/ sábado 24 de agosto de 2019

Las empresas, ¿delincuencia organizada?

La propuesta de ley de que los delitos fiscales pasen a ser penales terminará de desanimar la inversión interna y externa. Así de grave es.

La intención de esta nueva ley es mejorar la recaudación de rentas, perseguir a las empresas fantasmas, las que facturan ilegalmente, las que no pagan o no lo hacen a tiempo, etc. Y tiene su razón de ser, porque estos delitos son ciertos y muchos, sin embargo, parece que podrá usarse para que toda aquella empresa con un cierto nivel de ingresos pase a ser parte del Estado.

Hay muchas incongruencias en esta propuesta de ley, por ejemplo, cuando una persona física se constituye como empresa entra al sistema tributario por vías legales, por eso no puede ser perseguida por actos ilegales. Además, se organizó por medio de la ley en una empresa lícita que va a producir ingresos, trabajo, bienes, y no delitos, por eso no puede ser perseguida por delincuencia organizada. Tampoco puede ser juzgada como una organización delincuente porque la delincuencia organizada no tiene entidad jurídica, ¿o acaso hay una empresa que se llame La Gente Nueva del Chapo S.A. y pague IMSS, Infonavit...?

Entonces, querido lector, lectora, los expertos temen que a partir de que una empresa pague un peso de menos al SAT, se iguale al nivel de un cártel. Luego viene la cuestión de la reparación del daño y del decomiso, y entonces podría suceder que Coca Cola, Bimbo (por poner un ejemplo) pase a ser parte de la delincuencia organizada y que no se le va a pedir, como antaño cuando era delito fiscal, la reparación del daño, sino el decomiso de sus bienes, por lo que de inmediato se confiscaría sus posesiones y el Estado se queda con ellos. Esto es gravísimo. Suena muy bien para quitarle a la mafia del poder, o a los ricos, que tan gordos nos caen, y desahogar nuestro odio, pero no para quien tiene una empresita de dulces artesanales, una peluquería o una tortillería. Dejarle al Estado las empresas, suena bien para los pobres de conocimiento sobre economía.

Estimado lector, lectora, son días delicados, informémonos hoy más que nunca. Hable con su familia, con sus parientes, con quien pueda, recordándole que tendremos una sola y tal vez única oportunidad en el 2021 de volver a la institucionalidad y al orden corrupto que teníamos, que duela como duela, cuando menos, la gente honrada y trabajadora, era dueña de lo suyo.


Namasté

www.silviagonzalez.com.mx







La propuesta de ley de que los delitos fiscales pasen a ser penales terminará de desanimar la inversión interna y externa. Así de grave es.

La intención de esta nueva ley es mejorar la recaudación de rentas, perseguir a las empresas fantasmas, las que facturan ilegalmente, las que no pagan o no lo hacen a tiempo, etc. Y tiene su razón de ser, porque estos delitos son ciertos y muchos, sin embargo, parece que podrá usarse para que toda aquella empresa con un cierto nivel de ingresos pase a ser parte del Estado.

Hay muchas incongruencias en esta propuesta de ley, por ejemplo, cuando una persona física se constituye como empresa entra al sistema tributario por vías legales, por eso no puede ser perseguida por actos ilegales. Además, se organizó por medio de la ley en una empresa lícita que va a producir ingresos, trabajo, bienes, y no delitos, por eso no puede ser perseguida por delincuencia organizada. Tampoco puede ser juzgada como una organización delincuente porque la delincuencia organizada no tiene entidad jurídica, ¿o acaso hay una empresa que se llame La Gente Nueva del Chapo S.A. y pague IMSS, Infonavit...?

Entonces, querido lector, lectora, los expertos temen que a partir de que una empresa pague un peso de menos al SAT, se iguale al nivel de un cártel. Luego viene la cuestión de la reparación del daño y del decomiso, y entonces podría suceder que Coca Cola, Bimbo (por poner un ejemplo) pase a ser parte de la delincuencia organizada y que no se le va a pedir, como antaño cuando era delito fiscal, la reparación del daño, sino el decomiso de sus bienes, por lo que de inmediato se confiscaría sus posesiones y el Estado se queda con ellos. Esto es gravísimo. Suena muy bien para quitarle a la mafia del poder, o a los ricos, que tan gordos nos caen, y desahogar nuestro odio, pero no para quien tiene una empresita de dulces artesanales, una peluquería o una tortillería. Dejarle al Estado las empresas, suena bien para los pobres de conocimiento sobre economía.

Estimado lector, lectora, son días delicados, informémonos hoy más que nunca. Hable con su familia, con sus parientes, con quien pueda, recordándole que tendremos una sola y tal vez única oportunidad en el 2021 de volver a la institucionalidad y al orden corrupto que teníamos, que duela como duela, cuando menos, la gente honrada y trabajadora, era dueña de lo suyo.


Namasté

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