, la tecnología, las oportunidades, su infraestructura, etc.

En la globalización del planeta, en esa conexión entre países a través de medios de comunicación, de información, la tecnología, el comercio, el turismo, nos llegan oportunidades de educación, de imitar lo que en otros lados funciona, y cada pueblo adapta las ideas de otros, para mejoras y avances. Indudablemente es enriquecedor que la humanidad se conecte y comparta sus riquezas intelectuales y sus logros.

Pero he aquí un pequeño detalle ¿Qué pasa cuando le llega a un pueblo una lluvia de propuestas y objetos que son seductores por la comodidad que ofrecen, pero la comunidad no está educada para analizar qué es lo que esa adopción genera?

Simplemente se adopta ese “adelanto” sin considerar consecuencias.

Mucha oferta sin educación es peligrosa, mucha comodidad sin responsabilidad es viciosa.

Hace poco me tocó pasar por San Juanito y me dio pena ver ese hermosísimo lugar saturado de basura: botellas de todo tipo, bolsas de papas, bolsas de plástico, desechables, etc. etc. Voy a Majalca y es lamentable cómo dejan las áreas de acampar y cómo los mismos colonos en vez de traerse su basura a la ciudad la dejan creando un cerro impresionante en cada contenedor.

¡Nos falta educación, y mucha! En todos los niveles sociales y “educativos” no hay conciencia ambiental porque ya estamos saturados de comodidades que muy pocos se atreven a dejar. Señoras, señores, hay que empezar por no usar desechables, hace años nos los introdujeron como la máxima comodidad y ahora son una de las principales fuentes de contaminación.

Gobierno ¡Multen, en caridad de Dios! La conciencia muchas veces ni con la educación llega, hay que pegarle al infractor donde más duela para hacerlo reaccionar: el bolsillo.

Ciudadanos recordemos las ERRES: reducir, reusar, reciclar y sobre todo RECHAZAR lo que está haciendo tanto daño al planeta.

VIGILANTE: Llenos de emoción recibimos la noticia de que hay productos desechables biodegradables y nos estacionamos en la costumbre de seguir tirando. Pero recuerden que un producto aun cuando es biodegradable necesitó un proceso de fabricación que utilizó mucha agua, prendió máquinas que requieren combustible para su elaboración y transporte y muchas veces se fabrican con cartón o papel que vienen de la tala de árboles. Por eso a volver a lavar los utensilios para comer, cada cual los suyos, una muy buena costumbre “yo lo uso, yo lo lavo” o una organización de “Hoy me toca lavar a mí, mañana a ti”.