/ miércoles 12 de mayo de 2021

La naturaleza llama

El lenguaje tangible de Dios está en la naturaleza, en ella están esas respuestas tan buscadas y rebuscadas por el ser humano. Si de naturaleza hablamos, tenemos que imaginarnos como llegamos a este mundo, sin nada encima, sin ninguna pertenencia, solo nosotros mismos rodeados de toda la maravilla que late desde cada elemento, desde cada ser, desde cada ecosistema que en un círculo de vida se renueva.

Desde que el hombre existe ha tenido que buscar como alimentarse, como protegerse del frío, del calor, en fin, de todos esos fenómenos naturales que se dan en el entorno. Y desde esas necesidades básicas, a través del tiempo se han ido multiplicando inventos para la comodidad del ser supremo del planeta.

Las comodidades que hoy tenemos son muchas y ya ni siquiera las apreciamos, porque ahí están a diario para consentirnos, estamos tan pero tan cómodos, que si tenemos que prescindir de algo que tenemos a la mano regularmente, renegamos como niños consentidos que no tienen tolerancia a la frustración.

El mundo ya está muy lejos de la percepción y apreciación de esa primera creación divina, los inventos, costumbres, modas, el comercio, se valen de lo que sea para saciar el ego de una humanidad que poco a poco ha dejado a la naturaleza a la deriva, ese origen donde está el elemento vital del agua, donde la tierra conjuga los elementos necesarios para que broten las plantas, donde todo tipo de animales equilibran el medio, donde se mueven los vientos que oxigenan la vida. ¡Nada más imaginemos todas esas maquinas activadas para fabricar lo que nos gusta, lo que está de moda, lo que “necesitamos” y el capricho llegue a nuestras manos! Y ahí está esa pregunta tan necesaria. ¿Qué necesitas? ¿Y de esas necesidades que te has creado, cuales son simplemente necedades?.

¡Es que el mundo ya es así! No lo podemos parar, el desarrollo es un motor que no tiene botón de apagado, se encendió y vibrará hasta que Dios lo permita, con esa sabiduría suprema con la que creó una naturaleza que en conjunto reacciona ante lo que acontece.

La mente humana ha ido desarrollando su potencial y los que hoy vivimos debemos apreciar todo lo que el hombre ha inventado y edificado para que vivamos con un sin número de artefactos que nos hacen la vida más fácil.

¿Pero acaso esto tiene futuro si no para este furor?

Vigilante: Prometo que a partir de la semana que entra cambio de tema. Momento de hablar de otra cosa, gracias por su paciencia pero me ciclé en ese sentimiento de frustración del descuido natural. Únete y haz lo que puedas por este mundo, las futuras generaciones te lo agradecerán. Nos vemos próximo miércoles con algo nuevo.

El lenguaje tangible de Dios está en la naturaleza, en ella están esas respuestas tan buscadas y rebuscadas por el ser humano. Si de naturaleza hablamos, tenemos que imaginarnos como llegamos a este mundo, sin nada encima, sin ninguna pertenencia, solo nosotros mismos rodeados de toda la maravilla que late desde cada elemento, desde cada ser, desde cada ecosistema que en un círculo de vida se renueva.

Desde que el hombre existe ha tenido que buscar como alimentarse, como protegerse del frío, del calor, en fin, de todos esos fenómenos naturales que se dan en el entorno. Y desde esas necesidades básicas, a través del tiempo se han ido multiplicando inventos para la comodidad del ser supremo del planeta.

Las comodidades que hoy tenemos son muchas y ya ni siquiera las apreciamos, porque ahí están a diario para consentirnos, estamos tan pero tan cómodos, que si tenemos que prescindir de algo que tenemos a la mano regularmente, renegamos como niños consentidos que no tienen tolerancia a la frustración.

El mundo ya está muy lejos de la percepción y apreciación de esa primera creación divina, los inventos, costumbres, modas, el comercio, se valen de lo que sea para saciar el ego de una humanidad que poco a poco ha dejado a la naturaleza a la deriva, ese origen donde está el elemento vital del agua, donde la tierra conjuga los elementos necesarios para que broten las plantas, donde todo tipo de animales equilibran el medio, donde se mueven los vientos que oxigenan la vida. ¡Nada más imaginemos todas esas maquinas activadas para fabricar lo que nos gusta, lo que está de moda, lo que “necesitamos” y el capricho llegue a nuestras manos! Y ahí está esa pregunta tan necesaria. ¿Qué necesitas? ¿Y de esas necesidades que te has creado, cuales son simplemente necedades?.

¡Es que el mundo ya es así! No lo podemos parar, el desarrollo es un motor que no tiene botón de apagado, se encendió y vibrará hasta que Dios lo permita, con esa sabiduría suprema con la que creó una naturaleza que en conjunto reacciona ante lo que acontece.

La mente humana ha ido desarrollando su potencial y los que hoy vivimos debemos apreciar todo lo que el hombre ha inventado y edificado para que vivamos con un sin número de artefactos que nos hacen la vida más fácil.

¿Pero acaso esto tiene futuro si no para este furor?

Vigilante: Prometo que a partir de la semana que entra cambio de tema. Momento de hablar de otra cosa, gracias por su paciencia pero me ciclé en ese sentimiento de frustración del descuido natural. Únete y haz lo que puedas por este mundo, las futuras generaciones te lo agradecerán. Nos vemos próximo miércoles con algo nuevo.