Si algo ha caracterizado la narrativa del gobierno de Andres Manuel Lopez Obrador ha sido el mencionar siempre que la prioridad será la atención a los pobres y exaltar los programas sociales de su gobierno.
No podemos negar la gran deuda que tiene este país con la desigualdad y con las personas que más necesitan. Para poder reducir la desigualdad y mejorar las condiciones de vida de las personas, el gobierno debería jugar un rol de redistribuidor de las riquezas a través de sus programas sociales. Y con toda la información que nos ha llegado podríamos llegar a pensar que en eso la 4T lo ha hecho muy bien pero NO es así y aquí van los datos:
Primero, debemos decir que este no es el gobierno federal que más dinero le ha metido a los programas sociales. En 2014 el gobierno gastó el 5.3% del Producto Interno Bruto en programas de ayuda social, mientras que el máximo de este sexenio fue 2020 con el 4.6%.
Segundo, en un momento de crisis como las que estamos viviendo a nivel mundial por la pandemia, los gobiernos deciden proteger a las familias del golpe económico aumentando el gasto en programas sociales. Así lo hicieron más de 150 países, sin embargo, el gobierno de AMLO decidió permanecer con la misma política social que se tenía antes de la pandemia. México sólo aumentó un .2% del PIB mientras que países como Brasil y Chile aumentaron más de 7.2%. En resumen, los pobres ahora son más pobres por la pandemia.
Tercero, se habló mucho de que con la eliminación de intermediarios ahora los programas sociales llegarían a más personas. Cosa que hasta la fecha es falsa. En 2019, el INEGI reportó que solo el 26% de los hogares recibían algún tipo de programa social. Este número avanzó en 2020 y 2021, 28% y 30% respectivamente. Sin embargo, en 2015 se tenía el 30% de los hogares reportando recibir un apoyo social. Por lo que la mejoría no se ha visto hasta este momento y se evidencia que la eliminación de los anteriores programas sociales si afectó la distribución.
Cuarto y último dato, la propaganda de la 4T habla sobre el enfoque en ayudar a los más pobres e incluso lograr que más del 90% de los hogares en pobreza extrema reciba algún programa social. Sin embargo, solamente han podido llegar al 35% de los hogares del veintil con menores ingresos, cuando en 2016 se llegaba al 61% de esos hogares. Y lo más alarmante, sus políticas han permitido la universalización de los beneficiarios al grado que la persona más rica de México podría recibir apoyos sociales, tan es así que miembros del gabinete presidencial reciben apoyos económicos de programas sociales. Eso ha logrado que en los veinitiles con mayores ingresos crezca el porcentaje de familias que reciben apoyos, por lo que nunca se logrará una verdadera redistribución de la riqueza.
Echémosle un ojo a estos datos para argumentar bien el porqué se podría considerar una fallida política social de la 4T, hasta este momento, siendo su principal bandera.
Si te interesan las gráficas y las fuentes, escríbeme a aminanchondo@gmail.com y con mucho gusto las envío.
