/ miércoles 16 de mayo de 2018

Ya sabes quién

Uno de los candidatos da la impresión de que gastará los recursos públicos sin importar el endeudamiento, el aumento de los impuestos y la inflación. El nombre de su partido parece que excluye a los de tez blanca, todo lo extranjero y que no sea del sur del país. Podemos decir que incluye todo lo nacional, aunque algo pudiera ser reprobable, y rechaza todo lo que no es del país, aunque pudiera ser bueno y provechoso. Ya una vez se hizo nombrar presidente legítimo, porque no le favorecían los resultados de la votación. ¿Podremos confiar en él?


Otro candidato parece tener buenas intenciones e inspira confianza por su juventud, preparación y dinamismo, pero ¿qué tal si combate la delincuencia en una batalla frontal que costará miles de vidas, de policías, soldados, civiles y delincuentes como lo hizo uno de los anteriores presidentes? Desea ser un político diferente, pero actúa como cualquier otro político haciendo creer a la opinión pública que nada bueno ha hecho el partido en el poder, y eso no es verdad. ¿Gobernará bien con sus aliados, aunque sus ideas se opongan?


Una candidata es esposa de un presidente que apostó muchas vidas por la seguridad, pero perdió. Pocas veces en la historia del país se vio tanta sangre derramada. No podemos tener la seguridad de que, en vez de crear fuentes de trabajo para los delincuentes potenciales reduciendo impuestos, vaya a seguir la misma estrategia de su marido destinando cuantiosos recursos públicos en una lucha contra el crimen organizado que sabemos que nunca tendrá resultados concluyentes, mientras el país no crezca económicamente como se necesita.


Hay un candidato que quiere mutilar a los corruptos, pero ¿cuánto tiempo pasará antes de que los crímenes menores sean castigados de la misma manera? ¿Y si se equivocan de persona o la persona resulta inocente? Sabemos que puede pasar. ¿En manos de quién estará impartir esta clase de justicia y qué otros castigos se le ocurrirán a un presidente como este? Tales ideas sirven como un medio efectivo de publicidad, pero no se puede esperar un desempeño especialmente exitoso que lleve a resolver los principales problemas que enfrenta el país.


Finalmente, está el candidato oficial. Con él continuarán las mismas políticas actuales, sin cambios radicales, lo que puede parecer bueno en cuanto a estabilidad económica y política, pero con un crecimiento lento y rezagado, si lo comparamos con otros países. Es todo lo que, en apariencia, puede aportar este personaje: una cómoda tranquilidad pasiva que más bien es un retroceso. Si tiene una buena idea, no lo sabemos, pues sólo hace lo que cualquier político haría, que es quedar bien con todos, que es lo mismo que hacer nada. Sólo eso esperamos.

Pero de los males el menor. Debemos votar a favor de uno, pero ¿quién? Esa es buena pregunta. Tal vez, la juventud le lleve a cometer errores de proporción, pero es posible que eso lo haga, también, por idealista, y puede que por ello sea menos político para hacer lo correcto, aunque no todos estén de acuerdo, ni sea el más popular por hacerlo, pero que redunde en el futuro desarrollo del país. Eso necesitamos: acciones que impacten positivamente con visión de largo plazo, y no actuar con demasiada prudencia. Puede que sí lo haga ya sabes quién.

agusperezr@hotmail.com