/ viernes 27 de diciembre de 2019

UN GRAN PAQUETE

El ser humano empieza su existencia en una vulnerabilidad enorme y así en esa pequeñez y dependencia se aferra a la vida con lo que trae el entorno. El solo hecho de pensar que vengo de ese mágico comienzo, me maravilla, todas las personas que intervinieron para mi cuidado, mi aprendizaje, mi experiencia. Todo lo que ha tenido que pasar para que hoy sea quien soy y esté donde estoy.

Por eso y ante eso, doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de vivir, y a mis padres por haberme dado lugar en su vida, ha sido y es una experiencia tan cambiante y sorpresiva que realmente quisiera que siguiera y siguiera sin tener que formarme en esa fila del tiempo que va mermando las posibilidades de la permanencia en este mundo. ¡Quiero ver más, oír más, saborear mucho más, oler nuevos aromas y seguir sintiendo en mi piel los cambios del clima, acompañada de todos esos seres queridos y maestros que han enriquecido mi vivir, y los que llegarán a mi camino en el futuro! ¡Quiero recuperar el tiempo perdido, quiero abrazar más y demostrar mi amor y mi agradecimiento en el momento!

Soy afortunada, tengo dos nietos, Julieta mi niña amada que con su presencia me dado lecciones valiosísimas y el privilegio de experimentar el amor de abuela por primera vez. Y ahora Hans, que ha sustraído esa abundancia de amor y felicidad que generan los nietos, alegrando mis días con los cambios y regalos de su crecimiento.

He estado pensando en los primeros años de un pequeño, son cruciales, importantísimos, pero muchas veces los padres, ante ese ser que todavía no expresa ampliamente lo que le pasa, se relajan y piensan que las demostraciones de amor pueden esperar, que la disciplina es para los grandes y que lo único que tienen que hacer es alimentar al bebé y ver por sus muy básicas necesidades. ¡Pero que equivocación tan grande! ¡Desde que llega el niño a este mundo hay que abrazarlo, hablarle, explicarle, ponerle horarios y leer con la intuición lo que le pasa y no puede expresar con palabras! Amarlo en una estructura que le dé seguridad.

Todo lo que hagamos y digamos en frente de este maravilloso ser tendrá un efecto en su persona, así que cuidemos nuestras acciones y vocabulario, cuidemos el entorno en el que están y abracémoslos y besémoslos constantemente.

Estamos celebrando el nacimiento de Jesucristo y pienso en la magnitud de engendrar la grandeza de Dios en un ser humano ¡Qué regalo, que llegue a esta dimensión terrena Dios en esa vulnerabilidad! El plan de Dios fue perfecto para que El Salvador creciera y diera testimonio de su amor y verdad eternos.

Hace 2019 años de este suceso de salvación y aún por lo siglos de los siglos está vigente la palabra de Cristo para vivir en paz, con amor y trascendencia. ¡Dejemos de buscar nuevas fórmulas! Cristo desde su nacimiento hasta su muerte nos da todas las lecciones que llenan el corazón. Así como un pequeño que llega a una familia, así llegó Jesús, impactando el entorno desde ese pesebre que da la primera lección “humildad”.

El primer paso para abrirse a los dones propios y ajenos, el primer testimonio que nos enseña cuál es la mayor riqueza y cómo un nacimiento de un ser humano debe acoger lo más importante “el valor del ser humano”.

Que esta fecha nos lleve a hacer un inventario de todas las personas que intervinieron para nuestro bienestar desde nuestra concepción y nacimiento a la fecha, y no olvidemos que hay otros muchos más seres humanos que están detrás de infinidad de cosas que nos dieron y nos dan bienestar.

Que el corazón se abra para que Dios nos llene con su infinito amor y valoremos el gran paquete que define a cada irrepetible ser humano.

¡Feliz Navidad!

ROBERTA CORTAZAR B.

El ser humano empieza su existencia en una vulnerabilidad enorme y así en esa pequeñez y dependencia se aferra a la vida con lo que trae el entorno. El solo hecho de pensar que vengo de ese mágico comienzo, me maravilla, todas las personas que intervinieron para mi cuidado, mi aprendizaje, mi experiencia. Todo lo que ha tenido que pasar para que hoy sea quien soy y esté donde estoy.

Por eso y ante eso, doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de vivir, y a mis padres por haberme dado lugar en su vida, ha sido y es una experiencia tan cambiante y sorpresiva que realmente quisiera que siguiera y siguiera sin tener que formarme en esa fila del tiempo que va mermando las posibilidades de la permanencia en este mundo. ¡Quiero ver más, oír más, saborear mucho más, oler nuevos aromas y seguir sintiendo en mi piel los cambios del clima, acompañada de todos esos seres queridos y maestros que han enriquecido mi vivir, y los que llegarán a mi camino en el futuro! ¡Quiero recuperar el tiempo perdido, quiero abrazar más y demostrar mi amor y mi agradecimiento en el momento!

Soy afortunada, tengo dos nietos, Julieta mi niña amada que con su presencia me dado lecciones valiosísimas y el privilegio de experimentar el amor de abuela por primera vez. Y ahora Hans, que ha sustraído esa abundancia de amor y felicidad que generan los nietos, alegrando mis días con los cambios y regalos de su crecimiento.

He estado pensando en los primeros años de un pequeño, son cruciales, importantísimos, pero muchas veces los padres, ante ese ser que todavía no expresa ampliamente lo que le pasa, se relajan y piensan que las demostraciones de amor pueden esperar, que la disciplina es para los grandes y que lo único que tienen que hacer es alimentar al bebé y ver por sus muy básicas necesidades. ¡Pero que equivocación tan grande! ¡Desde que llega el niño a este mundo hay que abrazarlo, hablarle, explicarle, ponerle horarios y leer con la intuición lo que le pasa y no puede expresar con palabras! Amarlo en una estructura que le dé seguridad.

Todo lo que hagamos y digamos en frente de este maravilloso ser tendrá un efecto en su persona, así que cuidemos nuestras acciones y vocabulario, cuidemos el entorno en el que están y abracémoslos y besémoslos constantemente.

Estamos celebrando el nacimiento de Jesucristo y pienso en la magnitud de engendrar la grandeza de Dios en un ser humano ¡Qué regalo, que llegue a esta dimensión terrena Dios en esa vulnerabilidad! El plan de Dios fue perfecto para que El Salvador creciera y diera testimonio de su amor y verdad eternos.

Hace 2019 años de este suceso de salvación y aún por lo siglos de los siglos está vigente la palabra de Cristo para vivir en paz, con amor y trascendencia. ¡Dejemos de buscar nuevas fórmulas! Cristo desde su nacimiento hasta su muerte nos da todas las lecciones que llenan el corazón. Así como un pequeño que llega a una familia, así llegó Jesús, impactando el entorno desde ese pesebre que da la primera lección “humildad”.

El primer paso para abrirse a los dones propios y ajenos, el primer testimonio que nos enseña cuál es la mayor riqueza y cómo un nacimiento de un ser humano debe acoger lo más importante “el valor del ser humano”.

Que esta fecha nos lleve a hacer un inventario de todas las personas que intervinieron para nuestro bienestar desde nuestra concepción y nacimiento a la fecha, y no olvidemos que hay otros muchos más seres humanos que están detrás de infinidad de cosas que nos dieron y nos dan bienestar.

Que el corazón se abra para que Dios nos llene con su infinito amor y valoremos el gran paquete que define a cada irrepetible ser humano.

¡Feliz Navidad!

ROBERTA CORTAZAR B.